viernes, 28 de noviembre de 2008

Bombay

Cuando era niño, uno de los lugares del mundo que soñaba con conocer, era Bombay.
No Calcutta -- después de leer la prodigiosa novela La Canción de Kali de Dan Simmons, a los 18 años, le agarré tanto miedo, que hasta pesadillas ambientadas ahí tuve- si no Bombay.

Pero hoy tengo sangre en mi boca,
en mi lengua,
en mis dedos,
en mis ojos.

No quiero mirar.
Pero no puedo dejar de ver.

No puedo escribir más.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

The Au Pairs: Nada de señoritas decentes

Esta entrada va dedicada a Selvita Hernández,
por que a ella también le gusta 'Dear John'

Las Au Pairs suelen aparecer en los menús del britpop post-punk en el mismo renglón que otras bandas más conocidas como Gang of Four, The Mo Dettes, y Delta 5, pero siempre se las ha visto como un poquito menos. La razón de esta injusticia, a pesar de que son tan interesantes como las otras bandas citadas, es que, mientras que esos grupos seulen ser señalados como pioneros de la diáspora del punk y el New Wave, las Au Pairs, prefirieron mantenerse en un territorio intermedio, algo que muchos no les perdonarían nunca.

La propia banda, lidereada por la formidable Lesley Woods nunca ha tenido problema para reconocer que su sonido proviene de una coyuntura muy específica en el pop: 1981 fue un año clave en la onda británica y ellas lo que querían era hacer música que tuviera humor y pudiera bailarse, apartada de los preceptos ruidosos del punk agónico ya y de la sacarina.

Para ellas, la ruta del sarcasmo provocador sería una opción vital y conseguirían dar paso a bandas como Las Breeders, Throwing Muses, Blake Babies e incluso, ¿por qué no? Interpol y Franz Ferdinand, que algo le deben a estas lesbianitas tan chic, que gracias a las bofetadas que proporcionaban a los formuliasmos convencionales sobre las identidades sexuales y la posición femenina en la música las hace trascender la etiqueta deplorable de "música de chicas" (que es lo que finalmente las trae a esta sección de arqueología pop) Sus mejores temas son tensión eléctrica en ritmo, guitarra y coros.

Son totalmente británicas, sardónicas y con mala leche, nada de ser señoritas debutantes con guantes blancos y zapatitos de moda. Estas mujeres no tienen pelos en la lengua yt lo dejan claro con temas como Dear John (una de mis canciones favoritas de siempre) y/o We're so cool, en la que Lesley se burla con ganas de esos tipos machotes que explotan sexualmente a sus conquistas.

El que sean un producto del desencanto que como electroshock sacudió la escena musical en el florecimiento Thatcherita, es un punto a su favor. La importante presencia femenina en la autoría de los temas, también funciona como consecuencia de lo mismo. La mística femenina de Lesley Woods y de su socia Jane Munro prevalece y por momentos, están más cerca de la calle que la mismísima Annie Lennox, que como vimos antes, ese año estaba preparándose para tomar el mundo por asalto, donde Kate Bush andaba fascinada (y fascinante) por sus Cumbres Borrascosas.

El Playing With a Different Sex tiene su propia personalidad y es un discazo, con temas muy personales y un inquietante y espléndido cover de David Bowie -- en este caso es la muy poco conocida Repetition, incluida en el álbum Lodger- se dan el lujo de darle la vuelta a la tortilla y con sus letras salvajes, demuestran una frescura singular, que aún ahora, veintisiete años después, aún se deja sentir.

Para descubrir este álbum seminal en la historia del pop y que sin lugar a dudas ofrece horas de mover el esqueleto y algunas carcajadas con humor muy negro, descárguenselo haciendo click aquí y luego vienen y me cuentan qué les pareció.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Gente apasionada: 90 años de Women in Love

En la creación de la formidable Gudrun Brangwen, protagonista junto con su hermana Úrsula de Women in love, su quinta novela, D.H. Lawrence (1885-1930) logra una de las más destacadas figuras femeninas en la historia de las letras inglesas, tal vez sólo comparable con personajes como Clarissa Dalloway (Virginia Woolf), Elizabeth Bennet (Jane Austen) o Dorothea Casaubon (George Eliot); no obstante, si éstas son heroínas que fueron concebidas y ejecutadas por mujeres, Gudrun destaca por lo opuesto: es un demonio, una predadora, cuya naturaleza está tan perfectamente lograda, que el lector queda impactado de que éste personaje sea obra de un hombre, cuyas relaciones con mujeres (salvo con su esposa, Frieda), fueron más bien limitadas: la esencia está ahí y es su extraña elación al momento de arrastrar a quienes la rodean a un jardín de las delicias terrenas y simultáneamente de los horrores arcanos lo que la vuelve inolvidable para quien descubre esta novela, aun si no es la primera vez. Siempre hay alguna sorpresa, algún detalle furtivo que cambia la jugada conforme se acerca uno gradualmente a ella, como ante el altar de un sacrificio, lo cuál es, en cierta forma, uno de los temas de la historia.

Nacido en el seno de lo que hoy de modo políticamente correcto llamaríamos “una familia disfuncional”, Lawrence fue estimulado por su madre (a la que adoró rayando en lo enfermizo) para ser hombre de cultura. Ella había sido maestra de escuela y abiertamente despreciaba a su marido minero, de este modo, aposta generaba animadversión entre padre e hijo, haciendo del clima familiar un infierno. Éste se reproduce en Hijos y amantes (la segunda y muy autobiográfica novela de Lawrence, escrita cuando era veinteañero) y en cierta forma sirve como base para los dos fascinantes affairs que retrata en la que muchos consideran su obra maestra, más allá de Lady Chatterley, cuyo trayecto a la luz pública fue muy distinto.

En la historia de Mujeres enamoradas, primero conocemos a las hermanitas Brangwen, que son inconformes mujeres modernas cautivas del microcosmos consuetudinario de Beldover, su pueblo natal, que en sí no es muy distinto al poblado de Nottingham, donde Lawrence creció. Ambas chicas tienen claras ambiciones artísticas que sus padres (cuyo matrimonio es explorado en The Rainbow, novela inmediatamente anterior en la que Lawrence incursionó en temas de saga multigeneracional, el lesbianismo y la pérdida de la inocencia sexual) no lograron sofocar.

rsula, virginal, dulce y sensible, es maestra de la escuela local. Por otra parte, Gudrun, muy-a-la-moda y de carácter volátil, recién ha vuelto después de pasar una temporada en Londres, inmersa en una vida libre. Como es natural, está inquieta. Ambas deben encarar la inminencia de un probable matrimonio (ya están en edad, si no es que ya se están pasando) y asentarse a una vida de amas de casa. Esto no parece molestarle a Úrsula, pero Gudrun (así llamada por la leyenda nórdica de la pecadora que mató a su marido y lo pagó con lágrimas) se muestra aprensiva ante la idea de un matrimonio convencional. En la vida de ambas hacen su aparición dos hombres: Rupert Birkin (un autorretrato del propio Lawrence), intelectual bohemio y progresista, que a su vez es amigo íntimo de Gerald Crich, el heredero de las minas locales, hombre apuesto y pudiente, pero moralmente vacío. Birkin comienza de un modo excéntrico el cortejo de Úrsula, aun rompiendo su relación con la aristocrática pero sofocante Hermione Roddice, con todo lo que esto implica —la pérdida de una sustancial fortuna y la llave a un círculo letrado muy exclusivo—, mientras Gudrun obsesiona a Gerald, quien hace hasta lo imposible por poseerla y ella decide dejarse poseer, consciente de que es ella quien maneja los hilos. Lo que ninguno sabe aún es que hay una tercera historia de amor, quizá más turbulenta que las anteriores, oculta entre las líneas.

Lawrence comenzó a escribir Mujeres enamoradas al fragor de la Primera Guerra Mundial. Para entonces, su vida asemejaba una novela: muy joven se había fugado con una mujer casada mayor que él, llamada Frieda Von Richthofen y juntos habían vivido “en pecado” hasta que a ella se le otorgó el divorcio. Esto contribuyó, junto con la naturaleza controversial de su obra anterior, a darle fama, pero en 1917 Lawrence estaba en la indigencia y sus libros no eran bien recibidos debido a su carácter explícito. Esto no lo detuvo y la novela fue realizada en menos de medio año, en una ruinosa casa frente al mar de Cornwall. Estaba furioso con Inglaterra, no sólo por el clima político, sino también por la censura que había encontrado y la discriminación hacia su mujer de origen alemán; pero también estaba enojado consigo mismo por no poder controlar sus instintos homosexuales que lo habían acosado por años y que había tratado de sofocar desde su adolescencia. Este es un elemento clave dentro de la trama y se refleja en la dolorosa y angustiada búsqueda de Birkin por encontrar la comunión perfecta entre tres aspectos del amor humano: el amor sexual con la mujer y el amor místico y sublime con otro hombre.

Es así que surge en el texto uno de los episodios memorables, cuando Birkin y Gerald, completamente desnudos establecen un combate grecorromano, con la intención de ejercitar tanto físico como mente, puesto que ambos han pasado por una experiencia traumática (en el capítulo anterior, la hermana menor de Gerald se suicida por ahogamiento, llevándose —literalmente— entre las piernas a su marido). Sin embargo, el discurso de Birkin al respecto es más persuasivo: “quiero la totalidad del amor”, explica mientras se visten, “La vida ofrece toda clase de cosas. No existe un único camino”, Gerald elegantemente declina su sutil proposición, aunque admite que le halaga y Birkin decide entonces casarse con Úrsula, quien por supuesto, está encantada. No obstante, sin que ninguno lo imagine, negarse a tener una relación íntima es lo que sella el destino de los dos hombres.

El clímax de la novela traslada a los personajes en una doble luna de miel al Tirol, donde Birkin y Úrsula tienen una luna de miel fría y Gudrun y Gerald se hacen de la vida un infierno carnal: ella conoce al escultor Loerke, un hombre vil y lleno de horrendos defectos, que sin embargo la impacta como una figura de gran poder intelectual. Comparándolo con el atlético pero insensible Gerald, la muchacha decide que su amante es un gusano y como tal, busca atormentarlo para que la deje, y de este modo, ella pueda irse con Loerke (que representa todas sus ambiciones pseudointelectuales y la intoxicante posibilidad de la aventura desconocida) a Alemania. Gerald, enfurecido, la golpea brutalmente y luego se pierde en la nieve. Su cadáver congelado es hallado poco después y el único que derrama sinceras lágrimas por él es Birkin. Mientras Gudrun sale de la novela, prácticamente de un plumazo: “Gudrun se fue a Dresden”, escribe Lawrence “y no escribió cartas”, sin ningún remordimiento por lo que ha hecho, Birkin sí sufre una terrible sacudida a su muy cuidado sistema. Úrsula, su mujer, trata de confortarlo:


"¿Necesitabas de Gerald?" preguntó ella una noche.

"Sí," dijo él.

"¿No basta con tenerme a mí?"

"No... tú eres suficiente para mí, porque no quiero otra mujer, pero también quería un hombre cerca, tan eterno como tú y yo lo somos."

"Yo no necesito de nadie más," dijo ella "tú eres más que suficiente para mí."

"Contigo no necesito ninguna otra intimidad, Úrsula. Pero para hacerla completa y tener mi felicidad total, quería la unión con un hombre también: otra clase de amor."

"No puede ser, es obstinación tuya, una teoría, ¡una perversión!"

"Bueno," dijo él

"No puedes tener dos clases de amor, porque eso es imposible."

"No me parece," respondió él.

Según el crítico literario Richard Aldington, quien era amigo de Lawrence, la novela debió llamarse Everybody in hate, más que Women in love; su descripción de las tormentosas y atormentadas relaciones entre ambas parejas hizo que en su momento de primera publicación, a fines de 1918, a novela fuera denunciada como “indecente” y prohibida en Inglaterra. Fue hasta 1920 que vio la luz en Estados Unidos, siendo apoyada por la escritora Rebecca West, quien le dio una magnífica reseña en el New Statesman (influyente rotativo hoy desaparecido), lo que atrajo a Lawrence a Nuevo México, ya que padecía de tuberculosis (eventualmente la causa de su muerte) y el clima le beneficiaría. Además, le pesaba ser tan repudiado en su tierra, a donde nuca más volvió (el escándalo por Lady Chatterley fue espectacular) y murió en el sur de Francia en marzo de 1930.

Pese a la negra suerte que lo persiguió, Lawrence logró trascender y su obra sigue siendo muy leída alrededor del mundo. En 1968, el productor Larry Kramer contrató al cineasta Ken Russell (Estados alterados, Crímenes de pasión) para adaptar la novela al cine y el resultado fue impresionante: Alan Bates (Birkin), Glenda Jackson (Gudrun), Oliver Reed (Gerald) y Jennie Linden (Úrsula) encabezan un excelente reparto que da vida a las escenas tal y como Lawrence las concibió. El lenguaje cinematográfico hace uso de los personajes y los escenarios naturales de Derbyshire, para darle carne y sangre a los personajes.

El filme es sensual y abrumador por su franqueza y su hermosura. Gracias a su devastadora interpretación de Gudrun — inhumana y sensual— Glenda Jackson obtuvo su merecidísimo primer Oscar y dio el salto hacia la fama definitiva (que después abandonó por la política); Mujeres enamoradas demostró ser un libro sin tiempo, sin edad, que lo mismo puede hablar hoy con la fuerza que hace ochenta años lo hizo ser prohibido y sobre todo, esta novela alta y orgullosa, es evidencia de lo que señalaba Virginia Woolf al referirse a Lawrence: “en lo que escribe es un hombre honesto, y por lo tanto, es cien veces mejor que nosotros”, lo cuál recapitula su contribución no sólo a las letras británicas, sino a la literatura contemporánea en su totalidad.

viernes, 21 de noviembre de 2008

La hermana secreta de Audrey

Desde hace algún tiempo, tenía la inquietante sensación de que mi Audrey me recordaba a alguien, pero ¿a quién?

Y de repente, el otro día descubrí de quién se trataba:

Del lado izquierdo: mi Audrey. Del lado derecho: Natalie Portman.

¿A poco no parecen de la misma camada?

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Canciones preciosas para niños extraños

No sé por qué nunca antes había yo oído hablar de Vainica Doble.

Yo bien podría no haber oído hablar de ellas nunca, hasta hace cosa de unos días, que en casa de Jack, él me habló de este grupo, mientras hablábamos de la música de chicas (¿recuerdan que a mí me gusta la música por y de chicas?) y de las armonías logradas por Ana Torroja con Mecano.
Mi compadre se sorprendió de que nunca las hubiera oído y de inmediato solucionó esta carencia mía... y ya después yo me encargué del resto.

Vainica Doble (que toma su nombre de una forma mejorada del frijol o habichuela) es un dúo conformado por Carmen Santonja (que compondría muchas canciones para Luz Casal) y su amiga de la adolescencia, Gloria Van Aerssen, mismo que sin proponérselo, influyó de un modo impresionante en la oleada del pop que sobrevino en España a finales de los 70 y principios de los 80, considerando que ellas comenzaron a componer y a cantar, aún en los últimos años de la dictadura.

Sus canciones eran una especie de mezcla de temas a la Simon y Garfunkel o Richard y Linda Thompson (con un toque de folk), pero con unas letras extravagantes, fascinantes, con muchos niveles narrativos y humor mordaz. Eran rondas infantiles, sí, pero no necesariamente para niños.

Esta vez, mi intención no es tan así hacer arqueología pop -- esta música no forma parte de mi infancia o pálida y temblorosa juventud- si no compartir con ustedes este descubrimiento que hice: una banda de culto que dejó su huella.

Coser y Cantar
es su primer álbum compilatorio y reúne temas suyos grabados entre 1970 y 1996. Si tienen niños, tal vez lo disfruten un poco más al compartirlo con ellos.


Se lo pueden descargar, completo, con veinte temas, aquí

jueves, 13 de noviembre de 2008

Gracias por todo, Jefe Taibo.

No es mi costumbre en este blog hacer encores de textos pasados. Pero hoy, que se ha ido una de las personas más importantes de toda mi vida, una de mis figuras claves, uno de mis amigos más amados, no puedo escribir mas que esto, que tuve oportunidad de decirle en vida.

Hasta pronto, jefe. Si estoy aquí, es por tí.




Querido Jefe,

Esta carta te la escribo ahora (y te la voy a leer, porque sé que me oyes bien), mientras estás dormido. Lo hago, no por alguna razón especial -- creo que no las necesito contigo- si no para decirte estas cosas, porque quiero. Y lo que más quiero decirte, es gracias.

No eres mi padre, ni mi abuelo. Eres mi amigo. Por eso, gracias.

Gracias por Mari. Sin ella, lo sabes, qué distinto sería el rumbo de todo.

Gracias por Paco y Paloma.

Por Carlos, por Piyú y las niñas. Por Imelda y por Benito.

Gracias, también, por Marina [sin ella, no habría encontrado a Carolina].

Gracias, Jefe, por enseñarme dónde van las comas, y cómo abrir una crónica.

Por llevarme al circo y explicar lo que es el pain pour les elephants.

Por enseñarme que un vino blanco no necesariamente proviene de una uva ídem.

Gracias por Carol y Tomás. Por Pinky y Esperanza. Por tantas mesas.

Gracias, aunque no lo sepas, por Joan.

Gracias por Carlos Ferreyra también.

Gracias por París, en el verano.

Gracias por Père Lachaise, a donde me enviaste en metro, diciéndome que no era posible que fuera mariquita y no fuera a rendirle honores a Oscar Wilde.

Gracias, sobre todo, por Asturias.

Gracias por Gijón.

Gracias por ese paseo en Cimata, con escalas en Sidrerías.

Gracias por San Pedro (y el altar de Tío).

Gracias por Cefe y Ana -- y Julia y Gonzalo.

Gracias por Tía Sara y por Nuria y Javier.

Gracias por Coqui, por Julián y por Candela.

Gracias por el Tren Negro. Tantos trenes, jefe.

Gracias, esto sí lo sabes, por Lusin y Jack.

Gracias por reinventarme la pantalla grande.

Gracias por la Ópera.

Gracias por Nina Simone.

Gracias por los libros.

Gracias por escucharme.

Gracias por hablarme. Por reñirme. Por reír.

Gracias, gracias. Y quise decírtelo ahora, porque no me dan ganas de decírtelo mañana, ni pasado sino ahora. Mientras duermes. Cuando despiertes, voy a decírtelo y sé que vas a escucharme y tal vez me riñas, llamándome "sentimental", pero te diré que no me importa, porque aunque no hace falta, estos diez años has sido bueno y generoso. Me diste oficio y me diste comida. Me has dado mundo y me has dado amigos.

Yo no tengo mucho más que darte que esta simplona lista, de lo que me sale de aquí, de lo que -- y quienes- vive(n) en mí, lo que se deshoja en mi memoria lentamente. Pero lo mismo, ¿qué sería yo sino un ingrato, si no lo recordara, si no te lo dijera? Has sido mi mentor, mi jefe, mi amigo, mi ejemplo.

Te quiero, jefe.

Y de verdad, de corazón,
gracias.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Grandes Hits del Ukelele


Hace algunos años, en Londres, mi amigo Ashley me llevó a recorrer un circuito de distintos espectáculos de la vida nocturna y uno de los más memorables, es haber visto en acción a la Ukelele Orchestra of Great Britain en el Barbican Theatre.

Esta es una orquesta de verdad, en la que el instrumento principal, es el ukelele, con diferentes registros y un bajo acústico (en realidad una guitarra barítono).

Fundada en 1985, la orquesta ha realizado giras en muchos lugares del mundo, presentandose en el Royal Albert Hall y el Festival de Glastonbury, así como en Japón, Argentina, Hawaii, Estados Unidos y España. Igualmente, la Orquesta ha aparecido en la televisión en el Reino Unido y en otros lugares.


Desde su fundación, ha tenido diferentes alineaciones de integrantes pero actualmente se encuentra realizando un octeto y los miembros del Grupo son:

* David Suich
* Peter Brooke-Turner
* Hester Goodman
* George Hinchliffe
* Richie Williams
* Kitty Lux
* Will Grove-White
* Jonty Bankes ("bajista")

El encanto de la banda es que su repertorio incluye temas de todo tipo de procedencias musicales: por ejemplo, tienen una fabulosa versión de mi canción favorita de Kate Bush Wuthering Heights, y lo mismo tocan a Tchaikovsky que a Nirvana, con un toque muy peculiar. Por ejemplo, el tema Anarchy in the UK, de los Sex Pistols, lo interpretan a un estilo muy Simon y Garfunkel. La orquesta también compone y ejecuta sus propias obras, así como la organización de medleys, por ejemplo, Life on Mars de David Bowie se mezcla con My Way, y así.

Para esta incursión en la arqueología pop de esta mañanita de miércoles, a media semanita, les tengo preparada una selección de temas de la Orquesta, para que los disfruten, se rían, los compartan y conozcan a uno de los mejores espectáculos de los que no habían oído hablar antes.

La selección se puede descargar íntegra haciendo click aquí

viernes, 7 de noviembre de 2008

De Poetas y Santos

Ayer fue la presentación del tercer libro de poesía de mi amigo Juan Carlos (más conocido en esta pequeña esquina del ciberespacio con el mote de Jack). El libro se llama Occidente y es un poema épico-alegórico [que resulta mucho más accesible de lo que ustedes creerían al leer esa frase] que se propone (y logra) hacer un retrato fidedigno, no únicamente de la ciudad de Gijón, que es donde vivimos y de donde, curiosamente, ninguno es nativo, pero vinimos a dar aquí por vueltas del destino: él siguiendo el amor y yo siguiendo mi idea de autonomía, sino de toda una era en la cultura occidental, haciendo guiños y referencias a figuras literarias y de la cultura contemporánea que van desde Homero y Dante, hasta James Joyce y The Arcade Fire, sin ser en ningún momento pedante o aburrido, algo de lo que suelen adolescer algunos autores cuando les gana la pretensión -- pero en este caso, no hay tal: la ambición de narrar mediante poesía no es envanecida por un menosprecio al lector medio. Por el contrario, aquí mismo lo que el autor busca, de un modo franco y llano, es hermanarse con el lector. Ser una especie de Ovidio inmediato y amistoso, que le muestra a quien lee, lo que él ve.

La presentación -- a cargo del escritor Pedro De Silva, ex presidente del principado-: un momento impresionante, sumemente emotivo, y a la vez, muy sencillo, modesto. Como mi amigo y como su obra en sí.

La Casa del Libro estuvo llena de gente ayer en la tarde y muchos de los presentes éramos amigos del autor. Su mejor obra (Patsy -- ¿la recuerdan?) estuvo sentada en primera fila, muy atenta, orgullosa casi hasta la incandescencia cada vez que oía el nombre de su padre, que es el suyo (y el de la madre tierra también, aunque me parece que mi pequeña amiga aún no conoce ese mito griego). Jack aceptó con su modestia de siempre -- tan intríseca en él como sus gafas o su sonrisa- las palabras del presentador, que fueron muy bien ponderadas, un retrato acucioso de la obra y en cierta forma, del poeta y después, procedió a leer algunos pasajes selectos de Occidente, en sus propias palabras un 'trailer' de la obra per se. Y le aplaudimos. No por ser él, que no necesita de ovación alguna, si no por que la obra lo merece.

No soy muy objetivo cuando hablo de mis amigos, pero tampoco dejo que mi afecto sobrepase lo que sé de cierto. Es un gran libro. Y fue un placer y un orgullo estar en su lanzamiento, en su 'emancipación', su rito de paso al mundo. Después, la peña partió a tomarse por ahí un vino y Jack estuvo contento, libre del pre y post parto. Su libro, espléndido y entendido, ahora vuela en busca de lectores, su responsabilidad para con él, como autor, ha concluído, mas no así la mía como lector.

Por lo mismo, si entre ustedes hay lectores de poesía, que gustan de obras con sustancia y estilo, pero sobre todo, con alma propia, no tengo reparos en recomendarles con entusiasmo que lean Occidente. El libro se puede adquirir, a través de Internet, visitando esta página.

No lo dejen pasar; leerlo es una experiencia que no se olvida.

Ahora bien, eso fue ayer. Pero hoy, mi madre me recordó algo que ya se me había olvidado por completo. Hoy, 7 de noviembre, es mi santo.

Quiero decir, es mi 'otro' santo. Como ustedes saben (el nombre de este blog lo señala) yo tengo una "doble identidad" y tengo dos nombres. Hoy, es el 'Santo' de uno de ellos. Y mi madre me recordó, con insólita ternura, que hace muchos años, para celebrar uno de esos días de mi santo, mi abuela María hizo un pastel en forma de vaca -- debo haber tenido unos cuatro años y estaba obsesionado con las jirafas y las vacas, vaya usted a saber por qué motivo, razón o circunstancia. El caso es que la buena viejita -- que en ese entonces no era tan viejita- se encargó de hacer un pastel de forma bovina. La foto que acompaña este texto no corresponde a ése pastel, pero fue la imagen más parecida que encontré.

Las celebraciones eran sencillas, las hacíamos en casa. A veces venían mis primos, pero no siempre. Me gustaba que fuera mi santo por que me sentía especial. Me regalaban algún libro o me llevaban al cine. Era un pequeño "extra" más allá de mi cumpleaños -- que se tardaba tanto en llegar- y Navidad/Reyes, que realmente nunca me han hecho sentir feliz.

Hoy recuerdo que es mi santo y me alegro y me enternezco. Recuerdo ese pastel de vaca y el tener este vínculo con mi padre que nadie más en la familia tiene ya. Y creo que mi mamá sigue teniendo razón, no importa qué tan lejos esté o qué tan viejo sea (aunque no me siento viejo, me siento de mediana edad y no sé por qué me late que eso es infinitamente peor, jajajaja) siempre habrá una parte de mí que se sigue entusiasmando cuando llega mi santo, a medio camino de mi cumpleaños.

Así sea, pues.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Un día en la vida...

Dos imágenes de un mismo día.

Estados Unidos recibe a su primer presidente negro.

Un atentado del Narco (aún sin oficializar) acaba con el Secretario de Gobernación de México y otras cinco personas (hasta el momento). En plena calle, un día cualquiera.

Dos imágenes. Dos umbrales que se cruzan. Por un lado, siento una enorme curiosidad y hasta un poco de optimismo medio escéptico. Por otro lado, siento muchísimo miedo.

Así pasa, cuando la historia te sucede y tú lo ves todo, tras bambalinas.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Mañana...

Supongo que, aunque intentara buscar algún otro tema para la entrega de hoy, hablar de lo que va a pasar mañana en los Estados Unidos es inevitable.

Mañana es el round final entre McCain y Obama.

No simpatizo realmente con ninguno (como se sabe, mi gallo era Mrs. Clinton). Sin embargo, y ya puestos a parir, supongo que es como las últimas elecciones en México (2006) -- no es que gane el mejor candidato. Semejante cosa no existe. Entonces es que gane el menos peor, o en el caso de lo que viene mañana, el menor de los males.

Se ha hablado tanto de la elección, que me cuesta trabajo creérmelo, tomarlo en serio. Sin embargo, creo que es uno de los momentos clave de la historia y querámoslo o no, nos toca ser testigos.

Hace dos años, yo no había oído hablar de Obama. Hace seis meses, yo no había oído hablar de esa vieja loca y retrógrada comosellame. El panorama ha dado un giro enorme -- todo se mueve muy rápido.

¿Ustedes qué creen/esperan que pase?

¿Será Obama el primer presidente negro (o bien, mulato -- la madre era blanca) de los Estados Unidos?

¿Será MacCain un títere supremo para perpetuar el fascismo de los republicanos ultraconservadores?

No tengo idea... ¿y ustedes? ¿Son Hot Mamas por Obama, o le quieren poner lipstick al bulldog?