jueves, 30 de noviembre de 2006

Take a hip trip



Ahora que estoy lejos de casa, vagando por el mundo
(y gracias al cine, son más de uno)
es buena ocasión para resucitar éste tema viajero.

Un trozo de mi pálida y temblorosa, expuesto para que el mundo lo vea.

Mi vida sigue conmigo no importa dónde esté.

Eso es lo bueno... tú llevas tu casa a cuestas. Tu hogar eres tú.

Errante, yo los celebro

lunes, 27 de noviembre de 2006

Imágenes preciosas: Don't Look Now

A continuación, presento a ustedes una de las escenas más impactantes que haya visto en mi vida como espectador cinematográfico.

Pertenece a Don't Look Now (1973), también conocida como Amenaza en la Sombra. La cinta la dirige Nicolas Roeg y está basada en un relato sobrenatural y muy gótico, escrito por la legendaria Dame Daphne DuMaurier.

Véanla y en seguida la comentamos.



En la cinta, Donald Sutherland y Julie Christie hacen una creación de los personajes de John y Laura Baxter. Lo que acabamos de presenciar, como mudos voyeurs, es el alucinante y devastador evento que suscita todo lo que vendrá posteriormente.

Aquí, Roeg -- fungiendo como director y cinefotógrafo- hace un trabajo extraordinario: los personajes adquieren una textura impactante y la tensión se construye mediante colores, insinuaciones, movimientos de cámara: la inminencia de la catástrofe se hace presente... e inevitable.

Esta es una de mis películas preferidas de toda la vida por múltiples razones, y posee un puñado de escenas -- entre ellas ésta y una formidable escena posterior, rodada en Venecia (ciudad en la que no puedo pensar sin que se conjure en mi mente el aspecto celestial de Julie Christie), en la que el matrimonio Baxter hace el amor- que la vuelven una experiencia inolvidable, aterradora e imperdible...

... algo que permanece en la mente, aún después que se enciende la luz.

viernes, 24 de noviembre de 2006

¡¡Kidman, Kidman, ra, ra, ra!!



Y poco más.

[Este va para Paco Peña, David Nyman, Jack (El Príncipe de los Leones), el pequeño Lusin, Cefe-Mufasa, Emejota y todos los Kidmanianos]

jueves, 23 de noviembre de 2006

Cosas Peores


Cosas peores puede haber
que creer en el amor...

Que salirse a divertir,
y tener un novio o dos...

y si hablan mal de mí
yo dire que soy así.

Bien podría coquetear
prometer fidelidad...

...abrazarlos por jugar
y su corazón robar

para después,
por gusto herir
ser hipocrita y mentir.

Yo respeto la amistad...
...soy sincera y soy leal

Me arrepiento si hago mal
los errores sé aceptar
y no me importa llorar.

Yo no quiero renunciar
y mi vida malgastar

Encerrarme aquí a esperar
aquel amor aquel ideal
que tal vez no llegará...

Aunque hablen mal de mí,
porque siempre he sido así.
_____________________

Mi canción favorita de un musical que no me gusta tanto como le apasiona a mi hermana.

La voz es Stockard Channing y la letra original de Jacobs & Casey fue traducida y adaptada al español por Julia Isabel de Llano.



Gracias, Julie.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Imágenes preciosas: The Graduate

Esta es una escena clásica de un filme clásico de 1967.

Al ver esta escena por primera vez, a los 8 años, descubrí a un primer amor:
La Señora Robinson.
El diálogo entre Dustin Hoffman y esa diosa llamada Anne Bancroft resulta exquisito: Mike Nichols los dirige con absoluta naturalidad y los convierte en Benjamin Braddock y la amiga de sus padres, en un momento memorable, que se ha incorporado a la cultura pop de manera irremediable.

De pronto, es como si todos fuésemos veinteañeros turbados que somos (seremos, hemos sido) seducidos por Anne Bancroft (o bien, en su defecto, por alguien que se parece tremendamente a ella); es el origen de todos nuestros despertares sexuales.

Esta va por usted, Señora Robinson. La quisimos más de lo que usted imaginó.

martes, 21 de noviembre de 2006

¡¡En vivo desde Donosti!! -It's Saturday Night!

La Noche del sábado en San Sebastián:






Gracias a Ici por tomar los videos.

La fiesta sigue...

lunes, 20 de noviembre de 2006

Chicas Perdidas


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Eran todas chicas decentes y monísimas. La clase de niñas que acuden a clases de baile en la Academia de Miss Marmelstein y se refinan en escuelas en Suiza.

Por lo mismo, no te imaginas que incurrirán en esta clase de cosas: formar grupos de rock New Wave, fumar, beber en público y vestirse de hombres para salir en la televisión.

¡Todo tiene un límite en esta vida!

Hasta el decoro y las buenas costumbres.

Acabemos de una vez por todas con semejantes cosas y que siga la fiesta, pues.

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[El video es Turn to you, interpretado por las Go-Go's, y pertenece a su álbum de 1984 Talk Show. Un agradecimiento especial a Jane Wiedlin por este reencuentro con un recuerdo casi irrecuperable.]

viernes, 17 de noviembre de 2006

Imágenes preciosas: Los Caifanes

A continuación podrán ver una secuencia completa de la película de Juan Ibáñez titulada Los Caifanes, filmada en México durante el otoño/invierno de 1966, con guión de Carlos Fuentes y protagonizada por Julissa (Paloma), Enrique Álvarez Félix (Jaime) y "Los Caifanes": Sergio Jiménez (El capitán Gato), Ernesto Gómez Cruz (El Azteca), Eduardo López Rojas (El Mazacote) y Oscar Chávez (El Estilos)

El filme, con claras influencias del trabajo teatral de Peter Brook y del cinema estilizado de Federico Fellini, narra la aparentemente simple anécdota de lo que ocurre cuando Paloma y Jaime, dos jóvenes 'liberales' pertenecientes a la alta sociedad, se escabullen de una party de intelectuales y aristócratas [secuencia filmada en la residencia del mismo Fuentes] y acaban compartiendo refugio con los personajes titulares: un grupo de mecánicos de clase humilde que regresan a la ciudad a pasar las fiestas.

El encuentro de estos dos mundos es cuidadosamente retratado por Ibáñez: desde la elegante vernissage de gente 'sofisticada' que habla en inglés y bebe coctelería fina, pasando por los cabarés de barriada -- como se ve en la escena aquí presentada- hasta las vecindades desiertas del Centro Histórico y las carreteras de madrugada, todas las atmósferas se sienten auténticas y nuestros ojos (los de Jaime y muy especialmente los de Paloma) se abren a las realidades desconocidas.

Los Caifanes fue una cinta reveladora en su momento: anteriormente, el lenguaje cinematográfico se regía por convenciones más apegadas a los requerimientos sociales. La posición desafiante de Fuentes (que nació con la proverbial cuchara de plata en la boca, pero siempre se sintió fascinado por los ritos y misterios del pópulo) e Ibáñez (a su vez fascinado por los personajes estrambóticos y los ambientes sórdidos) causó furor y revuelo.

Los actores principales -- a excepción de la pareja protagónica- no tenían experiencia cinematográfica: eran todos alumnos del Centro Universitario de Teatro y esto les sirvió para dar mayor dimensión a sus interpretaciones. Por otra parte, Álvarez Félix dotó de una sutil ambigüedad a su personaje de Jaime, el pretencioso-aunque-endeble joven arquitecto, heredero seguramente de una familia más cercana al mundo de F. Scott Fitzgerald (¿o William Faulkner?) que a la tradición Rulfiana: esto se hace más que nada aparente en la escena en que Jaime y Paloma bailan apretados un danzón y se cruzan las miradas entre ambos hombres, mientras ella permanece ajena al deseo.

Es evidente que al Estilos (por mucho el más "decente" de los "nacos") le atrae la pálida rosa de invernadero de Las Lomas; esto no pasa desapercibido para el arquitecto, prometido y amante de la joven [esto en una época en que el sexo premarital era taboo], que le lanza una mirada que lo cohíbe.

Pero, ¿a qué obedece la mirada? ¿Repulsión o deseo? ¿Ambas cosas? La interpretación de Álvarez Félix, hijo de la legendaria María y condenado a un destino acartonado en teledramas, es lo suficientemente enigmática hasta el final, como para hacer que su personaje trascienda del papel y adquiera otra clase de matices.

Mención aparte amerita Julissa, quien durante los cinco años anteriores de su carrera, se había visto lastrada por una imagen mediática como una chica dulce y sensible, con el proverbial corazón de oro, e incapaz siquiera de pensar en irse a la cama con alguien si no era propiamente casada, tal como le ocurriera en decenas de películas y telenovelas, donde siempre llegaba a la escena final coronada de blanco y al pie del altar.

Paloma, personaje escrito específicamente para ella por Fuentes, es un parteaguas en lo que había sido una carrera estable y rosa: los impulsos y los deseos yacen en el fondo de su ropita chic y sus zapatitos a juego con su abriguito platino. Hay curiosidad, miedo y un fuego que se aviva por minutos, mientras de la mano lleva al hombre con quien al principio de la cinta, ha pensado que va a compartir su vida. El personaje que más evoluciona conforme se desarrolla la trama, plena de un humor macabro y ácido y de una inquietante sensación de posibilidad, es ella misma. Es muy posible que cuando llegue un día nuevo, exista una nueva Paloma en lugar de ésta -- o bien, compartiendo el lugar con ella.

Esto resulta aparente, en las breves escenas de su encuentro con las (muy folclóricas) prostitutas de barrio, en el baño del cabaré. No la repelen tanto como le fascinan, con sus sueños delirantes, sus caras pintarrajeadas y su desesperanza ominosa oculta tras sonrisas carmesí [esto apenas se deja entrever cuando "La Elota" (Martha Zavaleta) describe lo que ha comenzado a ocurrirle a su cara, como una premonición de su destino]. Estas mujeres estimulan la fantasía de la joven (uno supone en su pasado un muy propio colegio de monjas francesas y una costosa finishing school en Suiza), que se despoja de su estatus de debutante social para inventarse a sí misma como una puta de categoría ("y yo me llamo Paloma, ¡pero me dicen Sandra!"), algo que a los ojos de las mujeres ahí, es a todas luces.

Paloma disfruta reinventarse, reencontrarse y acaso liberarse. Hacia el final de la noche, ella y Jaime y los Caifanes habrán encontrado preguntas y respuestas, aún si no significan exactamente lo mismo.

Considerada una de las cintas más importantes y significativas del cinema mexicano del siglo XX, Los Caifanes celebra sus cuarenta años, sintiéndose tan viva y vigente, hoy como en su día. Su influencia (y sus influencias) vive y respira: es parte indispensable de las imágenes preciosas que conforman un todo; el amor al cinema.

miércoles, 15 de noviembre de 2006

Bon Voyage!!



¡Cómo queremos todos al jefe!
(Nada más que la verdad)

Por lo pronto, yo ya tengo lista la maleta...
...¡Finisterre, allá voy!

(Dios nos valga)

Prepárense, Lusin, Jack, Pat + Patsy; Cefe (Señor Mufasa) y la bella señorita cuyo nombre era Annabel Lee, Julián, Coqui & Candela, Alexander, Paché, Marta, emejota, Merce + Faraón, Cris, Roa y demás bienquista troupe española...

...¡este otoño no habrá frio!

¡Ave, everybody!

martes, 14 de noviembre de 2006

El Bardo Está Aquí

El amor de mi vida a los 21 años, that charming man, está en la ciudad y dará un concierto esta noche.

Naturalmente, ya tengo mi ropa adecuada, mis perlas y mis flores listas.

Debo confesarles, supongo, que nunca fui lo que se puede llamar un grupi.

De hecho, la idea de los fans de grupos musicales y/o artistas que se presentaban en TV, me pareció siempre – por ponerlo de un modo más bien diplomático- algo cursi, o bien, inexplicable. No obstante, también tuve mi etapa de fan. Pero nunca pensé que se vería recompensada tantos años después de su primera flor.

Descubrí a los Smiths tarde, cuando, de hecho, la banda como tal ya no existía.

Algo de culpa de esta epifanía habrá tenido mi camarada Rodrigo Calleja, devoto seguidor del rock and roll [y de las motos, pero esa es una historia de este anecdotario de una vida inútil-pero-divertida a la que volveré en otra ocasión, cambiando nombres de los involucrados], que sintonizó Girlfriend in a Coma en el estéreo de su coche (un Tsuru), una velada de mi cada vez (¡ay!) más lejana era discotequera, misma que pasé como espía en antros que hoy ya no existen – desde el Chilango’s hasta La Cama, a la que fuimos a dar nomás de puro morbosos, ya que era célebre por ser la peor discoteca del mundo-. La canción, su lírica ominosa y a la vez sensible de vals allegro vivace para hombre y respirador artificial, me pareció revolucionario y las imágenes de las letras tan inspiradoras, que eventualmente surgió de ahí el bosquejo de lo que sería una primera novela (jamás publicada) que giraba parcialmente acerca de un muchacho obsesionado con su novia en estado de coma [naturalmente, Douglas Coupland luego me ganó la idea].

El buen Super Rodri tuvo la gentileza prestarme un cassette (¿los recuerdan?) donde había grabado algunas canciones del grupo – incluyendo Suffer Little Children, que me aprendí de memoria- y después procedí a procurarme la discografía total de la banda y de su líder rapsoda, Morrissey (altote, sexualmente ambiguo, con voz atroz y carisma radiante que sólo podría tener un hijo de Cary Grant e Ingrid Bergman, si semejante ser existiera).

Su exquisita manera de pintar matices arrebolados a mi vida, entonces del gris más vulgar, me llevó a escribir mis propias historias, a narrar(me) la vida, a ser deprimido-pero-chic. Puedo decir que fue una influencia. Y si aún existiera la banda, habría sido grupi total.

Fue en el verano de 2005 en Roma, cuando lo que pudo ser mi sueño de grupi, se hizo realidad. Estaba en Piazza Navona a las once de la noche, comía helado y rumiaba mi morriña (hábito permanente), cuando vi un grupúsculo de muchachotes de entallados pantalones de cuero y peinados a la Elvis. Todos como guardaespaldas espirituales del hombre al que reconocí de inmediato, después de tantos años de ver su efigie en varios altares: El primo alsaciano. El poeta maldito.

Nuestros ojos se cruzaron un segundo: donde yo lo identificaba, él seguro sólo vio a otro turista. Siguió su camino para ser reconocido a gritos por alguien más. Mi héroe llegó muy tarde y lo dejé marchar, mientras volvía a mi helado y recitaba en silencio un mantra de Virginia Woolf: I have lost my youth.

Como sea, esta noche corearé sus canciones y es hasta muy posible, que llore a gritos.

Me lo merezco. Con él sí.

Por lo pronto, aquí está la primera canción de ellos que me deleité escuchando.

Que disfruten.

lunes, 13 de noviembre de 2006

El Santos v. La Tetona Mendoza (I)

Estaba un día el Santos...



Como bien lo dijo Baudelaire:
Lo que más entusiasma del mal gusto, es el aristocrático placer de ofender.

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(gracias a Jis y Trino: ¡Me pongo de pie!)

sábado, 11 de noviembre de 2006

Cómo beber mezcal...

... y no embriagarse en el intento.

Aquí, mi amiga Carolina (alias La Flaca) hace una demostración de cómo, a la manera tradicional, se puede beber mezcal en sociedad -- o incluso, ¿por qué no?, hasta en privado.

Naturalmente, el estilo para llegarle a este trago es una cosa muy personal y el mezcal, bebida fuertísima por antonomasia, es mejor cuando se consume con moderación.

Mientras yo tomaba este video, esperábamos con cierta impaciencia los platillos de nuestra típica comida oaxaqueña [mismos que disfrutamos cuidándonos de que no nos cayera encima la APPO, que anda ¡desatada!], experiencia gastronómica que estuvo de delirio.

Un saludo gourmand desde esta capital.

PD: Aunque lo parezca por cómo se tambaleaba la cámara, NO. Yo NO bebí nada. ¡Ni tampoco anduve por ahí, vestido de Tehuana!

¡Que conste!

viernes, 10 de noviembre de 2006

Una mañanita cualquiera







Estamos todos...
...en la isla.

jueves, 9 de noviembre de 2006

Imágenes preciosas: Psycho


Bienvenido al Bates Motel.

Descansa, date una ducha...

Esta es una de las escenas más definitivas en la historia del cine.
Inolvidable, fascinante, tatuada de manera indeleble en la memoria colectiva.

El destino final de Marion Crane (la exquisita Janet Leigh), sus últimos, angustiosos momentos de vida, forman parte rigurosa de nuestra cultura sentimental y de nuestro recordar.

Muchas veces he envidiado a aquellos que en 1960 tuvieron la oportunidad de ver esta escena por primera vez sin tener idea de lo que estaban a punto de presenciar: un momento que trasciende a la pantalla de plata y al celuloide para volverse historia.

Gracias, Sir Alfred.

Lo pensamos mucho aún.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Nostalgia New Wave

Me gustaría, si me lo permiten, llevarlos a un extraño viaje.

Verán... es bien sabido que hay momentos en la vida en los que efectivamente experimentamos una especie de revelación -- por no decir una verdadera epifanía.

A mí me ocurrió en algún momento de la primavera de 1984, viendo un programa que se transmitía los sábados por la noche y se llamaba "A Toda Música", mismo que nos mostraba una selección de videos de MTV -- que por entonces aún no llegaba por cable aquí- y entonces, al borde de los diez descubrí este video que se coló entre los hits más populares y a mí me resultó una auténtica sacudida.

Por favor, hagan click.



La intérprete es Tracey Ullman, una de las más célebres comediantes británicas que también hizo sus rondas por el mundo pop en las postimetrías de la onda new wave con un estilo completamente retro.

Para un pequeño niño que no tenía posibilidad de recordar los 60, esto fue como asomarse a un mundo completamente distinto, nuevecito, recién descubierto... y si bien sólo era faux-sixties, fue el inicio de una obsesión...

...y también de descubrir al sacudirme frente a la pantalla -- sólo me faltaba el cepillo en la mano-, imaginándome con dos coristas y extrañamente ruborizado ante el chico de la camisa roja que aparece brevemente ahí, el innegable hecho que, aún si no entendía del todo la noción, también yo podía tener lo mejor de ambos mundos... cosa que sigo creyendo fielmente hasta el día de hoy.

Es lo que me hace ser distintamente yo...

...y me encanta.

¡Ave, everybody!

martes, 7 de noviembre de 2006

Pregúntale a Alicia...



Una pastilla te hará más grande y otra te hará más pequeño...
...pero las que te da tu madre no tienen ningún efecto.

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Recuerdos casi lisérgicos de mi tierna e irrecuperable (infancia) tomados de la mano con mi pálida y temblorosa (juventud).

Gracias a Charles Lutewidg Dodson, a Alice Pleasence Liddell, Sir John Tenniel, Walter Elias Disney y especialmente, Miss Grace Slick, que me enseñó a repetir el máximo mantra del Lirón:

Alimenta tu cabeza/alimenta tu cabeza.

Ando alucinando ando...

lunes, 6 de noviembre de 2006

Lady Marianne



Hoy leí en el diario que Marianne Faithfull está en combate con el cáncer de mama.

El tono de la nota no era ominoso, sino optimista; al parecer lo peor ya pasó y ella está bien -- las fotografías recientes muestran algunos efectos que ahora con esto se explican (la súbita hinchazón), y además de que la prognosis es excelente, la propia Marianne ha declarado que ésta ha sido una experiencia positiva y que se siente feliz de estar en manos de un buen equipo médico.

Espero que sea cierto.

Es curioso, pero donde realmente nunca me han gustado los Rolling Stones (excepto por algunas piezas sueltas de su discografía) siempre he tenido una especial predilección por Marianne, cuya historia, tanto personal como artística, está intrínsecamente ligada a la de Mick Jagger, Keith Richards y anexas.

Mucha gente tiene la errónea idea de que Marianne era una "grupi" que literalmente se trepó a la grupa de Jagger.
Nada más falso, damas y caballeros: Andrew Loog Oldham (el "Brian Epstein" de los Stones y mucho más gay) descubrió a Marianne en 1964, a los 18 años, a punto de casarse con John Dunbar y, en sus propias palabras: "vi un ángel con muy buena teta y la contraté".

Acto seguido, buscó a ese par de truhanes, Jagger & Richards, y les pidió que escribieran una canción para la hermosa chica que iba a grabar un disco con Decca. El resultado, sumamente célebre, es As Tears Go By, de la que un par de años más tarde, los mismos Stones harían una versión cover.


La relación entre Marianne y Mick acabó de la mierda -- bueno, no he oído nunca de ninguna otra relación larga de Jagger que acabara de otro modo [léase Bianca & Jerry] y ella decidió seguir los preceptos de Bukowski y se volvió una yonqui profesional por varios años.


Con la aparición del álbum Broken English en 1979, Marianne fue encontrando su nicho como rockera y el respeto de la gente -- así como su liberación de las drogas.

Eventualmente, ha ido logrando que la gente olvide que es la chica con que Mick Jagger vivió en los 60 y que la acepte como una intérprete con valores propios y una idiosincracia muy peculiar, que se refleja en sus álbumes como solista, sus giras que son mezcla de Punk Rock y Cabaret Weimariano, y en su excelente autobiografía Faithfull (publicada en 1995), donde cuenta todo tal y como lo vio y lo vivió.

De las canciones más recientes que Lady Marianne (hija de una Baronesa austriaca y descendiente directa del Baron Von Sacher-Masoch, lo que podría explicar muchas cosas), la que más me gusta, la escribió junto con Angelo Badalamenti y se titula Bored by dreams.

Este tema incluye una de las frases que se han incorporado a lo que es mi propia vida y que en más de un sentido, me identifica con ella:

"After a certain age, every artist works with injury."

Recupérate pronto, Marianne.
Las rosas azules florecerán en cuanto pase el invierno.

¿Soñé que soñabas conmigo...?

Cuando ya no se mueve y sólo mira al techo y ya nadie habla, se acaba la música.

Jane se levanta del sofá y coge uno de los muchos compactos apilados junto al estéreo.

Es un álbum de This Mortal Coil. Pronto, la voz casi etérea de Elizabeth Fraser pregunta “Did I dream you dreamed about me?”

Pienso en una fiesta de cumpleaños, hace mucho tiempo: la niña que en la foto me toma de la mano es Alice. Cerca está Jane y detrás de mi, Andrew y David. Todos ellos.

Miro a la sala. Brenda maquillándose, absorta en un espejo de mano. David enciende un cigarrillo con olor a clavo, me mira por un momento y medio sonríe, ya no parece tan cansado.

Andrew alza su cara y me sonríe también. Hay sangre en la punta de su nariz y escurriéndole por el mentón y la sonrisa. Alice sigue sobre la alfombra, no habla, no mira. Parece un robot.

“Es tu turno,” me dice él, levantándose.

De reojo, muy rápido, veo cómo Jane se pasa una mano por el ojo izquierdo, casi de manera imperceptible.

La música está por terminarse.
Voy a recordarla, mañana, otro día, otro año, como la música de fondo para romper, desgajar y comerse un corazón.

Acabará en lágrimas

domingo, 5 de noviembre de 2006

Extraña niñita, ¿a dónde vas?

Esta es una de mis canciones preferidas de Tori Amos [aunque nótese que es un cover de los Stranglers].

Es el tema que dio título a su álbum de 2001, una compilación de canciones escritas por hombres pero pensadas acerca de mujeres.

La interpretación hecha por Miss Amos en cada tema, contribuye a una nueva mirada desde otra orilla.

Naturalmente, es uno de mis discos favoritos y ésta canción me gusta mucho.

Sábado largo y frío, pero con ganas de compartir.

viernes, 3 de noviembre de 2006

Retratos: Anaví



Ella es Ana Victoria, más conocida por Anaví.

La historia de cómo nos conocimos y nos hicimos amigos no es muy remota -- apenas cinco años- pero es una anécdota curiosa, ya que si las cosas fueran como las indican las primeras impresiones y las convenciones, ella y yo no seríamos amigos ahora ni nunca. De hecho, al principio (muy, muy al principio) no lo éramos.

De la redacción de una revista -- misma que aún existe aunque ni de chiste se parece al proyecto en que participamos- vino surgiendo un trato, a veces cordial, a veces tirante. Y es que (como todo aquél que me conoce bien lo sabe) uno es (como las películas de David Lynch o remar en los rápidos o los escargots) un gusto adquirido y no siempre el chicle pega a la primera.

Sin embargo y pese a todo, la simpatía siempre fue aparente y el paso del tiempo comenzó a darle forma a una relación amistosa sin que ninguno lo notara.

La vida, como dice la canción (y si hay alguien que puede encontrar la referecia musical idónea para cada frase es ella -- la chica es como un iPod viviente, pero con sonrisa de 24k) es imprecisa, pero ella no se deja caer... y de donde ella ha salido airosa, yo he visto a muchos otros (y muchas otras) hacerse polvo.

Anaví es una periodista vibrante y con buen ojo y olfato, algo indispensable para la línea de trabajo que decidió hacer suya: mezcla de detective y maga, ha hecho un poco de todo y las más de las veces ha conseguido lo que todos deseamos: salirse con la suya.

Hay muchas cosas que la componen, pero no me atrevería a decir que ninguna la define: es más bien un conjunto de todo -- plena de encuentros y contradicciones.

Por lo tanto, y por razones que conoces bien, cariño, esta es tu canción.

jueves, 2 de noviembre de 2006

Catrina

¡FELIZ DÍA DE MUERTOS!


Esta distinguida huesuda que ven aquí, es la famosa "Catrina" de José Guadalupe Posada y posiblemente uno de los rostros más célebres de la Parca, Pelona, Huesuda, Tilica, Fría y otros apelativos que le damos en México a la muerte.

Aunque parezca un esqueleto disfrazado de la Tía Mame (como la describió mi amigo Kevin, que vive en Nueva York y nunca había visto una de estas hasta que se la llevé de regalo hace unos años) la mentada Catrina es tan símbolo nacional como el nopal, la tuna, el águila-y-la-serpiente o la Coyolhauqui o el Calendario Azteca.

Es vibrante representación de nuestro moderno culto a los muertos, que deriva tanto de la tradición prehispánica como de las influencias celtas y sajonas (aunque aquí muchos exclamen "¡Sacrilegiooo!" y se rasguen la ropa: pero bien que de niños pedían su calaverita) y sobre todo, una refrescante carcajada ante el temor a lo desconocido.



Al igual que las infaltables calaveras de azúcar (otro de los sabores de mi infancia) y las ofrendas, es parte indispensable de quien somos los que aquí crecimos.

Aquí no le tememos a la muerte. La queremos bien.
Y no sólo el 2 de Noviembre porque se hace puente, que conste.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Happy Day

Hoy es fiesta de todos los santos, pero es también un día especial.

Es cumpleaños (y no cualquier cumpleaños) de una de mis chicas favoritas.

Me refiero a Patsy, la más joven fan de Lost (y Piratas del Caribe) en toda España y una de las criaturas más singulares que haya encontrado en mis andares: con la absoluta delicia de la infancia y la honda sensibilidad de un mayor, es un retrato vibrante (y vivo) del futuro y naturalmente, es parte de mis afectos por derecho propio y con grandes bonos.



Así que hoy, celebremos su cumple.

Son siete, cariño. Pero serán muchos más.

Los siete son una edad magnífica: ya has descubierto el mundo, ya sabes leer, ya tienes definidos tus gustos y deseos, aunque sea sólo el principio de un camino.

Siempre he pensado que (si existe y llegamos) en el cielo, todos tenemos siete años.

Felicidades, princesa.