Días pasados por agua
Estos días han sido convulsos. Como vine muy poco tiempo, he estado con la agenda apretadísima, con reencuentros, celebraciones, reuniones, trabajo, algunos contratiempos inesperados (ni hablar de e$o) y todo momento libre al lado de Rafelín, mi sobrín(o).
En Megalópolis, se cae el cielo a pedazos. También ha temblado, y la inseguridad -- una de las razones por las que me fui- sigue rampante. Pero esto no obsta para que esté muy contento. Aunque es verdad que preferiría estar en mi Finisterre -- donde la vida ha seguido sin mí, y no crean, se siente raro-.
Veo el cielo que se desbarata y sigo meciendo la cuna de mi sobrín. Prometo que les contaré cosas de lo que ha ocurrido, pero será cuando el bodoque me de tiempo.
Por mientras, he pasado a engrosar las filas de los adultos que se derriten cuando tienen un recién nacido enfrente y espero que pase la lluvia.
Comentarios
Manolo Tena dixit, en una canción memorable.
Aprovecha a tu sobrinito al máximo porque crecen rapidísimo y la próxima vez que lo veas será otro.
Cariños
Voto # 2
,,,
abrazos mojadisimos. h
Te leo siempre que puedo.
saludos!
Toño.
Yo no he padecido la lluvia; me escapé unos días a Valle de Bravo (creo que ahora sí soy fresa), razón por la cual ya no pude hablarte.
Seguimos leyéndonos.
Un abrazo!