Ingrid: la luz que nunca se apaga
Esta circunstancia hizo de Ingrid una chiquilla independiente de carácter y la llevó a estudiar teatro. Cuando debutó en cine, a los 20 años, iba de volada rumbo al estrellato. Este se consolidó cuando apareció en la primera versión de Intermezzo en 1936 y cinta que llamó la atención del magnate hollywoodense David O. Selznick. De inmediato, el creador de Lo que el viento se llevó la trajo a América con un contrato y el resto, proverbialmente, es historia: Casablanca, La luz que agoniza (melodrama gótico que le ganó su primer Óscar) y ¿Por quién doblan las campanas?; a éstas siguió la adopción que de ella hizo Alfred Hitchcock con todo y el beso de agasajo, semipornográfico en extreme-close up (¡algo nunca antes visto!) con Cary Grant en Notorious, consolidándose como toda una superstar.
El escándalo tiene cara de mujer
Para el público la rubia Ingrid era como virginal rosa blanca transplantada de las nieves nórdicas a la soleada California, con un marido dentista, muy propio, (Petter Lindström) y una hijita llamada Pia, que era su vivo retrato. No obstante, en 1949 las cosas dieron un giro inesperado: Ingrid vio Roma, ciudad abierta, de Roberto Rossellini y quedó fascinada con su manera de hacer cine, sin el glamour al que la tenía malacostumbrada la Meca del cine. De inmediato, la güera le escribió al rollizo cineasta socialista y se puso a sus órdenes, diciéndole que lo único que sabía decir en italiano era “ti amo”. En cuestión de semanas, Ingrid viajaba a la isla de Stromboli a rodar una cinta con Rossellini. Lo que ninguno se imaginaba era que antes de decir “luces cámara acción”, ¡cometerían adulterio!... por supuesto, el escándalo no se hizo esperar y en Hollywood, Ingrid fue lapidada por aquellos que antes decían que la amaban tiernamente. Declarada persona non-grata, la Bergman, que además ¡estaba embarazada de ese italiano! se divorció lo más rápido que pudo de Lindström (que tampoco le puso mayores trabas: “Ah, ¿ya no me quieres? Bien. Yo comprendo” —escandinavo al fin y al cabo— y se casó con Rossellini, quien a su vez, había roto una larga relación de amasiato con Anna Magnani ... quien odió a Ingrid hasta su muerte. Mientras en Estados Unidos sus películas eran prohibidas y se le condenaba hasta en el senado (tengan en cuenta que era la época del macartismo), Ingrid floreció en Europa y tuvo tres hijos con Rossellini: Roberto y las gemelas Isabella e Isotta. Una de ellas crecería como heredera de la monumental belleza de su madre y como una sensacional actriz por mérito propio.
La hija pródiga vuelve a Hollywood
En 1956, Ingrid volvió a Los Ángeles para rodar Anastasia, una soap opera acerca de la presunta Anastasia Romanov o Anna Anderson, que se decía, había sobrevivido a la masacre del zar Nicolás II y distinguida prole. Por esta cinta, Ingrid obtuvo otro Óscar y fue oficialmente “perdonada” por Hollywood. Por supuesto, ya para entonces, Rossellini y ella habían tronado como ejotes y se había establecido en Londres, donde hacía mucho teatro (cosa que le encantaba) y filmó para Stanley Donen la sensacional Indiscreet, que la reunió con su íntimo amigo y compañero Cary Grant, sólo que sin nada de besos, más bien con humor ácido y sexualidad madura, amén de atuendos absolutamente fabulosos. Ingrid, aunque libre del “pecado” que cometió, ya no regresó a su estatus de diva. Se casó con el productor Lars Schmidt (de quien se divorciaría en 1970, pero siguieron tan cuates como al principio) y siguió explorando su talento en algunas puestas en escena como La voz humana de Jean Cocteau —con la que tuvo larga y muy aplaudida temporada en Broadway entre 1965 y 66— y cintas como la psicodélica Flor de cactus (¡Ingrid baila á-go go con Walter Matthau!), Asesinato en el expreso de Oriente (tercer Óscar como mejor actriz de reparto) y Sonata de otoño, que la reunió con otros grandes talentos nórdicos: Ingmar Bergman y la celestial Liv Ullmann, que por años fue referida como la “Nueva Ingrid”, así como en su tiempo Ingrid fue “la Nueva Garbo”. Este film de 1978, fue la última incursión de Ingrid en la pantalla de plata y, aunque ya estaba tocada por el cáncer, dio lo mejor de sí en secuencia tras devastadora secuencia, como una cosmopolita y muy chic pianista con un negro corazón, capaz de devorar a sus propias hijas por soberbia.
Muchas gracias y buenas noches
Ingrid Bergman, Ingrid
Bergman,
let's go make a picture
On the island of Stromboli,
Ingrid Bergman
Ingrid Bergman, you're so pretty,
you'd make any mountain
quiver
You'd make fire fly from the
crater,
Ingrid Bergman
This old mountain it's been
waiting
All its life for you to work it
For your hand to touch its
hardrock,
Ingrid Bergman, Ingrid Bergman
If you'll walk across my camera,
I will flash the world your story,
I will pay you more than money, Ingrid Bergman
Not by pennies dimes nor
quarters,
but with happy sons and
daughters,
And they'll sing around
Stromboli,
Ingrid Bergman…
Comentarios
¡Yo quiero ser como ella! Juju.
Besitos
P.