Como el perro del hortelano
Lo dijeron los Rolling Stones: You can't always get what you want.
Ayer, que debía estar disfrutando de haber visto mi firma por primera vez en un periódico local (gracias, Jack), acabé teniendo un disgusto mayúsculo, una experiencia frustrada y frustrante y encima de todo, acabé tirando (literalmente) mi dinero a la basura.
Todo comenzó, con que yo quería tomarme mis vacaciones en Londres. De hecho, ya tenía el plan para irme con mi amigo, Luis. Todo parecía estupendo. También sabía que en estas fechas vendría una amiga de México, a pasar unos días en el sur de la península, con su novio que es europeo y a quien ve unas veces en el De Efe y otras aquí. Ella ya me había dicho que me acercara al sur a verla, que así conocería a su novio y tal; que me informaría bien las fechas para que consiguiera yo mi transporte y no me preocupara de nada toda vez que yo llegara allá.
Me pareció bien... hasta que vi que los costos de volar al sur de España (o de tomar tren) eran equivalentes a tomar avión con hotel en Londres y siendo tan cercanas las fechas, sólo podía pagar una de las opciones, además de que en Agosto, los precios tienden a ser más elevados.
Finalmente, y razonándolo, decidí no ir a Londres (al fin que ya vivo aquí, no pasa nada si voy más tarde, Luis entendió, amén de que él llega con familia y por lo tanto, gasta menos) y sí ir a ver a mi amiga, así que me di a la tarea de buscar el vuelo de precio más razonable, considerando que volar en el interior de España, con tan poca antelación, es caro.
El día que mi amiga llegó, compré mi vuelo por (con gastos de tramitación incluida) 279 €.
Mi amiga y yo hablamos, y le dije, ya lo compré, fue tanto pero bueno, nos vamos a ver, llego tal fecha y me regreso en tal otra y son las que tomé porque de otro modo, me habría costado casi 100 euros más. Sí, ok, perfecto, ya verás lo bien que nos lo pasamos.
A los cinco minutos, suena mi celular:
"Tenemos un problema."
"¿Qué pasa?"
"Es que mi novio también invitó a unos amigos suyos que llegan el domingo y tienen niños y no tenemos dónde ponerte."
"Pero..."
"Te dije que nada más poquitos días porque a lo mejor iban a venir otras gentes y sólo hay una habitación de huéspedes..."
"Pero cuando te di las fechas no había problema y no podía tomar otras..."
"Pues sí, pero cámbialo..."
"No puedo cambiarlo. Se me va a ir por las nubes..."
"Es que ya invitó a sus amigos y yo no puedo hacer nada."
"Bueno, no pasa nada. Lo cancelo, no voy y nos vemos en otra ocasión."
Mi amiga (que ciertamente sonaba enojada por mi intransigencia) me dijo "Adiós." Y colgamos.
Acto seguido, procedo a cancelar el boleto.
Recibo a vuelta de e-mail, unas horas después un aviso donde me comunican lo siguiente:
"Te recordamos que las tarifas especiales o de oferta (el 90% de las reservas que recibimos en esta compañía) no permiten ningún tipo de modificación y que su cancelación supone un 100% de gastos."
Ergo, ahora estoy sin vacaciones ni en Londres ni en niguna parte. Sin amiga(que claro, estará ofendida porque rechacé ir a verla y acomodar la situación de la que yo no tenía conocimiento. Eso me decepciona) y con el costo del boleto de avión tirado a la basura.
Es decir, no podía haberlo cambiado ni aunque quisiera; por lo que me reembolsan los gastos de tramitación, pero son menos de 50€. Lo demás ya es perdida y está ahí en la letra pequeña del contrato.
En otras palabras, de todas formas, y como el perro del hortelano, pierdo yo.
Pueden decírmelo en cualquier idioma, que yo ya me lo he dicho un sinfín de veces desde que recibí el correo: ESTÚPIDO IMBÉCIL, porque definitivamente, lo soy.
Ahora, ni modo. A trabajar, que de todos modos, tengo que pagar ese dinero que ya regalé. Y cuando pienso que pude dárselo a quien realmente lo necesitara, ¡carajo! Y quiero hacer notar desde ahora, que no se trata del dinero: es la actitud lo que hiere.
Ya no sigo que sólo me descompongo. Pero ahí les dejo la experiencia. La próxima vez que alguien, por muy su amigo del alma que sea, les proponga algo así, no den paso sin asegurarse de que la ley de Murphy no va a entrar en acción y los joda por partida triple, como a mí.
Estoy furioso conmigo mismo.
Comentarios
Saludos.
Pues sí. A mí no me duele el dinero (al final de cuentas, ahora mismo no lo tengo y es algo que va y viene), lo que me duele es la actitud.
Pero qué le vamos a hacer, si así es esto.
Saludos cordiales, Cobayo.
Pues sí, y de haberse podido, lo mismo o cambiaba fechas o se lo daba a alguien más, pero ya sabes que las aerolíneas NUNCA pierden. El caso, para futura referencia, no sacrifico un plan por otro, sin saber de antemano.
Aunque esto, claro, es por lo regular imposible, ¿no?
:)
Nos vemos pronto.
Besos
Cualquier cosa que necesites, ya sabes que aquí estamos.
Besotes.
Jake
Y, no me gusta que nadie - nisiquiera tu- se enoje con mi amigo Miguel. Asi que perdonalo y ya.
gracias por su apoyo.
Cuquita y Tessitore:
Ir a Londres es imposible. No puedo pagar otro boleto. Ya tiré casi 300 € a la basura y otro boleto a Londres sale casi en lo mismo. Así que es por eso y no por otra cosa, que me quedo sin nada. La Libra esterlina es muy cara, por lo mismo, o era Londres o era ir a ver a mi amiga. Yo tengo que pagar renta, luz, internet, comida. Así que por eso, Londres tendrá que esperar un buen rato, en lo que mi economía se recupera de este desperdicio, así que ni hablar.
Dear Dushka.
Sí. Yo a mí me puedo perdonar. He comenzado a hacerlo. Voy a zanjar el hecho en la medida de lo posible. Hablé con mi madre (que no puede -- ni debe- ayudarme en el trance) y le dije que esto lo veo como una lección de vida, abrupta, pero lección al fin y al cabo.
Toda enseñanza tiene un costo en la vida. This one just had a very hefty pinche price tag.
Se me irá pasando, y creeme, prefiero no malgastar salud, mis nervios y mi tiempo, so I rest my case.
Pero igual, reitero: gracias por sus palabras a todos. Se aprecian y no saben cuánto.