lunes, 21 de julio de 2008

Fin de fiesta

...y así, el sol y el calor húmedo bajo las carpas, la primera tertulia, hablando de monstruos, Cristina Macía en falda (¡por primera vez en cinco semanas negras de verla!), el AQ, escribir cada noche como un pringado desde la recepción del Hotel Don Manuel (por donde rara vez paro si no es Semana Negra), Paloma: la mano más firme con la más dulce voz; con Irma en la radio, haciendo parodias de culebrones sudamericanos; los reencuentros: con Judith, que no sólo duerme en mi sofá, si no que trabaja como una profesional y ficha autores por decenas; con Rosaura y Juan Ramón Biedma (¡El Hammett! ¡El Hammett!), con Alfonso Mateo-Sagasta ("yo sólo vine, prácticamente de público"), con Fritz ("¡Hasta que por fin!"), Luis García Montero y Susy. La noche del homenaje a Ángel y LGM diciéndome "si quieres llorar, hazlo. No te lo tragues" y los hallazgos: Carlos Salem (que resulta ser buen amigo de mi pinche primo, jeje) y Marc R. Soto, con sus monstruos alucinantes y prosa inquietante, y David Lerma ("¡Corre, Bambi, correee!") y Manel y Lucía Loureiro (con Audrey dormidita en su regazo) y la promesa de Pontevedra, pronto. Y también las auténticas epifanías (yo fui una epifanía alguna vez, me han dicho): Phoebe Gloeckner, jugando a que estábamos en pleno set de Jane Eyre (y tantas risas juntos) y Clara, con sus "adultos", Mercedes y Alfonso (el viaje en tren a Cudillero, las risas, la historia del Skinhead... como una novela en sí misma y yo ahora leo, y punto). Y el gin-tonic con José Emilio y la sorpresa "pero si yo te leo cada semana..." y me da un vuelco no el corazón si no todo el sistema circulatorio.
Y el agotamiento físico y mental y espiritual y el "ya casi se acaba" y encontrarme en pleno Marqués de San Esteban a Jack y Patricia con Patsy y al principio por un instante tan sólo no reconocerlos y después, sí, y el abrazo cariñoso y el consejo "ánimo, no tires la toalla, tú puedes" y yo, yo puedo. Creo que puedo. Hasta ahora pude. Más o menos. No les fallo (y claro, ánimo, valor y gracia) Y Ángel de la Calle diciéndome, "mientras yo no te diga nada, tú no vas a temer" y no temí. Y Miguel Barrero y Julia, como locos de un lado para otro y Audrey poniéndose perdida de arena y cavando un hoyo para llegar a China y Marta riñéndola por morder y luego dándole achuches, por que es su tía y finalmente, yo al borde de caer en la cama y no despertar en dos días, pero tú bien sabes que eso es imposible.

...y así fue. Y así será, el próximo año. Y la arena del reloj corre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que descanses amiguín, yo (intentaré) hacer lo mismo.....Al fondo ya se ve la 22 que tardará en llegar y cuando estemos en Ella, se esfumará rápidamente.
Abrazos.

Miguel Cane dijo...

Gracias, Julie.
Tú también descansa, y mejórate.

Nos vemos en la 22... y cuidado con la Furgoneta Asesina.