De Poetas y Santos
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La presentación -- a cargo del escritor Pedro De Silva, ex presidente del principado-: un momento impresionante, sumemente emotivo, y a la vez, muy sencillo, modesto. Como mi amigo y como su obra en sí.
La Casa del Libro estuvo llena de gente ayer en la tarde y muchos de los presentes éramos amigos del autor. Su mejor obra (Patsy -- ¿la recuerdan?) estuvo sentada en primera fila, muy atenta, orgullosa casi hasta la incandescencia cada vez que oía el nombre de su padre, que es el suyo (y el de la madre tierra también, aunque me parece que mi pequeña amiga aún no conoce ese mito griego). Jack aceptó con su modestia de siempre -- tan intríseca en él como sus gafas o su sonrisa- las palabras del presentador, que fueron muy bien ponderadas, un retrato acucioso de la obra y en cierta forma, del poeta y después, procedió a leer algunos pasajes selectos de Occidente, en sus propias palabras un 'trailer' de la obra per se. Y le aplaudimos. No por ser él, que no necesita de ovación alguna, si no por que la obra lo merece.
No soy muy objetivo cuando hablo de mis amigos, pero tampoco dejo que mi afecto sobrepase lo que sé de cierto. Es un gran libro. Y fue un placer y un orgullo estar en su lanzamiento, en su 'emancipación', su rito de paso al mundo. Después, la peña partió a tomarse por ahí un vino y Jack estuvo contento, libre del pre y post parto. Su libro, espléndido y entendido, ahora vuela en busca de lectores, su responsabilidad para con él, como autor, ha concluído, mas no así la mía como lector.
Por lo mismo, si entre ustedes hay lectores de poesía, que gustan de obras con sustancia y estilo, pero sobre todo, con alma propia, no tengo reparos en recomendarles con entusiasmo que lean Occidente. El libro se puede adquirir, a través de Internet, visitando esta página.
No lo dejen pasar; leerlo es una experiencia que no se olvida.
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Quiero decir, es mi 'otro' santo. Como ustedes saben (el nombre de este blog lo señala) yo tengo una "doble identidad" y tengo dos nombres. Hoy, es el 'Santo' de uno de ellos. Y mi madre me recordó, con insólita ternura, que hace muchos años, para celebrar uno de esos días de mi santo, mi abuela María hizo un pastel en forma de vaca -- debo haber tenido unos cuatro años y estaba obsesionado con las jirafas y las vacas, vaya usted a saber por qué motivo, razón o circunstancia. El caso es que la buena viejita -- que en ese entonces no era tan viejita- se encargó de hacer un pastel de forma bovina. La foto que acompaña este texto no corresponde a ése pastel, pero fue la imagen más parecida que encontré.
Las celebraciones eran sencillas, las hacíamos en casa. A veces venían mis primos, pero no siempre. Me gustaba que fuera mi santo por que me sentía especial. Me regalaban algún libro o me llevaban al cine. Era un pequeño "extra" más allá de mi cumpleaños -- que se tardaba tanto en llegar- y Navidad/Reyes, que realmente nunca me han hecho sentir feliz.
Hoy recuerdo que es mi santo y me alegro y me enternezco. Recuerdo ese pastel de vaca y el tener este vínculo con mi padre que nadie más en la familia tiene ya. Y creo que mi mamá sigue teniendo razón, no importa qué tan lejos esté o qué tan viejo sea (aunque no me siento viejo, me siento de mediana edad y no sé por qué me late que eso es infinitamente peor, jajajaja) siempre habrá una parte de mí que se sigue entusiasmando cuando llega mi santo, a medio camino de mi cumpleaños.
Así sea, pues.
Comentarios
A, V & G.
Mensaje breve pero sustancioso...
Un abrazo a los dos (¿o es dos abrazos a uno?)
,,,
lusín
:)
Como siempre, es un placer, hermano.
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Frank:
Dos por cabeza suena bien!
:)
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Lusin,
Y claro, tú siempre eres parte de esto.
Mi amistad y mi cariño sin tasas para los tres.