lunes, 1 de diciembre de 2008

Yo soy diciembre

Soy el frío, el viento que cala, soy el invierno que se posa quedamente en la ciudad; soy la noche larga y sin estrellas, la última hora antes del amanecer blanco que se extiende en el alféizar.

Soy la soledad perentoria que tratas de espantar a gritos, permanezco en el mutismo, inamovible, entre las sombras. Soy el cráneo que se quiebra, la dentadura que tirita, la piel ajada, el ulular entre las ramas.

Soy la frágil ilusión de los niños mientras duermen, soy la trampa para el solitario y el insomne, soy la cena que no se termina de preparar nunca, soy el telefonema que no llega, soy el telegrama que deriva en baile o llanto. El suspiro azul, el carámbano en la mano, el salto por la ventana, la última copa.

Soy la noche y me desplomo, interminable. Soy tu tristeza compartida, envuelta con lazos. Soy la alegría vertiginosa, fugaz, volátil. Soy el daño permanente, la media sonrisa, el abrazo partido. Soy la esperanza de otro día. Soy la piedad ajena y la sorna propia. El desencanto bajo el árbol y la ternura en los ojos. El odio rabioso, la más dulce sonrisa.

Soy la fiebre que brota en la almohada, la lágrima que cae y se congela. Soy el coro de toses y estornudos. De pesares y plegarias, de risas y deseos, villancicos y
sollozos.

Soy la luna pálida que brilla entre los árboles, soy la fe de los más jóvenes, la memoria de los viejos, las luces parpadeantes y el mañana que amanece muy despacio, cuando llega. Soy el sol de invierno, la chimenea que aguarda, soy la paz que no dimite, el continente del recuerdo.

3 comentarios:

Selva Hernández dijo...

Hermoso Miguel.

humantree dijo...

De acuerdo con Selva.

Unicornio dijo...

Leo tu escrito mientras escucho a George Winston desgranar como copos de nieve en mis oídos y corazón las notas pianísticas de "The Holy and the Ivy" (de su álbum "Winter"... si no lo conoce, dime y de inmediato te lo comparto). El efecto es inmediato, Miguel: a pesar de toda la tristeza que nos rodea, brota la esperanza como si fuera flor de cerezo entre la nieve (ya sabes: por eso en Japón el cerezo - si mal no recuerdo - es el símbolo del Valor. Porque florece cuando y donde otros no se atreven).

Un afectuoso abrazo del

prenavideño Unicornio.