Retratos: Carnal
No es mi hermano-hermano, pero es mi carnal.
Juntos, éste ilustre joven caballero y yo hemos pasado por numerosas aventuras-y-desventuras: hagan de cuenta Batman y Robin, sólo que sin Batimóvil... y es una de las personas que más quiero.
Con mi carnal, he aprendido muchas cosas a lo largo de dos décadas: que un amigo abandona el calor de la cama en una noche de invierno, para llevarte dos cajas de kleenex y una aspirina; que puede llamarte a las tres de la mañana en una emergencia, sabiendo que no vas a enojarte con él por hacerlo.
Así es de generoso, en una calle de doble sentido. Se pone al teléfono aunque sólo disponga de unos minutos. Cancela una cena con un prospecto posible, para irse a tomar una copa contigo o dos o tres o nueve, mientras juras que odias-el-amor y te escucha hasta que se te acaban las palabras o las lágrimas o ambas cosas [y de hecho, lo hizo].
Es inevitable que a los amigos les pongamos adjetivos calificativos, tan propensos como somos a catalogarlo todo: "mejor amigo" [si tengo un mejor amigo... ¿tendré un peor amigo?], "amigo de la infancia", "amigo de la prepa", "amigo de la familia", "colega", "cuate", "conocido", "mano", etcétera, etcétera. Pero la verdad es que no importa cómo lo llamemos o de dónde lo/la conozcamos; tener un amigo es algo entusiasmante, esperanzador aún contra nuestra propia reticencia tener fe en la humanidad. Nuestros amigos son humanos, como nosotros, tienen los pies de barro y sin embargo, los amamos igual, por lo que son y lo que son para uno: muchas veces incluso serán torpes o descuidados, distraídos o bruscos y alguna vez hasta crueles.
Eso es parte de que sean humanos también.
Para bien o mal, tengo y sostengo la noción de que una relación afectiva de tipo amistoso, perdura pese a los roces, los gritos y sombrerazos, los desacuerdos y (si es genuina) hasta alguna decepción.
También sobrevive a la enfermedad, la angustia, los cambios drásticos, las relaciones nuevas, las separaciones y los malentendidos [cuando no hay orgullo y se deshacen a tiempo]. Supera la distancia, el tiempo, el estilo de vida... hasta la sexualidad y otros anexos.
Con él aprendí el principio de algo: que al final, con los amigos de verdad vamos estructurando la familia que elegimos para nosotros.
Ahora bien, como ésta es la vida real, no nos vemos tanto como nos gustaría (o al menos como a mí me gustaría, en todo caso). Él es un gran trabajador y un negociante avezado; además tiene una hija divina (Daniela, de 7 años) y ésto, junto con mi línea de trabajo y mi vida tan ecléctica, no ayudan mucho a que haya reuniones... aunque cuando las hay, son algo espléndido y especial.
Hoy, hace apenas unos minutos, me llamó.
Cuando mi carnal llama, es algo importante, aún si al mismo tiempo resulta espontáneo.
Es curioso que lo hiciera, porque mañana es su cumpleaños y había estado en mi mente todo el día.
Me dio una noticia: algo que adiviné aún antes que lo dijera. (Como adiviné hace tanto que sería papá y que era nena).
No puedo hablar de ella, pero sí del gozo (un salto en mi interior) que sentí.
Es por eso que hoy lo tengo aquí en vez de mañana o de otro día cualquiera. Es mi carnal y lo sabe: hemos visto cielos espléndidos y abismos que creíamos sin fondo. Nos hemos lanzado, cada uno por su lado, al vacío. Pero siempre ha estado ahí para enseñarme a volar, con cuidado de no estrellarme... no en balde fue controlador de tráfico aéreo alguna vez.
Son muchas cosas. Muchos años. Y ahora, mucho orgullo.
Enhorabuena, hermano.
Comentarios
B7s
Lo sé.
Mil besos.
Espero...me des al menos permiso de leerte.
Un fuerte abrazo de ano nuevo!.
Jose Caro Villegas
Alias Boheme/Cannbis.
Do you Remember my?.
Claro que te recuerdo.
Bienvenido al blog y espero nos leamos de vez en cuando.
¡Salud!