miércoles, 3 de septiembre de 2008

Dulces sueños (están hechos de esto)

Este es el primer disco que me compré en mi vida.
Esto no quiere decir que es el primer disco que tuve, si no que es el primer disco que me compré con dinero mío (en este caso, un dinero que me habían regalado para que hiciera con él lo que me diera la gana) y fue el primero que yo personalmente elegí.

Aún recuerdo la expresión en la cara de mi madre cuando, en una tienda de discos (que hace mucho, muchísimo ya no existe, desde que en México ya todo fue deglutido a lo bestia por el conglomerado corporativo de Carlangas Slim) me vio llegar, no con un disco de Timbiriche o alguna cosa así -- lo que niños de ocho o nueve años escuchaban habitualmente-, si no con éste álbum, con ésta cubierta tan particular: Annie Lennox (yo aún no sabía quién era Annie Lennox, claro) de espaldas, con el cabello tan corto y un antifaz de terciopelo negro y una caja de chocolates en forma de corazón. Ahora me conduelo con mi mamá, qué mal lo pasó con un hijo de gustos tan poco convencionales.

Recuerdo que me costó la suma de noventa y nueve pesos y que pagué yo, personalmente, satisfecho de mi compra, aún si mis padres trataron de disuadirme de ello, diciéndome que mejor ahorrara ese dinero o que me comparar otra cosa... pero no quise escuchar más nada. Yo ya había escuchado la canción que daba título al disco antes. Tenía que tenerlo.

Todo fue por escuchar Estéreo 99 (una estación que ya no existe, esto aún antes de la existencia de la mítica Rock 101), durante las largas noches de la primavera y el verano de 1983. No recuerdo bien cómo llegué a escuchar esa estación, ni los nombres de los locutores (me imagino que una de ellos sería Elsa Saavedra [¿dónde estás, a todo esto? ¿En Londres aún?] que era algo así como mi punto de referencia) pero sí, que ayudó a estimular mi sensibilidad muy New Wave: así fui descubriendo a lo largo de ese año y el siguiente, a las Go-Go's, a David Bowie, a Roxy Music, a los B-52, a Phil Collins, a Police, a Culture Club (¿sí, qué pasa? ¡Todo mundo tiene un pasado, y qué!), Adam Ant, la Human League, Bananarama (sí, también me gustaba mucho Bananarama, de hecho uno de los primeros CDs que me compré años más tarde, fue el Wow ¿qué tiene?), Prince, Cyndi Lauper, hasta la mismísima Madonna... y claro, los Eurythmics, que desde que los oí por primera vez, capturaron mi imaginación.

Como es natural, de algo debió servir para fomentar mi obsesión el haber visto (una sóla vez en ese momento, que conste) el célebre video dirigido por Derek Burbidge con Annie vestida de ejecutivo agresivo, Dave con la computadora y el violoncello y la famosa vaca, que hoy tiene carácter de icónico y legendario; realizado para promover éste, el segundo single de un LP aparecido en Inglaterra el 21 de enero de ese año. Este era el segundo álbum del dueto que popularizó el sinth-pop, pero su debut, el In The Garden (Mayo de 1981) no tuvo el reconocimiento que merecía -- era de hecho, un disco experimental y bastante avant garde, que personalmente es uno de mis preferidos-, así que éste era su albur final: se la estaban jugando y no tenían nada qué perder que no hubiesen perdido ya.

Así fue como grabaron en 1982 éste disco, que fue el que realmente los puso en el mapa, los hizo cruzar el océano, y los catapultó a la fama. Después de éste y su disco hermano, Touch (aparecido en ese mismo otoño), Dave y Annie exploraron nuevas venturas musicales, pero aquí aparecen tal vez en su forma más pura y lúdica. Así, parten de un tema como Love is a Stranger (con su letra sugerente y de imágenes violentas) y exploran emociones crudas -- con I could give you a mirror o Somebody told me- y un groove lúgubre, quizá percursor del Trip-Hop -- en This is the house, que puedo imaginar a Beth Gibbons de Portishead escuchándola en la noche solitaria- y hasta una cierta ominosa sensualidad, en This city never sleeps.

Pero el tema, el tema que todos hemos oído alguna vez, que podemos recordar cuándo lo oímos, que representa algo [algo: lo mismo representa el final de un verano para un niño que deja de lado su libro y se acerca a la radio, y escucha, escucha; o para un joven universitario que llega a otra ciudad que no es la suya y que le ofrece tesoros escondidos, que oye esta canción como la primera en su primer apartamento de soltero; o la chica, la joven bailarina, que descubre una elasticidad secreta y echa a volar mientras escucha, o el futuro director de comerciales que queda fascinado con la estética del video, o la futura periodista de rock, que decide que cuando sea grande será Annie Lennox, tantas cosas importantes para tanta gente tan distinta] es Sweet Dreams (Are Made of This).

Desde los primeros acordes, es única. Es una revelación. La voz de Annie oscila, gira, atrapa. La letra es aterradora, fascinante: some of them want to use you/some of them want to be abused... es el soundtrack perfecto para la noción que tengo de haber crecido en los años 80: en un permanente estado de shock.

El 3 de septiembre de 1983, la canción llegó al #1 de las listas de popularidad. Han transcurrido veinticinco años de que la escuchamos por primera vez, de que encontramos el hermoso rostro de Annie desprovisto de todo artificio. Y se sigue sintiendo, en cierto modo, como si hubiera sido apenas esta mañana.

Este es uno de los grandes discos del Pop/Rock del XX y ahora, quiero compartirlo a manera de mínimo homenaje, así que ustedes pueden descargarlo, íntegro, aquí.

PD: Y por si alguno de ustedes ha llevado la cuenta (o le interesa el dato) el día de hoy, con esta entrega, se cumplen 600 escritos en este espacio. Sí. A mí también me sorprende que sean tantos. A todos ustedes, gracias. Sin tener a quiénes escribirle, esto no tendría sentido y serían, en vez de 600 cartas de cariño, 600 botellas a la mar sin destino... y espero que en todo caso, al lanzarlas al agua, las hayan encontrado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

600 botellas lanzadas al mar, pero que sí han tenido destino. Leídas, asimiladas, polemizadas... pero jamás desapercibidas.

Gracias por compartir con todos esas botellas (¡SALUD!).

,,,

Dushka dijo...

Annie Lennox es fenomenal.

Pedro Bejarano dijo...

yo recuerdo particularmente,la presentación de Sweet dreams en los grammies, cuando Annie se disfrazó de Elvis... la voy a buscar en You tube

Anónimo dijo...

Enhorabuena Cane por tu blog, me encanta este homenaje al pop y cómo escribes tus cartas. Sólo he leído las últimas, pero son estupendas. Las otras, hasta llegar a 600, han tenido que llegar a mucha gente. Gracias por todo. Chao!

g. neidisch dijo...

Luego el que se perdió fui yo...
(tengo los ojitos cansados y sospecho que acabo de crear un conflicto por el puto idioma)
Me gustan Annie y Dave. Es de esos que hacen música que como que envejeve muuuy bien sin necesidad de liftings.
Jo! 600 mensajes? Deberías empezar a contar los comentarios.
Tengo que decirte algo: no puedo sacarme de la cabeza a a la isabele embarazada con un bebé y un roncón a su lado...