viernes, 24 de octubre de 2008

Ilegalmente tuyo

Robert Nuñez es un magnífico chico.

De hecho, podría decirse –valga el cliché- es una joya: reúne características que lo ponen en la categoría que las abuelitas calificaban como “buen partido”: trabajador, considerado, inteligente, divertido; canta ópera muy bien, sabe cocinar también, no hace pis en la piscina, ni toma dexedrina y siempre sabe de qué hablar.


El que Robert sea homosexual liberado – mas no libertino, conste- es sólo, como diría Dil (Jaye Davidson) en la fabulosa Juego de Lágrimas, “detalles, detalles”. Por lo mismo, su emocionado e-mail en el verano de 2004 para informar a los cuates que él y su pareja, Guillermo, iban a ser parte del nutrido contingente lésbico-gay que contraería matrimonio en masa en la ciudad de San Francisco, pareció una estupenda noticia.


Lástima que las buenas noticias tengan fecha de caducidad.


Pocas semanas después de su boda, la suprema corte de California, por orden del increíble Governator, revocó la validez de tales alianzas, por lo que antes de que pudieran mandar a revelar las fotos de su honeymoon en Cancún, Bobby y Memo se encontraron con que no sólo no estaban casados, sino que para todo uso y razón nunca lo estuvieron y por si fuera poco, su unión, pese a ser oficiada por el alcalde de la ciudad de San Fran, se contemplaba como una felonía fuera de las leyes del estado. Ergo, Robert escribiño un nuevo correo mezcla de desconcierto y genuina ojeriza: “si no somos legales, ¿qué carajos somos?”


Y aquí es donde uno se queda patidifuso: en este caso, el pasto no es más verde en casa del vecino.


En ese momento, el proceso para que se admitiera la propuesta de leyes de convivencia en México era más parsimonioso que embarazo de elefanta, recuerdo que en esos días salió por la tele un diputado panista rebuznando: “está bien que [los homosexuales] quieran derechos como la gente normal (sic), lo malo es que luego van a creer que son como nosotros”. Tampoco escandaliza – aunque sí asquea- el que en Cuba, el régimen castrante, er, castrista, todavia acose y arreste a travestis (homosexuales o no) por el simple hecho de serlo. Bobby y Memo no quitaron el dedo del renglón y cuando nuevamente se legalizaron las uniones homosexuales en su estado, se volvieron a casar en septiembre pasado, en Los Ángeles, con todas las de la ley y su familia presente.


Pero nunca falta el pero --y es increíble que, en la tácita capital de la diversidad sexual (los Estados Unidos) pasen estas cosas-, ahora emerge la abominable propuesta #8, una enmienda a la constitución que, de ser aprobada en las elecciones del próximo 4 de Noviembre, significa que los matrimonios gays nuevamente son ilegales en California.


Y yo pienso: ¿retrocede el reloj? ¿De balde el esfuerzo de tantos? Quizá, si Bush & Co. se salen con la suya y su chicle pega, los magníficos chicos como mi amigo Robert y su pareja se tendrán que ver a escondidas o ser prófugos de la ley, como si fueran tunantes, lo que sería una fantasía medio romántica… y una realidad muy perturbadora.


Yo no puedo hacer nada, pero, si ustedes están en los Estados Unidos y en particular en California, por favor, voten NO a la propuesta 8. Es injusta. Es monstruosa. Es 1984. Y es inhumana.


Y desde aquí le digo a Bobby que en su lucha no está solo.

2 comentarios:

Fellah Majluf dijo...

Miguel,

Creo que lo importante es que todos tengamos los mismos derechos. La gente puede decir idioteces y creerselas, pero ante la ley todos iguales.

Ante la vida todos iguales, recuerdo alguna vez que Henry decía de hacer más cosas para gays, olimpiadas y no recuerdo qué más. Yo le dije, pero si son personas igual, para que hacer diferencias. Más diferencias.

No crees?

Un abrazo

Pablo

Botica Pop dijo...

De acuerdo, si alguien quiere casarse con todas las de la ley, pues debería poder hacerlo. Pero en el "Ilegalmente Tuyo", podríamos quedarnos en la parte más importante: "Tuyo".
Llegué aca por lo del FB de Miguelangel, y me ha gustado tu blog.
Un saludo.