lunes, 31 de marzo de 2008

El Búho y la Gatita

Hay muchas canciones que aprendí, tendido a la sombra de mi árbol genealógico.
Canciones de lo más variopintas. Y poemas.

En 1871, Edward Lear, un inglés excéntrico (no podía ser de otra manera) y encantador, escribió este 'nonsense poem', que con el paso del tiempo, igual que algunos otros textos de su contemporáneo Lewis Carroll, se convirtió en una canción popular para la infancia; un nursery rhyme, que con su propia cadencia alguna vez hemos oído todos y que yo aprendí a cantar siendo muy pequeño. A mi abuelo Miguel (el padre de mi padre) le hacía una gracia supina que en mis años de precoz cantara esta canción y si bien no recuerdo haberme sabido todos los versos, aquí se las reproduzco, sobre todo por algo que me llamó la atención, relacionado con ella.

Sírvanse leer, por favor (mientras se imaginan a un M. Cane de cuatro años o así cantando muy inspirado, acompañado de un piano de juguete)

The owl and the pussycat
went to sea
In a beautiful pea-green boat.

They took some honey
and lots of money
Wrapped in a five pound note.

The owl looked up to the stars above
And sang to a small guitar,

O lovely pussy!
Pussy my love!
What a wonderful pussy you are.

You are!

Pussy said to the Owl,
'O, you elegant fowl!
How charmingly sweet you sing!'

Let us be married,
Too long we've carried
But what shall we do for a ring?
a ring,
a ring?
What shall we do for a ring?

They sailed away for a year and a day
To the land where the bong-tree grows

And there in a wood a piggy wig stood
With a ring at the end of his nose,
His nose,
His nose,
a ring at the end of his nose.

'Dear piggy wig, are you willing
to sell for one shilling
your ring?'

Said the Piggy wig,
'I will,
I will.'

So they took it away, and were married next day
By a Turkey who lives on the hill.
They dined on mince,
and slices of quince,
Which they ate with a runcible spoon;

And hand in hand, on the edge of the sand,
They danced by the light of the moon,
The moon,
The moon,
They danced by the light of the moon.

¿Verdad que es una cancioncita muy bonita?

Como pueden ver, nada tiene de especial o mortificante el poema original tampoco.
Es la clase de ronda que se canta en la infancia, que, como ya dije, aprendemos del seno materno o bien, como ramas de nuestro propio árbol genelógico, antes de que nos lleve el aire y creemos nuestro propio árbol.

Pero no todo mundo piensa lo mismo. A continuación les traduzco una nota que me vine a encontrar en Internet, que no me habría llamado la atención si no hubiera mencionado al Búho y la Gatita.

Salt Lake City, UTAH(AP).- Mary Anne Rodgers, vecina de la población de Taylorsville, suburbio de Salt Lake City, presentó una moción ante tribunales y autoridades escolares para solicitar que en una guardería de la localidad se prohíba la canción infantil "The Owl and The Pussycat".

De acuerdo a la declaración presentada por Rodgers, encabezando a un grupo de padres de familia, cuyos hijos tienen edades que fluctúan entre los nueve meses y los cuatro años de edad (previo al ingreso a Pre-Escolar), la canción que por años ha sido un estandard en temas infantiles, presenta un contenido objetable, al repetir varias veces la palabra 'Pussy', que en la jerga actual es también una manera vulgar de referirse al órgano reproductor femenino.

Esto, junto con 'referencias a drogas', más concretamente en la alusión al 'bong-tree' como paralelo de las pipas para fumar estupefacientes, ha causado una controversia entre padres de familia de la localidad, quienes aducen que es 'políticamente incorrecto' exponer a sus hijos a lo que ellos consideran 'controvesial' y han solicitado un cese a que se siga utilizando el tema. La intervención de un juez de lo familiar ha sido el siguiente paso de la solicitud.

Al respecto, Margaret Loate, vecina de la localidad y directora de un centro de atención infantil ha descartado el caso como 'ridículo y exagerado'.


Sigo pensándolo.

La corrección política y la gente con criterio de hormiga son los dos más grandes problemas que tiene el mundo de hoy. Cuando acabemos con ellos, habrá un futuro mejor.

Lo malo es que, como bien decía mi abuelo Faustino (el padre de mi madre) "el problema con los pendejos no es que lo sean, sino que siempre son muchos."

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