viernes, 27 de octubre de 2006

Postal del Overlook

Cuando me dijeron "vas a conocer el hotel de El Resplandor" no lo creía... luego, cuando me percaté de que era verdad, me emocioné tanto que parecía un niño pequeño, que va a encontrarse con el santo grial.

Debo admitir que ésa no es mi película favorita de Kubrick, pero me gusta y me estremece y nunca pensé que en este viaje por Oregon (el gran noroeste estadounidense) me llevaría, literalmente, a las puertas del Overlook Hotel.

En realidad, el Overlook se llama The Timberline Lodge y es un sitio histórico que se ubica en las faldas de Mount Hood, lo que lo hace un paraíso para esquiadores -- de hecho, en lugar del amenazador laberinto de arbustos, lo que tiene es una impresionante estación de esquí, con funicular y toda la cosa.

Como visitamos en otoño, obviamente no se ve así, pero en diciembre está en plena operación y se ve exactamente como en la foto: sólo falta Jack Torrance corriendo por ahí con un hacha en la mano.


Aunque los exteriores sí se rodaron en Oregon, los interiores se filmaron en Londres. Sin embargo, y siendo obsesivo como saben, no resistí la tentación de ir a buscar la habitación "maldita" (217) y la encontré. Le tomé una foto, pero no me dejaron entrar a tomar fotos adentro... ¿será que habría alguna chica dándose un largo baño de tina?

Como sea, los corredores sí son largos y a veces sinuosos y la luz es extraña aquí... y por supuesto, el que mientras vagaba por ahí no dejara de tararear el Dies Irae de la Sinfonía Fantástica de Berlioz, ayudó a que me empezara a asustar... y a que me rehusara terminantemente a usar el ascensor...

Este es el lobby superior, aunque naturalmente, no es el sitio donde Jack escribía "No por mucho madrugar amanece más temprano", podría haberlo sido: desde aquí se puede ver la montaña y el cielo sin nubes, mientras uno se acurruca ante el fuego para leer historias de fantasmas.

El Timberline es famoso por su cocina -- y me consta, es deliciosa- y por su atmósfera, misma que la película ayudó a estimular. En Navidad, se coloca un árbol que llega al techo y hay, me entero, que reservar con mucha antelación. ¡Qué diferencia, después de pensar en los Torrance encerrados ahí todo el invierno/infierno!

De hecho, paseándome por los exteriores, descubrí la ventana por la que Danny Torrance salió corriendo. La pueden ver, en el segundo piso, con la pared de piedra. Supongo que es la ventana del baño en que Wendy grita para siempre, mientras aquél rompe la puerta y grita: "HEEEEERE'S JOHNNY!!"


Este viaje a Oregon ha resultado en una serie de sorpresas y descubrimientos y el Timberline/Overlook es apenas el primero de ellos...

...y fue como una pesadilla vuelta realidad el poder cruzar la puerta del Overlook, después de recorrer el impresionante y serpenteante camino boscoso que bordea el Río Columbia, para encontrar que sí, esos sitios que brotan del cine para mesmerizarnos, también son una realidad... aún sin gemelitas siniestras invitándome a jugar para siempre o un hombre vestido de oso comiéndose a un aristócrata mientras hay una fiesta de gala en el Golden Room.

Qué sorprendente decirlo...

...¡estuve en el Overlook!

Ojalá estuvieras aquí.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

oh, que extraña sensación, ¿no? Yo he conocido algún hotel tétrico, pero creo que no como ese. Vaya melenas llevas!!

mil abrazos

Miguel Cane dijo...

Querido Lusin:

Sólo me falta visitar el hotel de El Año Pasado en Marienbad para completar mi lista de edificios macabros del cine.

[He ido muchas veces al Dakota, donde se rodó Rosemary's Baby]

Ya falta cada vez menos.

Mil abrazos,

M

PD: ¿Mi pelo? ¡Uy y eso que no lo viste antes!

Anónimo dijo...

Querido Miguel, que relato tan fantástico, te estoy descubriendo ahora como escritor y me encantas, tuve el placer de vivir contigo la maravilla que es Oregon y bueno disfruto tu relato enormemente.
Besos
Alicia

Miguel Cane dijo...

Querida Alice:

Ha sido un gran placer. Y espero que sigas iluminando estas páginas con tu visita, siempre bienvenida.

Mil besos.

M

emejota dijo...

¡Visitar el Overlook! Eso sí que es toda una experiencia. Yo siento una debilidad especial por "El Resplandor" que no sabría concretar, en parte quizá porque se hace extraño que conciliar un pasillo largo enmoquetado con la música de Bartok de lugar a un acorde tan bien afinado...

Un abrazo

Miguel Cane dijo...

Querido Mariano,

¡sí que fue toda una experiencia!

La verdad es que sí me asusté yo solo, pero lo gocé mucho también.

Espero ya poder contarte y dentro de no mucho, pues.

Un abrazo grande y cuidaté!!