Ayer no blogée...
... y me siento medio culpable.
Pero no tanto como para lamentar no haberlo hecho. Bien podría haber puesto una entrega con la fecha de ayer, jueves, y engañarlos a todos (empezando por mí) pero no me pareció ni necesario, ni justo. Total, este año no me propuse actualizar todos los días, como lo hice en 2007.
Si en 2007 me daba la noche y no actualizaba, me sentía mal: me sudaban las manos, me daba dolor de cabeza y ansiedad.
Pero ayer no tuve tiempo de nada de eso: tuve muchas cosas que hacer. Aunque ahora vivo en una ciudad pequeña, con un estilo de vida más relajado y solaz, también tengo muchas otras cosas qué hacer igual que cuando vivía en Megalópolis.
Tuve que ir a hacer "recados" -- como le dicen aquí a ir a hacer las cosas del día: llevar ropa a la tintorería, hacerle un favor a una amiga, tomar un café con la magnífica Marta, pasearme frente al mar...- y la verdad es que no se me ocurría un tema que fuera lo suficientemente relevante como para ponerlo aquí. Porque poner algo que no me satisfaga del todo, pues tampoco.
Para los que usan esta ventana como termómetro para saber de mi personita, puedo informar que estamos todos bien: que después de la tormenta, vino la calma. Que me siento contento con mi vida aquí y que, para mi sorpresa, he descubierto que encarar tu peor desencanto, tu mayor temor, te deja con la sensación de que no puede haber nada peor que el dolor transido y eso siempre te ayuda a ver hacia otro punto: en este caso, será hacia arriba.
Espero poder seguir mirando siempre hacia arriba, echando mi destino a los vientos.
Por aquí seguimos, y mientras algo sucede o se me ocurre o atraviesa algo que valga la pena contar, soy siempre de ustedes, afectuosísimo, su
Aslan de Narnia.
Pero no tanto como para lamentar no haberlo hecho. Bien podría haber puesto una entrega con la fecha de ayer, jueves, y engañarlos a todos (empezando por mí) pero no me pareció ni necesario, ni justo. Total, este año no me propuse actualizar todos los días, como lo hice en 2007.
Si en 2007 me daba la noche y no actualizaba, me sentía mal: me sudaban las manos, me daba dolor de cabeza y ansiedad.
Pero ayer no tuve tiempo de nada de eso: tuve muchas cosas que hacer. Aunque ahora vivo en una ciudad pequeña, con un estilo de vida más relajado y solaz, también tengo muchas otras cosas qué hacer igual que cuando vivía en Megalópolis.
Tuve que ir a hacer "recados" -- como le dicen aquí a ir a hacer las cosas del día: llevar ropa a la tintorería, hacerle un favor a una amiga, tomar un café con la magnífica Marta, pasearme frente al mar...- y la verdad es que no se me ocurría un tema que fuera lo suficientemente relevante como para ponerlo aquí. Porque poner algo que no me satisfaga del todo, pues tampoco.
Para los que usan esta ventana como termómetro para saber de mi personita, puedo informar que estamos todos bien: que después de la tormenta, vino la calma. Que me siento contento con mi vida aquí y que, para mi sorpresa, he descubierto que encarar tu peor desencanto, tu mayor temor, te deja con la sensación de que no puede haber nada peor que el dolor transido y eso siempre te ayuda a ver hacia otro punto: en este caso, será hacia arriba.
Espero poder seguir mirando siempre hacia arriba, echando mi destino a los vientos.
Por aquí seguimos, y mientras algo sucede o se me ocurre o atraviesa algo que valga la pena contar, soy siempre de ustedes, afectuosísimo, su
Aslan de Narnia.
Comentarios
Al menos no trepaste tampoco una foto para reemplazar lo que no has escrito (es que te leo en lynx y de las fotos no me entero).
Creo que tengo una mala idea de "tener que hacer", porque entiendo lo de llevar la ropa y beber café con Negocianta, pero... tener que ir a caminar al mar? Cada vez lo confirmo más: mi vida privada y social ya no existen :(
Un abrazo!
J.
Me ha dado una envidia, aquí podía decir, "pasear frente al periférico". El mar es el escape más hermoso y más efectivo de todos.
besos
Un abrazo Trasatlántico
PBejarano
Abrazos, Miguelón.