Yo estoy enamorado de Julie Christie
Antes que Kidman, antes que Watts, antes que Meryl o que Diane, que Julianne, la Zeta, la Connelly o la Winslet, existió Julie Christie.
Y aún existe. Hay pruebas ontológicas de su existencia.
No recuerdo cuándo fue que vi a Julie por primera vez. Pero sé que era pequeño; su rostro -- ese rostro magníficamente triste y a la vez tan lleno de luminosidad en cuanto sonríe- aparece en mis recuerdos más lejanos, en blanco y negro, tal vez en la superficie brillosa de una foto de revista recortada para hacer un collage (yo hacía muchos collages en una época de mi vida).
Desde entonces y hasta ahora, Julie es un punto de referencia básico en lo que me compone. He visto y tengo en mi colección todo (o al menos todo lo disponible) que ha hecho: desde su pequeño papel debut en Billy Liar, hasta su valerosa interpretación versus una supercomputadora malévola en La generación de Proteo, sin olvidar el anti-Western de Robert Altman, McCabe & Mrs. Miller -- donde aparecía con su Warren (Beatty).
De hecho, si alguien me pregunta alguna vez quién es mi actriz favorita, suelo responder que Julie Christie [y no, no exactamente, hay muchas más en ese nicho, pero casi siempre de la primera que me acuerdo es de ella]. Hace algún tiempo, cuando vivía en México cada vez que mi entonces esteticiènne (sic) procedía a contarme el lovely drama de su accidentada vida amorosa yo le respondía que yo estaba/estoy enamorado de Julie Christie (esa anécdota ya la conté aquí, ¿se acuerdan?). Si alguien menciona la ciudad de Venecia, inmediatamente lo primero que me viene a la mente, es una imagen de Julie Christie, vestida de luto, en una góndola, como ocurre en Don't Look Now.
Tantas y tantas referencias... Podría decirse que siempre fue un amor secreto (o no tanto).
A continuación podrán ver un fragmento de entrevista realizada con Julie en 1966-67, la época que mayor furor estaba causando, con un Oscar por su interpretación en Darling (de John Schlesinger) y la monumental Doctor Zhivago (David Lean). Esto es justo antes de que se marchara a San Francisco a rodar la que es una de mis películas favoritas de la época: Petulia (1968), en la que fue dirigida por Richard Lester y aparece al lado de George C. Scott -- que era un gran actor y hoy día no recibe el respeto que se merece, aunque haya muerto ya.
En la entrevista, que fue realizada por Peter Whitehead como parte de su documental Tonight Let's All Make Love in London, Julie habla de una serie de temas. En ese entonces, era una mujer muy joven -- veintiséis años-, sin embargo, ya había un patrón establecido de cómo veía la vida entonces y cómo seguiría viéndola hasta hoy.
"¿Sientes que estás lista para le felicidad?" le preguntan y ella responde que no.
Y aún existe. Hay pruebas ontológicas de su existencia.
No recuerdo cuándo fue que vi a Julie por primera vez. Pero sé que era pequeño; su rostro -- ese rostro magníficamente triste y a la vez tan lleno de luminosidad en cuanto sonríe- aparece en mis recuerdos más lejanos, en blanco y negro, tal vez en la superficie brillosa de una foto de revista recortada para hacer un collage (yo hacía muchos collages en una época de mi vida).
Desde entonces y hasta ahora, Julie es un punto de referencia básico en lo que me compone. He visto y tengo en mi colección todo (o al menos todo lo disponible) que ha hecho: desde su pequeño papel debut en Billy Liar, hasta su valerosa interpretación versus una supercomputadora malévola en La generación de Proteo, sin olvidar el anti-Western de Robert Altman, McCabe & Mrs. Miller -- donde aparecía con su Warren (Beatty).
De hecho, si alguien me pregunta alguna vez quién es mi actriz favorita, suelo responder que Julie Christie [y no, no exactamente, hay muchas más en ese nicho, pero casi siempre de la primera que me acuerdo es de ella]. Hace algún tiempo, cuando vivía en México cada vez que mi entonces esteticiènne (sic) procedía a contarme el lovely drama de su accidentada vida amorosa yo le respondía que yo estaba/estoy enamorado de Julie Christie (esa anécdota ya la conté aquí, ¿se acuerdan?). Si alguien menciona la ciudad de Venecia, inmediatamente lo primero que me viene a la mente, es una imagen de Julie Christie, vestida de luto, en una góndola, como ocurre en Don't Look Now.
Tantas y tantas referencias... Podría decirse que siempre fue un amor secreto (o no tanto).
A continuación podrán ver un fragmento de entrevista realizada con Julie en 1966-67, la época que mayor furor estaba causando, con un Oscar por su interpretación en Darling (de John Schlesinger) y la monumental Doctor Zhivago (David Lean). Esto es justo antes de que se marchara a San Francisco a rodar la que es una de mis películas favoritas de la época: Petulia (1968), en la que fue dirigida por Richard Lester y aparece al lado de George C. Scott -- que era un gran actor y hoy día no recibe el respeto que se merece, aunque haya muerto ya.
En la entrevista, que fue realizada por Peter Whitehead como parte de su documental Tonight Let's All Make Love in London, Julie habla de una serie de temas. En ese entonces, era una mujer muy joven -- veintiséis años-, sin embargo, ya había un patrón establecido de cómo veía la vida entonces y cómo seguiría viéndola hasta hoy.
"¿Sientes que estás lista para le felicidad?" le preguntan y ella responde que no.
Pero cuando nos encontramos, a finales de 2005, en un parque de Londres un día de otoño-casi-invierno, con cielo escarchado, foulards al cuello, té caliente y oscuridad a las cuatro p.m., ya estaba lista. Al preguntarle más o menos lo mismo, dijo: "Una vez leí en un libro de Milan Kundera, que la felicidad es la ausencia del sufrimiento. No digo que eso es lo que entiendo por felicidad, pero creo que es una manera interesante de enfocarla. Creo que, en el mundo en que vivimos, la ausencia de sufrimiento se da con mucha dificultad. Diría que siento alegría de estar viva y al mismo tiempo siento una profunda tristeza."
Mientras Julie hablaba, pude ver las expresiones en su rostro: es un rostro por el que ha pasado el tiempo, sólo hace falta comparar la lozanía de la chica en la entrevista, y cómo aparece en el fotograma que ilustra esta entrada, tomado de su nuevo filme Lejos de ella, mismo que le ha traído una resurrección a su carrera y la posibilidad de obtener otro Oscar -- estuvo a punto de hacerlo en 1997 por su extraordinario trabajo para Alan Rudolph en Afterglow, pero ya saben lo que pasó (a los gringos se les alborotó lo patriotero y premiaron a la única contendiente local, la bastante sobrevaloradita Helen Hunt, que luego no volvió a dar golpe).
En Lejos de ella, debut como directora de la también actriz Sarah Polley, Julie interpreta a Fiona Anderson, un ama de casa canadiense que ha estado casada por cuarenta años con el mismo hombre, y que ha sido profundamente feliz, hasta que el Alzheimer aparece en su vida... sin embargo, no permite que la enfermedad le robe la dicha: sólamente la transforma.
Julie deslumbra en la pantalla, igual que lo hace en persona. Ha envejecido con gracia insondable en un oficio que el paso del tiempo no perdona. Es una mujer que se ha mantenido fiel a sus ideas -- aunque se señale a sí misma como 'terriblemente superficial'- y es un icono, a prueba del tiempo.
Por eso, es que estoy enamorado de Julie Christie.
Mientras Julie hablaba, pude ver las expresiones en su rostro: es un rostro por el que ha pasado el tiempo, sólo hace falta comparar la lozanía de la chica en la entrevista, y cómo aparece en el fotograma que ilustra esta entrada, tomado de su nuevo filme Lejos de ella, mismo que le ha traído una resurrección a su carrera y la posibilidad de obtener otro Oscar -- estuvo a punto de hacerlo en 1997 por su extraordinario trabajo para Alan Rudolph en Afterglow, pero ya saben lo que pasó (a los gringos se les alborotó lo patriotero y premiaron a la única contendiente local, la bastante sobrevaloradita Helen Hunt, que luego no volvió a dar golpe).
En Lejos de ella, debut como directora de la también actriz Sarah Polley, Julie interpreta a Fiona Anderson, un ama de casa canadiense que ha estado casada por cuarenta años con el mismo hombre, y que ha sido profundamente feliz, hasta que el Alzheimer aparece en su vida... sin embargo, no permite que la enfermedad le robe la dicha: sólamente la transforma.
Julie deslumbra en la pantalla, igual que lo hace en persona. Ha envejecido con gracia insondable en un oficio que el paso del tiempo no perdona. Es una mujer que se ha mantenido fiel a sus ideas -- aunque se señale a sí misma como 'terriblemente superficial'- y es un icono, a prueba del tiempo.
Por eso, es que estoy enamorado de Julie Christie.
Comentarios
La famosa peli de la Polley; como me encanta la Polley, con su carita de triste hermanita olvidada de Uma.
Lejos de ella fue mi regalo de Reyes. Es un peliculón. Julie Christie está fenomenal. También Gordon Pinsend. Lástima que los tarados de la Academia sólo van a tomar en cuenta a la Christie. Sniff.
Muy guapa, efectivamente. Yo manejo estos meses un crush terrible con eva green... Muy buenas tus reseñas de este año, tendré que ir más al cine, desgraciadamente la cartelera en México es deplorable estos últimos meses. Un placer leerte, como siempre, que bueno que sigues escribiendo diario y que no seguiste tus ideas extrañas de dejar el blog, o hacerlo mensual, etc.
Un abrazo