lunes, 8 de enero de 2007

Ánimo, valor y gracia


o bien:
Animus Virtus quod Gratiae

Ése, así como Ars Gratia Artis es el lema de la MGM, es el lema de vida que tengo yo y también es, en cierto modo, el lema de un [supuesto] club al que pertenezco llamado La Fraternidad de Jóvenes Leones.

El aro abajo presentado, en plata y con el nombre Aslan grabado dentro, es lo que representa: Ánimo, valor y gracia.

Últimamente, desde que lo he utilizado en este blog y en mis correos personales a modo de firma, algunos lectores y otros allegados me han preguntado de dónde vino la frase y también si tiene algún significado más allá de lo evidente en las tres palabras.

Sí, tiene un significado y también un origen y, en cierto modo, una función. Pero no había pensado en explicarlo; sólo son virtudes a las que aspiro... pero en realidad es algo que no sólo se limita a mi persona, porque el lema no nada más lo crée para mí.

Y no es nada más un slogan tampoco, que conste.

A ver, vayamos por partes:

El origen de ánimo valor y gracia...

...haciendo memoria (como algunas mujeres hacen calceta con agujas y estambre) la primera vez que usé el término, fue en el otoño de 2005, en España. En un mensaje SMS que mandé desde una calle que se llama Marqués de San Esteban, en la ciudad de Gijón, Asturias [Paraíso Natural].

Yo estaba de visita en esa ciudad para la cobertura de su Festival Internacional de Cine, y era una experiencia (fue una experiencia) seminal e importante: era la tercera vez que visitaba la ciudad, la primera que cubría un festival y fue cuando tuve por primera vez la idea de hacer lo que ahora ya estoy llevando a cabo.

También fue ocasión de estrechar/establecer lazos con amigos.
Amigos con quienes el verano anterior había conformado ese "club" del que hablaré otro día con más detalle (aún si su fecha de fundación original es el 7 de Julio de 2004).

Ese mes de noviembre, dos amigos míos estaban particularmente bajos.

No obedecía, por supuesto, a mi presencia en ese Finisterre -- o al menos eso espero, aunque luego tengo la impresión de que soy un poco como Melanie Daniels en The Birds, je, je- pero igual: uno de ellos estaba totalmente exhausto y de malhumor, por el brutal exceso de trabajo (amén de tener una especie de depresión post-partum literaria, tras dar a luz a un hermoso hijo) y el otro, más joven y soñador, estaba deprimido por haber llegado a lo que él creía, era un cul-de-sac en su vida: lo que había sido un anhelo perseguido-y-casi-obtenido se había esfumado para trocarse a un empleo que le desagradaba sobremanera y le mataba la sonrisa.

A los dos los veía así y acaso resultaba un tanto frustrante no tener a la mano nada con qué ayudar. (Siempre he pensado que si tuviera una varita mágica... pero es una fantasía tan boba) Sin embargo, un día -- no recuerdo cuál, mi memoria no da para tanto- mientras llovía, dejé a uno de mis amigos en la esquina de esa calle para que él siguiera hacia su mina de sal (léase: redacción) y yo volviera a mi cuartito de hotel. Le dije "ánimo" y él bufó (no lo culpo: estaba casi muerto) algo ininteligible.

Seguí mi camino media cuadra y antes de llegar al Hotel, saqué mi móvil (celular) y escribí "Ánimo, valor y gracia" y lo envíe a los dos leones.

Así nació el lema. Fue la primera vez que se usó.

No sé si de algo les habrá servido (supongo que sí, pero no es algo que uno deba esperar) pero lo cierto es que desde entonces se hizo parte de mi lexicón personal.

Ahora, sobre las virtudes que son y lo que representan (al menos aquí)

Ánimo: para cada mañana alzar la cabeza de la almohada, poner los pies en el suelo y levantarse para continuar el andar que algunos consideramos la vida.

Valor: para encarar y enfrentar cada momento incierto de la vida. El día comienza de una forma, pero irá tomando otras formas. A veces la luz faltará, más pronto que otras veces. Siempre valor para caminar, aún en la oscuridad.

y Gracia: para moverse por los días. Para escuchar y hablar. Para cultivar y extender los afectos y los sueños. Para ser congruentes siempre con lo que somos, con lo que deseamos, trascendiendo lo que el mundo -- los demás -- las obligaciones alternas -- nos impone.

Gracia para mantenernos a flote;
nunca dimitir. Ni abandonar.

Eso es lo que significa entonces.

Es lo que, al menos uno personalmente, aspira a tener en la vida: tres virtudes que son riqueza y de las cuales mana todo lo demás: honor y júbilo, lealtad y obra.

Así pues, sea:
ánimo, valor y gracia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que no te imaginabas que ese lema iba a trascender al punto de que por acá, muy al sur, a veces se lo escucha; porque incluso antes de la explicación la frase resumía muchas cosas para mí.

Siempre acompañado de una fracesita que empieza "como dice..." antes o después. Cosa de respetar los derechos de autor. :)

Un abrazo!
Patricia

Miguel Cane dijo...

Patricia/Penélope:

Gracias por decirlo.
Me ilusiona, como no te das una idea, el poder compartir esto poquito de uno, en lugares tan lejanos como tu Finisterre al sur.

A veces cuesta, ¿eh?
Pero uno trata.

Muchos besos y muchos cariños.

Siempre aquí,

Miguel