Autor, conoce a tus lectores

Hace apenas un rato, todavía en noche de miércoles, durante un glamoroso y multitudinario coctel (de esos a los que iba diario hace diez años y que ahora evito; al que asistí realmente por mi cariño incondicional a Violetta Verdú) me encontré con mi amiga Jules, a la que hacía un buen rato no veía y que me cae muy bien.

Estábamos pues, tendidos en elegantes sofás blancos de cuero (la onda era que pareciera el salón un gran lounge y el resultado fue -- en honor a la verdad- un poco caótico, porque los lugares se abarrotaron de inmediato), nos pusimos a cotorrear el punto.

"Te he estado leyendo en tu blog," me dijo Jules "y me divierto cuando lo leo, me gusta."

"¿Y por qué no me dejas un comentario?"

Jules me miró con sus enormes ojos azules y por un momento pareció que no sabía qué decir, lo cuál me enunció después. "Me gusta, pero no se me ocurre qué ponerte."

Me dio risa.

La verdad, y esto lo he ido descubriendo conforme pasa el tiempo y este blog engorda, los comentarios de los lectores, muchas veces dan pie a otras entradas en el blog, o se convierten en temas propios. Algunos me hacen el día, y otros me sorprenden.

Del mismo modo y para ser honesto, sin enjoyar elefantes, me sorprende que este blog sea leído del modo en que lo es; a lo que voy: ¡nunca me imaginé que fuera a caer tanta gente tan distinta a leer!... muchos son mis amigos entrañables, otros son perfectos desconocidos que caen por casualidad googlera, y otros más son otros amigos igualmente entrañables, que se enteran y vienen a asomarse. Y algunos vuelven y otros lo incorporan a su cotidiano... y eso, a mí, me llena de una profunda gratitud y de una corriente de cariño. Aún si conozco o no a quien está del otro lado del monitor, leyendo lo que ahora mismo escribo (No deja tampoco de parecerme una especie de transubstanciación fascinante).

A veces me pregunto quién me estará leyendo (aunque luego dejo de pensarlo mucho: finalmente, lo escrito y plasmado, ya está ahí y no es mío, es de los demás).

Así pues, el de hoy es una invitación al lector para que, con toda confianza, deje alguna seña en las opiniones invitadas. Al menos para saber a quién tengo que darle las gracias por haber compartido lo que me salió de la cabeza este día.

Ahora, procedo a darme una ducha de madrugada y saltar a la Queen-Size, con su calientito edredón (aquí parece Antártica) con el Okapi (que ya me mira con ceño fruncido, no sé si es porque llevo un rato repitiendo el Bòlero, que todavía me obsesiona, o por que huelo a tabaco profusamente, verbi gratia el guateque donde anduve) y les deseo a todos felices sueños.

O despertares.

Y aquí estaremos, leyéndonos.