sábado, 30 de junio de 2007

Sábado


No por ser sábado he dejado de trabajar y aunque haga buen clima, he estado aquí, en mi mesa de trabajo todo el día, adelantando trabajo, dado que las próximas dos semanas --que en realidad comprenden la Semana Negra- no voy a tener mucho tiempo.

Esa es una rutina que he podido adaptar bien a mi cambio: trabajar. Puedo hacerlo en cualquier parte y a cualquier hora. No me causa conflicto y mis editores saben que siempre estoy disponible y que soy sumamente flexible, hasta en mis horarios.

Ahora que ya tengo mi jornada cabalmente rendida, escucho las voces que vienen de allá abajo. La gente ha estado todo el tiempo en la playa, asoléandose. Cada hora, un altavoz anuncia el cambio de tiempos, avisa sobre los cambios en la marea también. Yo oigo todo mientras escribo.

Estoy tratando de reentrar también, en mi novela nueva (aunque ni tan nueva, estoy escribiéndola desde que regresé de Roma en 2005... ya van a ser dos años) pero no puedo, no encuentro exactamente la forma. No me angustio, como en enero. Lo que pasa, es que perdí irremediablemente dos capítulos que había redactado aquí -- algo así como el equivalente a veinte páginas- y no sé cómo voy a reescribirlos. Uno era un capítulo "puente", es decir, sólo enlazaba con otras partes, así que no me preocupa tanto. Había otro, que tomó una forma específica, que escribí como una especie de rondó, en torno a un poema -- no mío, naturalmente. Yo no he sido nunca un poeta ni aspiro a- favorito, y que estaba funcionándome muy bien: cada estrofa de las seis del poema, servía para mostrar un pasaje de uno de los personajes, en distintos momentos de su vida, como un puente para contar lo ocurrido en doce años desde que se separaron por última vez después de haber estado involucrados en un hecho terrible (estamos todos en la isla).

Y lo perdí.

Y no sé cómo voy a volver a escribirlo.

Ahora bien, no voy a abortar la novela. He escrito tanto en ella, que resultaría imposible. No puedo, no puedo. Lo prometí. No puedo. Así que ahora voy a salir a la terraza y entre volutas, voy a tratar de encontrar la manera de volver a eso que había escrito y darle forma. Sé que voy a poder. Pero aún así, hoy es sábado. Sábado. Sábado.

Son ocho semanas. Hoy. Parece poco, pero...

No hay comentarios.: