miércoles, 2 de abril de 2008

Epistolaria del cariño

Algo que siempre llamó mi atención -- o bien, no siempre, pero sí desde hace unos veinte años, cuando comencé a escribir cartas de modo regular, antes que ese tipo de correspondencia evolucionara para convertirse en este blog... más o menos- era que, por antonomasia, la gente solía encabezar sus cartas con la palabra "Querido (a)".

"Querido Fulano", "Querida Zutana", o en algunos casos: "Apreciado" o "Estimado".

Siempre lo encontré como algo sorprendente, e incluso confuso. ¿Qué no se supone que alguien querido, es porque le queremos? ¿Entonces cómo le vamos a llamar "querido" a alguien a quien no queremos, o que tal vez no conocemos, o que, en un momento dado, nos cae mal?

Para mí, la gente en el mundo podría más elementalmente dividirse en tres categorías:

*La Gente a la que Quiero
*La Gente a la que No Quiero
*La Gente a la que No Conozco

Posiblemente la categoría más amplia sea la tercera. No conozco a mucha gente. Por eso siempre soy cordial con los desconocidos (si no siempre, las más de las veces). Sin embargo, nunca le escribiría a un desconocido al que no quisiera, una carta encabezada por "querido". Aunque tampoco por "Estimado".

"Estimado" y "Apreciado" siempre me han parecido como premios de consolación, platos de segunda mesa. Una compensación para no decir que quieres a alguien. Entonces, si no lo quieres, no se me figura que lo aprecies o lo estimes. Así que, para evitarme ese conflicto de consciencia, lo que hacía, al dirigirme a alguien a quien no conocía como para quererlo/a, le escribía usando su nombre de pila, o bien, algún apodo de buena voluntad.

Pero nunca "querido/a", si no lo era.

Con el tiempo, dejé de escribir cartas (¡Dios! ¡Qué bueno era para escribir cartas! No lo digo por mí o por cortar una flor de mi jardín, o pecando de inmodestia: lo digo porque es verdad, ¡escribía unas cartas buenísimas! A mis corresponsales les consta) y comencé a escribir este blog.

El otro día, no sólo por lo aquél reportaje por el que me llamaron, alguien me hizo reevaluar las razones de esta escritura; todo fue de un modo inevitable: caminando por la calle, me encontré a alguien que pertenece a la segunda categoría (gente a la que no quiero). Me preguntó si lo acompañaba a tomar un café y acepté por buena educación (y por que ya había usado demasiados pretextos para no hablarle a este ente, algo que en una ciudad de este tamaño no se puede evitar siempre).

Mi interlocutor, aunque despistado en cosas verdaderamente importantes de la vida y afecto a impostar la voz y los temas cuando conversa, no es necesariamente una mala persona. Es sólo que no lo quiero por que es grandilocuente, hipocritón y tanguero. Amén de que trató de cebarse a costas de alguien a quien sí quiero (y mucho) y no me pareció correcto, aunque el karma se encargó de ponerlo en su lugar, si bien dudo que aprendiera su lección, porque sigue igual de boquiflojo.

Pero en fin, el no querer a alguien no quiere decir que le tenga que mentar la madre cada vez que lo vea, o que lo agarre a varazos en la baja espalda. Nobleza obliga, que dicen, así que ahí me tienen, de escucha.

El joven (porque sí, es más joven que yo) se puso a elaborar, tomando por pretexto el reportaje de El Comercio, para cuestionar la existencia de este blog, más aún, partiendo de algo que él consideraba un origen de escasa validez como lo es "escribirle cartas a tus amigos" (me imagino que si alguna vez yo le hubiera escrito alguna carta, cosa que jamás hice, no opinaría lo mismo).

"Si yo tuviera un blog," me dijo "sería para emitir mi opinión."

"Bueno," dije yo, algo arrepentido de haber aceptado su invitación. Iba a ser un café muy largo "yo uso mi blog como tribuna, para expresar mi opinión sobre temas que me interesan..."

"No, no, lo tuyo es más sentimental. Tú mismo lo dices. Es muy personal. No puedes separar una cosa de la otra. Yo, en cambio, creo que es un medio para opinar..."

(Y para quedarte con el culo al aire, también, pensé yo, pero no se lo dije)

"Tú escribes como si fueran cartas a tus amigos."

Y si bien, lo dijo como una crítica, creo que dio en el clavo. Lo que él menosprecia como "sensiblería", para mí es algo más trascendente. Supongo que cada cabeza es un mundo. Como quien encabeza una carta diciéndole "querido" a alguien a quien ni siquiera ha visto, donde yo cada vez que pongo esa palabra (o sus variaciones) es por que la siento. He aprendido a no decir lo que no siento. O algo así.

Así que en un momento dado, esa es la razón: hacer un trasunto electrónico de un abrazo, o de una presencia. Quizá no todo el mundo lo entiende (sé que mi interlocutor, joven y arrogante, aunque debo reconocerle que si se estampa contra la pared no ceja en su intento, no entiende el concepto), pero no me importa. Quizá divago ahora, pero es lo que quiero decir.

Nunca encabezaría una carta llamando querido a quien no quiero. No "estimo" a nadie. Quiero o no quiero. Punto. No taso mis afectos. Pero como en todo, hay matices y gamas. Como en cada uno de los escritos que conforman la epistolaria que es este blog (y a su manera, toda mi epistolaria personal anterior, desde una primera carta escrita en vacaciones a un pen-pal que tuve y del que no volví a saber nada, hasta ahora). Pero todos han sido escritos con el mismo propósito: no ponerme a pontificar (¿quién soy yo para ponerme a pontificar y/o a moralizar?) si no extender los brazos: para abrazar cuando alguien lo necesita. Y para ser abrazado cuando yo lo necesito, también.

Me despedí de mi interlocutor, que me dijo que "no tendré nunca un blog, porque me parece una pérdida de tiempo" y volví a casa.

Y escribí esto.

Y me sentí bien.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno que te sientes bien. DEBES sentirte bien.

Este blog es una delicia para much@s de nosotr@s.

Eso de opinar, pues... hasta un Filmópata tiene opiniones.

Más bien:

Contra la estupidez hasta los propios dioses pelean en vano.

Y creo que tu interlocutor es simplemente un estúpido.

Mejor dobla la hoja.

Un saludote desde las ,,,,,,,,,,,

jejejejeje.

Anónimo dijo...

Por cierto...

la foto es de primera. ¡Buenísima!

¿El autor Miguel Cane abrazando a sus lectoras? Jejejejejeje.

:-)

Otro saludote lleno de ,,,,,,,

Unicornio dijo...

Estimado... ¡no, perdón! mejor... admirado Don Miguel:

En mi caso, generalmente TENGO Que Usar esos "matices" de palabras para expresar mi aprecio por distintas personas. Como bien dices, si no conozco personalmente a alguien, pero me agrada cómo escribe, lo que expresa con sus escritos y lo que se lee a veces entre líneas acerca de su visión del Mundo, puedo llegar a sentir aprecio (en el sentido definitorio) por esa persona, pero no podría "quererla" (en el mismo explicativo sentido), simplemente porque NO LE HE VISTO A LOS OJOS. Porque no he escuchado cómo ríe. Porque no he observado su rostro cuando escuchamos una noticia triste. O una melodía hermosa. O una serie de ráfagas de armas de fuego. O el llanto de un niño desesperado. O el regaño de una abuelita (y el guamazo acto seguido, jajaja!).

Híjole, no sé... es difícil explicarlo. Pero por ello utilizo varias gamas de adjetivos que muestran mi ¿"cariño"? ascendente hacia las personas con que interactúo a través de las distancias, vía teleconferencia (como en seminarios médicos) o vía el cada vez más ancho mundo del ciberespacio (como en este caso).

Supongo que tengo que emplear matices "quirúrgicos" (una mala costumbre que me dejaron los maestros). Por ejemplo, si digo "estimado" es porque "tengo en buen concepto" a alguien, por la definición de "estimar".

"Apreciar" lo usaría entonces para "estimar", o más bien, "valorar" el mérito de alguna persona. De hecho, entonces sería un poco menos que decir "admirado...".

Esto me recuerda la anécdota (que no he podido verificar si es 100% cierta) acerca de Mr. Webster, el del diccionario que lleva su nombre.

Cuentan que era "quirúrgico" con las palabras. De modo que, cuando su esposa lo pescó en una situación embarazosa (y no se si "literalmente embarazo...sa", jejeje) con su secretaria, reprendió de mala manera al afligido Sr. Webster. Pero esto cambió cuando ella, en su enojo, le dijo: "... y estoy muy enojada y SORPRENDIDA, señor Webster!". Ante esto, él frunció el ceño, se irguió gallardamente y le contestó, indignado: "Perdone usted, señora Webster: YO soy el SORPRENDIDO. USTED, Madame, está ASOMBRADA".

De modo que, en cuestión de palabras, tengo la mala costumbre de utilizarlas con exagerada especificidad... por tanto, no sería un buen poeta, supongo.

Empero, te comprendo bien. Hay cosas en las cuales uno, por formación, no puede transigir, porque de algún modo, forman parte de nuestra personalidad, valores y límites. Vamos, de lo que nos hace ser lo que somos, acertados o equivocados, o sencillamente, lo que somos ante el mundo.

Va entonces un gran saludo. mi estimadísimo Don Miguel. Y espero algún día, ante un sabrosísimo (y queridísimo) cafecito de olla, poder conversar y cantar y elucubrar y reír, de manera que entonces, con los amigos mutuos, podamos decir sin asomo de duda:

"¡¡¡Hasta la vista, mi querido Miguel!!!"

Pero por ahora, sin titubeo alguno, puedo despedirme con un

!Hasta la próxima, mi querido amigo!

P.D. Y, por solidaria amistad... ¿puedes decirle a tu amigo que yo también soy un bloguero sentimental? ¡Buen día!

Anónimo dijo...

Aquí otro bloguero sentimental que sin haberte visto a los ojos siente cada palabra de cierto desvarío cibernético de madrugada.

No entiendo bien las diferencias entre la estima y el afecto, pero siento un gran cariño por quienes han impactado mi vida, especialmente cuando ha sido con belleza, sin importar los destinatarios.

Ya no hemos coincidido, te escribiré... gracias por compartir estas cartas 'tan personales'.

g. neidisch dijo...

En la primaria pasamos por el elercicio de escribir cartas; en esa edad (en una escuela pública) es mejor medirse siendo varón; dirigir la carta a otro varón era una cosa, per poner el "Querido:" antes del nombre del dirigido era sembrar burlas y mofas para el resto de la semana.
Al escribir cartas reales, se me acordaban los predicamentos escolares: "uso 'Querido:' o 'Estimado:' ?" me pregunté un chingo de veces.
Cuando vi algunas cartas en inglés (siendo 'adulto') también me sorprendía el "Dear:" aunque ni me conocieran.
Riesgos y presiones aparte, trato de ser honesto en toooooda la carta. Hasta en el 'Atentamente'.
Por cierto, creo que los blogs no solamente portan opiniones y dejan culos al aire. Hace 20 años tal vez nadie se imaginaba qué cosa podría ser eso: arte? periodismo? chisme?
Después de todo es algo 'barato' y al alcance de mucha gente.
Odio mi analogía, pero tal vez hay que empezar a decir que nadie necesita una cámara de fotos a menos que quiera ser fotógrafo; y para qué una cámara de vídeo si no para hacer películas ganadoras de premios. Para qué tener casa si no tienes invitados.
Un abrazo.

Cuquita, la Pistolera dijo...

QUERIDO Miguel:

Pues ese con el que te tomaste el café es un idiota. Cada quién escribe lo que se le da la regalada gana en su blog. Me encantaría que él escribiera uno "de opinión" como le llama. Absolutamente todos los blogs son de opinión, faltaba más.
Ach, me enojé.

Anónimo dijo...

Yo me voy a los extremos, porque para mí eso de "Estimado Fulano" no significa absolutamente nada. ¿Serán las lecciones de correspondencia comercial? Para mí es una fórmula meramente cortés y como tal, no tiene ninguna carga afectiva.

No sé si está bien o mal, pero la uso con total soltura e incluso con algo de ironía... recuerdo haber enviado un mail a un "Estimado MrVeta" en oportunidad de la aparición de mi nombre en ya saben dónde.

Eso sí: si pongo "Querido" es de verdad. Es más frecuente que empiece mis cartas (sí, yo escribo cartas todavía, la mayoría van a México) o mis mails con algo como "Hola, Fulano!" y eso es por aquello de escribir como si los tuviera delante.

Igual, sí pienso que existe la "estima" muchas veces antes de que exista el cariño hacia alguien. Sobre todo en este medio que compartimos. Con suerte, el cariño llega.

Y para terminar... ¡¡¡bienvenidos sean los blogs sentimentales!!!! :-D

Un abrazo
P.

Contricanis dijo...

Espléndida foto.