miércoles, 23 de julio de 2008

Las Benévolas



Son las Benévolas. Las Euménides. Nadie en su sano juicio se atrevería a llamarlas Las Furias... aunque lo sean.

Posiblemente a estas cuatro mujeres (sí, sí, ya sé que las Benévolas son tres, pero en este caso, no era posible omitir a alguna) es a quienes más les debe mi estilo literario, mi manera de narrar e incluso, mis hábitos como escritor. Son piedra angular y constante referencia, algunas veces, hasta de modo inconsciente: mis monstruos sagrados.

Daphne, Sylvia, Anne y Joyce Carol.
DuMaurier, Plath, Sexton y Oates.

Admiro su obra, su prosa y poesía, su habilidad para crear atmósferas, tejer personajes y ser totalmente perdurables: cada una de ellas fue llegando a mi vida de manera casi fortuita; Daphne DuMaurier en mi niñez, Plath en mi adolescencia y Anne y Oates en mi edad adulta. Son ejemplo y gozo, portento que he buscado compartir cuantas veces ha sido posible -- aunque en el caso de Anne, es casi imposible: no hay (no creo) una buena edición de su obra en castellano para poderla extender a mis amigos no-anglófonos.

Sigo leyéndolas y maravillándome, aún si tres de ellas no tienen más flores qué ofrecerme. Pero vuelvo a su antiguo jardín, me aventuro en él y encuentro como ofrendas sus palabras, y las sigo disfrutando, como si fuera por primera vez.

martes, 22 de julio de 2008

Genética

En la foto de arriba, Rafelín a los tres meses, Junio de 2008.
En la foto de abajo, Ernestín (o sea, yo en mi encarnación previa) a los tres meses, Septiembre 1974.

33 años no es nada...

lunes, 21 de julio de 2008

Fin de fiesta

...y así, el sol y el calor húmedo bajo las carpas, la primera tertulia, hablando de monstruos, Cristina Macía en falda (¡por primera vez en cinco semanas negras de verla!), el AQ, escribir cada noche como un pringado desde la recepción del Hotel Don Manuel (por donde rara vez paro si no es Semana Negra), Paloma: la mano más firme con la más dulce voz; con Irma en la radio, haciendo parodias de culebrones sudamericanos; los reencuentros: con Judith, que no sólo duerme en mi sofá, si no que trabaja como una profesional y ficha autores por decenas; con Rosaura y Juan Ramón Biedma (¡El Hammett! ¡El Hammett!), con Alfonso Mateo-Sagasta ("yo sólo vine, prácticamente de público"), con Fritz ("¡Hasta que por fin!"), Luis García Montero y Susy. La noche del homenaje a Ángel y LGM diciéndome "si quieres llorar, hazlo. No te lo tragues" y los hallazgos: Carlos Salem (que resulta ser buen amigo de mi pinche primo, jeje) y Marc R. Soto, con sus monstruos alucinantes y prosa inquietante, y David Lerma ("¡Corre, Bambi, correee!") y Manel y Lucía Loureiro (con Audrey dormidita en su regazo) y la promesa de Pontevedra, pronto. Y también las auténticas epifanías (yo fui una epifanía alguna vez, me han dicho): Phoebe Gloeckner, jugando a que estábamos en pleno set de Jane Eyre (y tantas risas juntos) y Clara, con sus "adultos", Mercedes y Alfonso (el viaje en tren a Cudillero, las risas, la historia del Skinhead... como una novela en sí misma y yo ahora leo, y punto). Y el gin-tonic con José Emilio y la sorpresa "pero si yo te leo cada semana..." y me da un vuelco no el corazón si no todo el sistema circulatorio.
Y el agotamiento físico y mental y espiritual y el "ya casi se acaba" y encontrarme en pleno Marqués de San Esteban a Jack y Patricia con Patsy y al principio por un instante tan sólo no reconocerlos y después, sí, y el abrazo cariñoso y el consejo "ánimo, no tires la toalla, tú puedes" y yo, yo puedo. Creo que puedo. Hasta ahora pude. Más o menos. No les fallo (y claro, ánimo, valor y gracia) Y Ángel de la Calle diciéndome, "mientras yo no te diga nada, tú no vas a temer" y no temí. Y Miguel Barrero y Julia, como locos de un lado para otro y Audrey poniéndose perdida de arena y cavando un hoyo para llegar a China y Marta riñéndola por morder y luego dándole achuches, por que es su tía y finalmente, yo al borde de caer en la cama y no despertar en dos días, pero tú bien sabes que eso es imposible.

...y así fue. Y así será, el próximo año. Y la arena del reloj corre.

viernes, 18 de julio de 2008

Bajo las carpas...

...está la arena.

Ellas son Mercedes Castro y su hija, Clara Blasco-Castro, captadas en un momento de esta tarde, en la playa de poniente, en plena XXI Semana Negra. Mercedes es autora de la novela Y punto (Alfaguara, 2008) y Clara es autora de la hora de las risas.

Este breve momento robado al ajetreo, la tensión, las carreras y el que reclamen algunos mi cabeza en una pica (me siento como María Antonieta en plena revolución), me recuerda también, de modo reconfortante, que ésto es algo que siempre me gustó de la SN: que en ella siempre conozco a alguien o alguienes, que, de repente, se incorpora(n) al pequeño, muy privado, mundo de mi gente favorita.

Que de la nada, de una breve complicidad, nace un afecto.

Y eso, lo vale todo.

viernes, 11 de julio de 2008

Semana (de diez días)


Y ya comenzó la 21...

... y yo estaré como loco trabajando, así que no pararé mucho por aquí.

Nos vemos, si es posible, pronto. Si no... gracias por su paciencia.

(cartel diseñado y realizado por Ángel de la Calle)

lunes, 7 de julio de 2008

Es niña, Miss Kidman.


Sunday Rose Kidman Urban nació el 7/7 en Nashville, Tennessee.
Pesó 6 libras, 7 1/2 onzas (casi 3 kilos).
La madre y la nena están bien.

¡Felicidades, Miss Kidman!

Séptimo del séptimo

Gracias por estos años estupendos.
Por tanto cariño.
Por ser mis amigos.

(Que haya muchos séptimos del séptimo más)

Ánimo, valor y gracia.

viernes, 4 de julio de 2008

Personita

¿No es sorprendente qué rápido pasa el tiempo?

En un mes y días, Rafelín ya es otra personita. Y sigue creciendo. Mi hermana (su madre) me hizo llegar hoy esta foto, y estoy muy sorprendido... aunque todavía es diminuto, ya va adquiriendo la imagen de una persona independiente.

Claro, es una maravilla ver esas manos y esos ojos (que por cierto, son azules, similares a los de su madre). Dice mi mamá que se parece a mí y que no podría parecérseme más si fuera mi hijo. Yo no lo sé. Me halaga que lo diga, pero espero que Rafelín no se parezca ni a mí, ni a nadie.

Espero que se parezca a sí mismo.

(Pero... ¿a que está precioso?)

Yo aquí, tirando baba... ¿qué les digo? Soy parcial

¡Es mi sobrín!

jueves, 3 de julio de 2008

Ingrid -- No más lágrimas

Se acabó la angustia.
Se acabaron las noches de insomnio para sus hijos.
Se acabó la zozobra.
Se acabó el estorbo de la petulancia del pendejete ese (me refiero a Hugo Chávez, y no lo estoy insultando: es un pendejete, porque ni a PENDEJO [así, con mayúsculas] llega ese pedazo de mierda subhumana).
Se acabó el llanto.

Y no acabó en lágrimas.

Por un breve momento se sobresalta mi pecho y me siento (sorprendido de estar) orgulloso de mis congéneres humanos. Espero que no sea brevemente.

Por mientras, que duerma tranquila, Ms. Betancourt.
Que duerma en su propia cama, en su propia casa.
Y que no le permita al horror regresar ahí.

miércoles, 2 de julio de 2008

Nada le debo yo al miedo...

... y no es ningún secreto que le tengo una fobia atroz, irracional e inexplicable a los robots.

Sin embargo, creo que ha surgido aquél autómata que me podría ayudar a superar este terror tan arraigado.

Su nombre, que seguro ya lo saben, es Wall-E.

No puedo esperar para verlo en cines.

Y, desde luego, ya tiene su sitio asegurado en mi colección de DVDs, aún antes de que la vea.

¿Qué puedo decir? Soy devoto de Pixar (o casi... no soporto Cars) y ayer por la noche, que fui al cine con mi amiga Pat y vi el trailer, me sentí profundamente enternecido (como no me ocurría hacía mucho tiempo). Tengo que verla.

Y sé que me encantará.