miércoles, 20 de junio de 2007

To Sir, with love


Hace veinte años que conozco a Peter Straub.

(Aunque realmente lo conocí en persona hasta hace poco más de un año)

Desde entonces hasta ahora, Peter y su trabajo como escritor han sido una inspiración, una fuente de alegría y en algunas ocasiones, de aprendizaje. Es un ejemplo a seguir y un hombre sumamente accesible. Cuando lo busqué por primera vez en Nueva York en febrero de 2006 para invitarlo a Semana Negra, me invitó a tomar el té a su casa y él y su increíble esposa, Susan, fueron anfitriones formidables y muy atentos conmigo, cosa que no he olvidado.


La aventura con la prosa de Peter comenzó en 1987, cuando yo tenía trece años y era frecuente visitante de una librería de usados en el Centro de la ciudad de México. Ahí descubrí una de sus primeras novelas, misma que permanece como una de mis favoritas aún ahora y que me inspiró para escribir lo que sería mi primer intento de novela, un mansucrito hecho a mano con un bolígrafo negro en un cuaderno de raya.

Hace mucho que no pienso en Almas perdidas (así se llamaba), pero lo que sí sé, es que sin una ayuda de Peter y de Julia (1975), su primera novela del género de terror, no hubiera sido posible que se me ocurriera lanzarme por el sendero más sombrío de los bosques.

Escrita con una prosa cuidadosamente construida, escenas muy logradas y una atmósfera opresiva y muy realista, Julia trata acerca de lo que le ocurre a Julia Lofting, una mujer estadounidense que (como Peter y Susan en ese momento de sus vidas) ha vivido más de una década en Londres. Al morir su pequeña hija, Kate, en un devastador accidente doméstico, Julia decide abandonar a su marido, Magnus (un hombre dominante, cruel y abusivo) y mudarse a la primera casa que encuentra disponible, misma que paga de contado, sin importarle el azoro que provoca. Julia tiene los nervios muy maltratados por un mal matrimonio y una crianza extraña y por lo mismo, es propensa a esta clase de arrebatos.

Sin embargo, algo siniestro sucede en la residencia y tal vez, para cuando Julia se percate, ya sea demasiado tarde para evitar que las sombras tenebrosas del pasado se vuelvan más importantes que el presente.

Disfruté enormemente la lectura de Julia, sus texturas, sus personajes. Leerla fue como una especie de revelación. No me alcanzaría el poder del lenguaje para explicárselo. Es como leer por primera vez lo que realmente significa algo para nosotros: el camino que se ilumina; decir aquí es.

En 1989 leí otra novela de Peter, que me gustó aún más: Dragón Flotante.

En este libro, rompe con las reglas básicas de la literatura de terror contemporánea, tal y como las ayudaron a establecer en los 70 él y Stephen King. Publicada en 1983, la novela trata acerca de lo que ocurre en el suburbio residencial de Hampstead, Connecticut, cuando durante un verano, las fuerzas de lo sobrenatural y un accidente humano, se confabulan para atraer una pesadilla viva a calles arboladas y graciosas residencias.

La novela es sumamente ambiciosa, con un enorme reparto de personajes, con enormes "efectos especiales" descriptivos que están más cerca de la alucinación que cualquier otra novela del género que yo hubiera leído hasta ese momento.

Recuerdo que cuando la leí por primera vez, siendo sólo un adolescente con deseos de escribir (no era más que eso), me fascinó. Yo quería escribir algo como esto. ¿Cómo iba a escribir algo así? He vuelto en estos años, algunas veces, a este libro. Ahora le encuentro los defectos que no le faltan, pero no pierdo de vista sus virtudes, su magia. Sigo preguntándome cómo podría escribir algo semejante y es una tarea que se me antoja imposible.

En años recientes, Peter ha experimentado también con la novela negra, con tintes policiacos y sin ningún aparente toque de lo sobrenatural. De esta etapa de su carrera, la obra que más me gusta es Mystery, ambientada en una isla del Caribe, donde Tom Pasmore, un adolescente incomprendido, descubre la relación entre una brutal serie de homicidios, la corrupción insular, y los secretos de los superricos.

La novela, que acabo de releer, es una maravilla de tramado, con sus barajas cuidadosamente echadas. Es uno de los libros que me señalaron, cuando ya era adulto, cuál iba a ser el camino. Y no deja de maravillarme que todo venga de la mente y la sensibilidad de un hombre como Peter y que un personaje así se haya referido en alguna ocasión, de mí, como su amigo.

Tuve el privilegio de traducirlo al español ahora que ha escrito su cuento en exclusiva para la Semana Negra; pronto lo veré (junto con Susan) cuando venga por acá.

Me siento feliz y muy honrado.

2 comentarios:

Mariluz Barrera González dijo...

Mi querido Miguel, EN VOZ ALTA, te ha otorgado un premio, no dejes de pasar por el.

Un beso.

Miguel Cane dijo...

Querida Mariluz,

Me siento igualmente honrado por la distinción y el Alias Cane lo portará con mucho orgullo.

Un beso grande.