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Megalópolis, mon horreur

De
repente me descubro
odiando esta ciudad.
Será que ya
perdí la costumbre del
tráfico masivo, la
contaminación, los
tumultos, la
histeria, el
malhumor...O
será que
no tengo mucho
amor en estos momentos, para
dar.
En
fin... (y apenas es lunes)
Yo, El
Cascarrabias.
Comentarios
Besos
he leido tu blog (y debo decirte que me ha gustado muchisimo) porque me encuentro haciendo una tarea sobre ellos, quisiera me contestaras unas preguntas, están en este blog desde donde te escribo. ojalá pudieras ayudarme.
Caro
Pero, ¿por qué descubrió esto que nos comenta? ¿Está Ud. en algún interdicto emocional? ¿Será por lo que nos confía, que no hay amor para dar? ¿Quizás el "jet-lag" no ha dejado de hacer sus estragos?
¿O será que el jamelgo cornúpeta que esto escribe también acaba de llegar de una ciudad bastante dañada (y lo peor es que estaba como su nombre lo indicaba: Villahermosa) y por eso veo a esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad como algo mágico e inmarcesible (tan sólo imagínese: aguantar tantos Pejegobiernos seguidos... ¡algo mágico debe de tener!)?
En fin. También lo entiendo. El cansancio y el reencuentro con algo conocido que, de súbito, a nuestro pesar desconocemos, nos puede pesar en el alma.
Que este martes el espíritu se encuentre más dispuesto, ecuánime y sereno, son los mejores deseos del
Defeño (por el momento) Unicornio.
Así la bautizaron ellos, ¿no?
Me gustó, sin embargo... pero no sé si viviría allí.
Besos
P.