Anne, Nick & Deneuve

Misterios de la iconografía personal.
O bien, cómo es que las cosas que admiramos y nos gustan, se van interconectando, de un modo casi casual, casi inexplicable, pero hélas ahí. Son de esos misterios maravillosos que hay en la vida. Ahora me expongo.

Desde muy joven he admirado -- y sí, querido- a la obra de Anne Sexton.
Esto en parte es culpa de su amiga Sylvia Plath (de quien hablaré en su momento), cuya obra me llevó directamente a conocer a la Sexton.

Nacida en 1928 y fallecida en 1974 (por su propia mano), Anne es una de las figuras fundamentales de la llamada poesía confesional, surgida de manera paralela a la (mucho más famosa) corriente beat, que explora en los recuerdos íntimos del pasado las imágenes que utiliza. Del mismo modo, al igual que Plath, fue de las primeras poetas mujeres en abordar temas de índole mucho más femenina: menstruación, aborto, masturbación y adulterio, mucho antes de que fueran temas que se aludieran de un modo tan franco en la poesía.

Su obra le valió reconocimientos y admiración en vida (algo que Sylvia no logró del todo), entre ellos un Premio Pulitzer [1967] y esto le ayudó a obtener el nicho que ahora tiene... aún si es prácticamente desconocida en idioma castellano.




En uno de mis seminarios de traducción en la universidad, elegí uno de sus poemas para presentarlo como examen final, y ahora, helo aquí.

La verdad que los muertos saben
Para mi madre, nacida en marzo de 1902, muerta en marzo de 1959,
y para mi padre, nacido en febrero de 1900,muerto en junio de 1959.

Se fue, digo yo, y me alejo de la iglesia,

rehúso la inexorable procesión hacia la tumba,
dejando a los muertos ir solos en la carroza.
Es junio. Estoy harta de ser valiente.

Conducimos hasta el Cabo. Me cultivo

por donde el sol se destripa desde el cielo,
por donde el mar se mece como reja de hierro
y nos tocamos. En otro país la gente muere.

Mi amor, el viento se derrumba igual que piedras

desde el agua inmaculada y al tocarnos
nos irrumpimos por completo. Nadie está solo.
Hombres matan por esto, o algo similar.

¿Y qué hay de los muertos? Se tienden descalzos

en sus barcas de piedra. Son más semejantes a piedras
de lo que lo sería el mar si se detuviera. Rehúsan
la bendición, garganta, ojo y nudillo.

El poema tiene imágenes hermosísimas y a la vez pavorosas, algo que forma parte ingénita de la obra de Anne. Captura un poso de gran melancolía, y a su vez, de rabiosa sensualidad. Eros y Thanatos que se toman tímidamente de la mano y bailan un vals, en la cadencia de sus palabras.

Si quieren oír el poema en su idioma original y en la voz de la propia Anne, por favor hagan click aquí

Por otra parte, fue gracias a mi amigo Lusin (más conocido en el mundo real como el poeta gijonés-hoy-residente-en-Pamplona Luis C. Melgar) que descubrí a Nick Drake.

Este cantante de folk inglés, con sólo tres discos en su carrera, pero un sorprendente seguimiento de culto, tiene algo en común con Anne. No sólo es su poesía confesional en la letra: también los une su inesperado final y acontecido, además, el mismo año, con unos meses de diferencia.

Hay quienes aseguran que a Drake lo mató la honda depresión en la que se sumió la fría recepción a su segundo álbum, Bryter Layter, que siguió a su sorprendente debut Five Leaves Left (1969). Drake era sumamente joven y no estaba listo para enfrentar al monstruoso público; es posible que lo haya roto eso mismo: era extremadamente sensible y tímido, por lo que no se sentía a gusto actuando en público y lo hizo en una sola ocasión, para presentar su disco Pink Moon (1972), que fue el que cerró su carrera: murió a consecuencia de una sobredosis de antidepresivos y aún hoy se especula que haya sido suicidio o un accidente.

Sin embargo, Drake no ha pasado al olvido y del mismo modo que Anne, se mantiene vigente. Una de sus canciones más emocionantes (a mi modo de ver) es From The Morning, que incluye una de las líneas más sorprendentemente optimistas en la poesía de un hombre que lo mismo influyó a Nick Cave que a R.E.M: "Now we rise, and we are everywhere"

Si quieren escuchar esta pequeña joyita semiacústica, por favor hagan click aquí.


Y esto nos trae al misterio gozoso al que me refería al principio. Aquí arriba, ustedes ven a Catherine Deneuve. A mi modo de ver, el monstruo más hermoso del mundo.

Es verdad que desde mi infancia -- a los 8 o 9 años, que vi Los Paraguas de Cherburgo- Deneuve y su rostro angelical forman parte de mi mitología personal, pero fue por accidente, este verano, curioseando por una tienda de discos en Gijón, que descubrí a un grupo de rock independiente que ostenta su nombre: Deneuve. Fue un accidente, yo oscilaba por ahí, cuando escuché, precisamente, la voz de Anne.

Esto, a manera de preludio a uno de los temas de su tercer CD titulado El Adiós Salvaje; me quedé sorprendido y escuché la canción completa. Acto seguido, compré el disco y lo he escuchado varias veces desde entonces, pero siempre vuelvo al tema Anne y Nick, donde el compositor vocalista Adolfo Carrillo, hace referencia a estos dos íconos y con una letra conmovedora y cuidadosamente estructurada, los enlaza con su propia ansiedad.

La canción me parece muy bella y si quieren pueden descubrirla aquí. (O como dicen las señoras asturianas: No os la perder, que realmente es uno de los temas más estremecedores y extrañamente hermosos -- y eminentemente citables- que he oído en todo el año)


Y es así que de un modo muy curioso, tres íconos de mi interés (y hasta mi querencia) están ahora indivisiblemente unidos mediante la música y la poesía y el homenaje a una belleza gélida e inalcanzable.

Pero vivos. Aún pese a su desaparición, siempre hermosamente vivos.

Misterios, misterios, por todas partes...

Addenda:
me informa el gentilhombre Ernesto Vargas (experto en Rock & Roll y otras cosillas) que Peter Gabriel en su espléndido disco So, también le rinde cariñoso homenaje a Anne con su tema Mercy Street, por lo que, para no dejar incompleto este modesto ramo de margaritas dedicado a Ms. Sexton, helo aquí, a su disposición.

Que disfruten.

Comentarios

Anónimo dijo…
Drake era grande entre los grandes. Deneuve era/es hermosa. Sexton tiene un bonito apellido.

mil abrazos
Miguel Cane dijo…
Querido Lusin,

...y eso no era todo lo bonito de Anne, que conste.

Búscate algunos poemas suyos. Te sorprenderá la afinidad.

Otros mil.

M
Paralelo 49 dijo…
Antonio Manuel, el guitarra rítmico del grupo era amigo mío... Nos encontrabamos en la facultad, muchos cafés en la cafetería, en la biblioteca...Teníamos amigos comunes, saliamos en el mismo grupo.

Antonio Manuel siempre fue músico y poeta... Siempre.

Saludos
Miguel Cane dijo…
Hola, Ms. 49,

Siempre es emocionante cuando eso pasa.

Algunos de mis amigos más queridos son poetas (y músicos).

Un saludo de vuelta,

MC
Anónimo dijo…
Lindas estas historias de ¿asociaciones? A veces es más disfrutable el recorrido que transitó el que cuenta que el resultado (porque no todas las rolas me gustaron).
Y es que así es en general la vida y más los gustos de la vida, depende cómo llegamos a ello lo que podría determinar el gusto.
Miguel Cane dijo…
Querido Jake:

Y pues sí, es verdad. Uno nunca se imagina lo que va a encontrar (yo nunca pensé que me gustaría Nick Drake, la verdad) y en las cosas que le hablan a uno, no existen realmente reglas escritas: algo te llama y te dice aquí estoy y se incorpora sin pedir permiso, al colectivo de tu memoria y hasta de tus sentimientos.

Espero que la canción de Deneuve sí te gustara.

Abrazos,

MC
Anónimo dijo…
BIEN, MUY BIEN, COMO SIEMPRE MUY CREATIVO E INTELIGENTE, SUERTE MIGUEL

ISRAEL.
Miguel Cane dijo…
¡Israel!
¡Qué milagro!

(ahora mismo voy a comprarme un billete de lotería!)

Pues muchas gracias y ya sabes, bienvenido cuantas veces quieras!!!

Un abrazo,

M
sprocket dijo…
Gracias, Cane, por escribir estas palabras.
Mi admiración por Catherine se fundamenta casi únicamente en 'El último metro', por Nick en toda su -escasa- discografía y, he de confesar, que Anne me fue descubierta por el grupo de Adolfo.
Un nudo de referencias, muy a lo Morrissey.
Gran canción, sin duda.
Saludos.
Antonio Manuel dijo…
La letra y la música son mías. Un abrazo. Antonio Manuel.

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