Será el Ángel
Hoy es la fiesta de independencia (o bien, la conmemoración de los 196 años del inicio de la guerra por obtenerla. Tardaría once años en lograrse) y por lo mismo, hubo fiestas por toda la ciudad, más aún celebrando que el Paseo de la Reforma ha dejado de de ser el Placeo de la Deforma y que la ciudad ha recuperado una de sus avenidas más bellas.
Acudí a dos fiestas de celebración: una, al pie del Ángel de la Independencia (o bien, sobre el mismo) en el piso 19 del Hotel María Isabel Sheraton; con un buffet mexicano (comida de cada estado... ya se imaginarán la comilona) y una vista extraordinaria de la columna, con el ángel recién restaurado (sé que las imagenes no alcanzan a hacerle justicia) y con toda la gente emocionándose ante un hecho que remite a una idea de identidad. La algarabía fue mucha y sentí una suerte de identificación con el ángel al mirarlo desde lo alto, tan lejos y tan cerca.
Después de la ceremonia del grito, fui a otra fiesta en casa de un Conde español (que aquí no tiene título), a la que llegué en calidad de ser el amigo del hermano de un señor que no vino a la fiesta. Hubo dos cosas que me sorprendieron: uno, que hubiera en la sala un cuadro de John Singer Sargent auténtico y dos, que esta gente que uno considera decadente y lánguida, también se emociona con la canción vernácula mexicana igual que los pobres mortales.
Eso me recordó mi canción "ranchera" favorita de toda la vida y la quise compartir con ustedes. Se llama Cielo Rojo. Todavía, a veces, cuando la oigo (si me emociono) hasta lloro.
Disfruten y ¡que viva México!
(Total, mañana será otro día)
Comentarios
Gracias, Faraona!