jueves, 28 de septiembre de 2006

Interiores

Esta es, posiblemente, mi película favorita de Woody Allen.
Cierto es que le tengo un afecto muy especial a otras como Alice o La Rosa púrpura del Cairo o Annie Hall, pero esta es la que más veces he visto y la que, extrañamente, siento más cerca del corazón.
Tras haber arrasado con los Oscares de 1977 por su radiante Annie Hall, Allen decidió que su siguiente filme sería un homenaje a quien siempre consideró su cineasta predilecto de todos los tiempos: Ingmar Bergman. Tendría que ser una película que no tuviera nada qué ver con todo su trabajo anterior, alejada de la comedia sagaz y más enfocada en la angustia urbana que no tan secretamente ha sido su fuente de inspiración.

Arthur y Eve (E. G. Marshall y la formidable Geraldine Page) conforman a un matrimonio refinado, que podría calificarse como modelo. Él es un abogado de éxito que se hizo a sí mismo (con ayuda de su esposa, algo que él no niega) y ella, de alta cuna, funge como decoradora de interiores para los ricos y famosos; es mujer de gusto exquisito y elegancia natural, cuya necesidad de control y armonía ha resultado en que sea severamente neurótica.

Cuando la cinta comienza, ella convalesce de una crisis: Arthur le ha pedido una separación de carácter "temporal". Esto no sólo perturba profundamente a Eve, sino también a sus tres hijas adultas: Renata (Diane Keaton), que es una poeta famosa, la bella Flyn (Kristin Griffith), actriz de TV y Joey (Mary Beth Hurt, en una actuación deslumbrante), quien a mitad de sus veintes aún no sabe qué hacer de su vida.





Mientras la hermana de en medio vive en California, lejos del caos familiar, Renata y Joey orbitan a manera de satélites opuestos en el tablero de ajedrez que es el matrimonio de sus padres, amén de tener sus propios problemas maritales: Renata está casada con Frederick (Richard Jordan), un novelista de mediana categoría, con graves problemas de autoestima y alcoholismo; su matrimonio, que a todas luces es una unión ideal entre artistas, es una trampa mortal que la arrastra a una parálisis emocional y creativa. Conforme ella pasa a la luz de la trascendencia, él se consume en violencia y autodestrucción.

Mejor suerte tiene Joey, al ser la compañera de Mike (Sam Waterston), un director de documentales que es de nobles sentimientos y aparentemente infinita comprensión para su pareja. Por otra parte, donde Joey se desvive por tener la aprobación de Eve, que sólo tiene ojos para su primogénita, Renata es su espejo opuesto: su prioridad es sentirse amada por su padre, que a su vez, se preocupa por agradar a su hija menor.
En medio de esta dinámica viciada, entran dos elementos en juego: uno interno (Eve sufre un colapso mental y atenta contra su vida) y el otro externo: Arthur viaja a Grecia y en el tour conoce a una mujer llamada Pearl (Maureen Stapleton), viuda cincuentona, vivaz y -- para los estándares familiares- alegremente vulgar, de quien se enamora y con quien inicia una relación que podría calificarse como together-apart. Así, decide repentinamente divorciarse de Eve para comenzar lo que él considera, será una nueva vida al lado de esta mujer. Aún si sus hijas no están de acuerdo.
Las consecuencias de este impulso serán cataclísmicas para la familia y cuantos los rodean. El clímax de la historia llega, icónico, captado por la lente de Gordon Willis (más adelante Allen procuraría los servicios de Sven Nyvkist, el cinefotógrafo de Bergman), muestra la ira de la naturaleza y su posterior esplendor en el Atlántico, opuesto a los interiores exquisitos y en cierta forma estériles, que Eve ha creado en Nueva York: son dos caras de una misma medalla. Su creación y su propia tumba. Toda vez pasada la tormenta, sus hijas deberán buscar su lugar en el mundo, entre los restos del naufragio.






Tomando su inspiración de otra obra maestra Bergmaniana (Gritos y susurros - 1972), Allen da muestras de una madurez insólita en ese momento de su carrera. Sólo que en lugar de girar en torno a una de las hermanas, lo hace en torno de la figura matriarcal, que es por turnos ominosa, patética y frágil.

Geraldine Page da cátedra de actuación con su trabajo sublime, que le permite, con un gesto, más elocuencia de la que uno pudiera percibir. Con una carrera cimentada en el teatro, la Page hace suya a Eve con una exquisita ternura que nos involucra en la borrasca de sus emociones, algo que sirve como piedra angular para todas las actuaciones a cuadro, del ensamble (y muy especialmente, Mary Beth Hurt y Maureen Stapleton, que sostienen en sus hombros una parte muy significativa de la trama).


Como dato curioso, hay que señalar que Allen se inspiró para crear los detalles y estilo de Eve en otra de sus divas preferidas: la inenarrable Ingrid Bergman. De hecho, le ofreció el papel, pero la actriz tuvo que declinar la oferta, puesto que se encontraba ya comprometida para rodar Sonata de Otoño para Ingmar Bergman -- al lado de Liv Ullmann- en Noruega. Como ironía del destino, ambas interpretaciones de aristocráticas madres caníbales fueron candidatas tanto a los Oscares como los Globos de Oro en 1979, pero ambas perdieron ante Jane Fonda (imparable por la cinta Anti-Vietnam Coming Home).

La carrera de Allen como cineasta no volvió a ser igual después del estreno de Interiores, que obtuvo premios de la crítica y lo ubicó como un cineasta de mayor sustancia de la ya apreciada.

La influencia de esta historia persiste hasta la época actual: la exitosa banda de rock Death Cab for Cutie incluye en su álbum del 2003 titulado Transatlanticism, la canción Death of an Interior Decorator que está evidentemente inspirada y es un fiel recuento de esta cinta.

A continuación, reproducimos la letra, que ciertamente debe enorgullecer al director a manera de homenaje a su obra:

You were the mother of three girls so sweet
That stormed through your turnstile, and climbed to the street
But after conception, your body lay cold
Withered through autumn then you found yourself old
Can you tell me why have been so sad?
He took a lover on a far away beach,
while you arranged flowers and chose color schemes
Can you tell me why you have been so sad?
Can you tell me why you have been so sad?
The girls were all there; as they traded their vows.
The youngest one glared with furrowed brow
as they tenderly kissed and cut the cake.
The bride then tripped and broke the vase,
the one you thought would span the years,
so perfectly placed below the mirror.
Arriving late, you clean the debris
and walk into the angry sea;
And it felt just like falling in love again.
And it felt just like falling in love again...
Can you tell me why you have been so sad?
Can you tell me why you have been so...

2 comentarios:

emejota dijo...

Querido Miguel:

Yo no sabría elegir con cuál o cuáles películas de Allen me quedo. Sería más fácil decir las que prescindiría, que son muy poquitas. Me paro a pensar y surgen tantas y tantas cosas estimulantes que, la verdad, no sabría pronunciarme. Fíjate que hoy mismo me he acordado de repente de "Another Woman" que me parece ma-ra-vi-llo-sa en todos los aspectos. Tan otoñal, tan intimista, tan...

Un fuerte abrazo.

Miguel Cane dijo...

Querido Mariano:

¡Qué de imágenes! Mia, embarazadísima que camina por las calles, llena de pesar y de esperanza.

La película es fascinante. Como otras (¿Qué pero le pones a Septiembre?)

Pero ésta... ésta... ésta es algo especial.

Como diría Eve(Geraldine Page): "I think it's exquisite."