Un universo de playas
La siguiente es una de las partes que más me emociona -- incluso a los catorce años, cuando recién la descubrí, podía hacerme llorar- de una gran novela fantástica llamada The Princess Bride (o bien, La Princesa Prometida), de William Goldman, cuya célebre versión cinematográfica iluminó los últimos años de mi infancia (y curiosamente, y por alguna inexplicable razón no pertenece a mi acervo).
Con los años le fui encontrando mucha más magia de la evidente: descubrí cosas que iban mucho más allá de la fantasía de caballeros, espadas, gigantes y piratas, o de la historia del abuelo que narra esta aventura a su nieto. Encontré que Goldman había descubierto una manera de intercalar algunas frases maravillosas entre el humor y las hazañas.
Como lector, toda la novela me sigue gustando.
Como persona, hay una frase, aún si apenas discernible a primera vista, que se convirtió en una de las frases de mi vida, sin más que agregar.
"—¿Es que no entiendes nada de lo que está pasando?
Buttercup meneó la cabeza.
Westley también sacudió la cabeza y le dijo:
—Supongo que nunca has sido la más brillante.
—¿Me amas, Westley? ¿Es eso?
No podía dar crédito a sus oídos.
—¿Que si te amo? Dios mío, si tu amor fuera un grano de arena, el mío sería un universo de playas. Si tu amor fuera…
—Oye, la primera no la he entendido bien —lo interrumpió Buttercup.
Comenzaba a entusiasmarse—. Vamos a ver si me aclaro.
¿Estás diciendo que mi amor es del tamaño de un grano de arena y que el tuyo es esa otra cosa? Es que las imágenes me confunden tanto que... ¿Es tu universo de no sé qué más grande que mi arena? Ayúdame, Westley. Tengo la impresión de que estamos al borde de algo tremendamente importante.
—Durante todos estos años he permanecido en mi choza por ti. He aprendido idiomas por ti. He fortalecido mi cuerpo porque creí que podría halagarte un cuerpo fuerte. He vivido toda la vida rogando por que llegase el día en que te fijaras en mí. En estos años, cada vez que posaba en ti mis ojos, el corazón me latía desbocado en el pecho. No ha pasado ni una sola noche sin que me durmiera viendo tu rostro. No ha pasado ni una sola mañana sin que tu imagen aleteara tras mis párpados al despertar... ¿Has logrado entender algo de lo que acabo de decirte, Buttercup, o prefieres que siga?"
Comentarios
BESOS Y ABRAZOS.
Siguiendo el camino amarillo, claro.
Quizá lo sea. Lo cierto es que la imagen es de esas que dicen todo y no se olvidan nunca.
Un beso hasta Campeche.
Pues eso. Bailemos.
¡Yea, yea!
Abrazos,
M
¿Creerás que ya no me acuerdo cómo le hice?
Pues de la arena salen las perlas, ¿no?
Y yo tengo un universo de playas para regalarlo a mis afectos: mi familia elegida y extensa, mis amigos y sí, cuando lleguen, a mis amantes.
Pero es bueno saber que no se acaba el abasto, ¿verdad?
Abrazos, carnal.