Ami amet deli pencet
O bien, en castellano: piensa en un amigo que te quiere.
Recién vengo de una cena (todo parece indicar que en mi vida, el mejor y más auténtico outlet social que tengo es la inconfundible y siempre apreciada dinner party) donde hubo muchos temas en la mesa, y uno de ellos es la naturaleza y la recurrencia de la amistad y las múltiples y extrañas formas que tiene.
Esto me hizo pensar en que tengo muy distintos tipos de amigos y relaciones muy diferentes con cada uno de ellos; hay amigos históricos, amigos coyunturales, amigos del trabajo, de interés común, de contacto esporádico o de profunda intimidad. Muchas veces, algunos conjugan varios de estos aspectos en una misma persona y vínculo.
Alguien alguna vez me dijo que la diferencia entre los amigos y los amigos de verdad, es que cuando matas a alguien si llamas a un amigo, éste te dirá "te llevo a un abogado", donde un amigo de verdad te dirá "bueno, ¿qué hacemos con el cuerpo?". Aunque me parece muy simpática la imagen, creo que no tiene realmente mucho qué ver con la realidad.
No existe una regla escrita sobre cómo actuar con nuestros afectos; qué hacer con ellos, cómo sentirlos, por qué razón se originan. Éstos se originan, muchas veces en base al trato cotidiano, otras tantas, de modo espontáneo. Existen y eso es todo.
Al menos así es para mí y así lo siento.
No creo realmente en el concepto del "mejor amigo" como nos lo ha vendido la TV estadounidense o la industria del cine. No existe un Pablo Mármol para éste Pedro Picapiedra; digo, si tuviera un "mejor amigo", ¿no debería tener un "peor amigo"?
En todo caso, lo que tenemos es un cariño por cierta gente y es inexplicable que nos resulten entrañables (y que en ocasiones nos correspondan, porque no pasa siempre, ¿eh?), pero es tangible y prueba ontológica de algo. Podríamos llamarlo amistad.
Tengo amigos a los que no veo casi nunca, como Rodrigo -- de quien me acordé hoy, por su hermana, Viviana, con quien tengo una relación más estrecha, por ejemplo- aunque sé que cuando nos vemos, lo hacemos con gusto, pese a que sucede muy poco. O Jacobo, al que también veo en muy pocas ocasiones, y sin embargo, siempre hay por ahí un guiño, una muestra de profunda simpatía mutua. Sobre todo, porque cuando trabajábamos juntos, aunque fuimos buenos colaboradores mutuos y compañeros de trabajo armoniosos, realmente no éramos los amigos que ahora somos.
Tengo amigos con los que me río como loco, tengo otros con los que toco temas más serios.
Tengo amigos a los que no he visto nunca en persona (como Mariano en el norte, como Ben en Columbus), que son sin embargo personas a las que tengo un cariño especial, que ha conseguido trascender su origen como meras palabras en un monitor. Y no son mis "cuates", sino que realmente los siento como amigos, siento que de algún modo, hemos compartido un poco más de lo que la relación virtual protocolaria espera.
Tengo amigos a los que les tengo ley, pese a la distancia y el trastoque de los tiempos: he ahí a David, que al principio (ésto lo sé), pensaba que no viviría mucho la amistad nuestra, y que sin embargo la vio florecer aún bajo fuego.
Tengo amigos de los que he aprendido muchísimo, como Paco y Mari, como Gilda Salinas, como Elizabeth o Faramir. Otros, con los que he compartido lo aprendido, como la radiante Violetta Verdú.
Tengo amigos confidentes y muy cercanos, otros que no lo son tanto, pero que me entusiasma ver y escuchar.
Tengo amigos que saben más de mí, que otros. Pero eso no quiere decir que quiera menos a los que saben menos que los que saben más, y que son igualmente tan cercanos a mi querer.
Son relaciones que en más de un modo, y esto lo dije hace unas horas, me complementan, me alimentan, me confortan, me conmueven, me divierten, me azoran, me alegran, me emocionan, me enfurecen, me endulzan, me iluminan, me instruyen. Muchas veces todo, en distintas dosis o medidas.
No sé bien a bien, cómo soy como amigo, porque, aunque yo pensara que soy de una manera, es muy posible que ésta no coincida con la realidad que perciba el/los otro(s). No me corresponde, en todo caso, emitir un juicio al respecto, aún si soy el primero en criticarme. Finalmente, aunque soy "mi amigo", no soy mi amigo; mi percepción siemore será distinta, poco objetiva, al respecto.
Lo que sí sé, es que trato de mantener un cierto nivel de mí, pero esa es mi noción (nunca obligación) y por lo mismo, es otra cosa.
Hablábamos de eso y me dibujó una sonrisa. No soy, lo sé, el "mejor amigo" de nadie, no lo creo ni lo espero. Creo que nunca lo he sido (ni de niño) y me parece que si no lo fui, menos aún, lo seré.
Y tampoco lo creo menester. Al final, uno sólo es lo que es, y puede dar.
Y sentir estos afectos es ya recompensa bastante.
Comentarios
La amistad mas bella que últimamente he tenido es con mi pequeña sofía, Un día ella me pregunto si yo era su amiga y le dije que si, brinco de alegría y me hacía el dos con sus deditos y decía: "mamá es mi mamá y mi amiga, dos, dos" y se lo dijo a todos, a su papá, a su abuelita a su maestra, a todos les decía su gran descubrimiento: mamá es mi amiga.
UN BESO MI QUERIDO AMIGO MIGUEL.
Se te quiere mucho mucho.
Gracias por hacerme miembro del honorable club
V.V.
qué afortunada Sofía, de tener una madre que es su amiga.
La mía también lo es y es verdad, es motivo para regocijarse y brincar de júbilo.
Espero no haya muchas langostas aún...
Y gracias por tu amistad, también.
Un beso grande hasta Campeche para ambas.
¿Qué te digo?
Lo cierto es que me sorprende y me llena de alegría también, que seamos amigos.
Porque no siempre es fácil, aún face to face.
A cuatro manos,
Un abrazo.
Y es verdad; para mí cada uno de ustedes es precioso, irremplazable. Como pieza única.
Cada uno, más allá de género u ocupación, es parte de mi; de mi cabeza, de mis sentimientos, de mi trabajo, de mi descanso.
Y tú lo sabes. Bien que lo sabes.
Ahora dame un kleenex, no seas malvada, que este rímmel es una porquería y voy a quedar todo chorreado.
Besos bbds.