Blues del principito: Rufus Wainwright
Algunas veces me dan ganas de preguntarle: ¿Dónde, dónde carajos habías estado toda mi vida? Otras, no me dan ganas de decirle nada. A veces, al escucharlo, tengo ganas de bailar y otras, no pocas, hace que me den ganas de llorar.
Rufus Wainwright llegó a la escena hace algunos años con su álbum Poses.
Michael King me preguntó si lo había escuchado alguna vez y dije no, no realmente, el nombre no me suena, no. Me envió el CD y lo escuché una vez y otra y otra. Me descubrí sorprendido ante la reacción que me suscitaba. Por una parte, tenía ganas de admirarlo y otras muy grandes, de odiarlo. Pero una cosa me quedó clara; quizá desde Los Smith no había escuchado yo a alguien que me hubiera dicho tanto.
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De hecho, mi relación fue mucho más estrecha con Martha que con Rufus, ya que después de Poses (y más especialmente, de su espléndida Grey Gardens) le perdí la pista, donde escuché con total devoción los dos álbums de Martha y me declaré su fan en un artículo publicado en La Mosca y en mi hoy extinta columna Reina por un día, en el tristemente desaparecido suplemento alternativo Traspatio.
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La canción es una maravilla y desde que la descubrí, no dejo de escucharla. Hay canciones que para unos pasan inadvertidas y para otros se convierten en himnos. Su plumaje es de esos.
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La canción se llama Tulsa, en honor a la ciudad en Oklahoma donde ambos músicos se conocieron en 2006 y aunque no sucedió nada -- Flowers es, aún si le encanta tontear con todo lo que se deja- un honorable hetero, por lo que el principito sólo se conforma con hacerle un poema lírico hermoso, extraño, con toques de Jacques Brel y Judy Garland (La Judy de los 60, a punto de estirar la pata) y una letra dulciamarga, como su interpretación. Lo hace con gracia salvaje y sin que su desencanto (¿y cómo no iba a tenerlo?) le quiten lo magistral.
A uno le gusta pensar que el Killer se habrá sentido halagado.
A veces, me dan ganas de decirle que lo conozco, que sé de dónde viene y hacia donde se dirige.
Otras, me dan ganas sólo de apagar todas las luces y sentarme en el suelo a escucharlo, mientras bebo y me limpio alguna lágrima con el dorso de la mano, en silencio.
Comentarios
Abrazos my dear
un abrazo.
Ya sabía yo que te iba a gustar mucho la canción. Cuando se hace la transición con la voz de Siân Phillips, se me eriza la piel... es una gran, gran, gran canción.
Abrazos hasta la rivera de Ohio.
Noooo. ¿No es una verdadera lástima?
Pero ya lo ves.
Aunque él mismo ha dicho que un poco de confusión "no tiene nada de malo".
Causarla, supongo...
Abrazos y besos.