Blues del principito: Rufus Wainwright


Algunas veces me dan ganas de preguntarle: ¿Dónde, dónde carajos habías estado toda mi vida? Otras, no me dan ganas de decirle nada. A veces, al escucharlo, tengo ganas de bailar y otras, no pocas, hace que me den ganas de llorar.

Rufus Wainwright llegó a la escena hace algunos años con su álbum Poses.

Michael King me preguntó si lo había escuchado alguna vez y dije no, no realmente, el nombre no me suena, no. Me envió el CD y lo escuché una vez y otra y otra. Me descubrí sorprendido ante la reacción que me suscitaba. Por una parte, tenía ganas de admirarlo y otras muy grandes, de odiarlo. Pero una cosa me quedó clara; quizá desde Los Smith no había escuchado yo a alguien que me hubiera dicho tanto.

El talento de Wainwright como músico es evidente, salta como un bofetón a la cara; es cautivador y fascinante: imagínense estar ante algo portentoso. Acaso las canciones que hace son como mini operas pop con todas las de la ley. Claro, lo que se hereda no se hurta. Es hijo de músicos y tiene una formidable hermana, Martha Wainwright, que acaso ha escrito la más maravillosa, espléndida y desgarradora canción de desamor y dolor que yo haya oído: Bloody Motherfucking Asshole -- que de hecho, fue un tema que a base de oírlo repetidas veces me ayudó a salir adelante en un momento difícil, hace algún tiempo; un sinsabor que me dolió bastante aún pese a lo breve que fue su existencia.

De hecho, mi relación fue mucho más estrecha con Martha que con Rufus, ya que después de Poses (y más especialmente, de su espléndida Grey Gardens) le perdí la pista, donde escuché con total devoción los dos álbums de Martha y me declaré su fan en un artículo publicado en La Mosca y en mi hoy extinta columna Reina por un día, en el tristemente desaparecido suplemento alternativo Traspatio.

Rufus volvió a mi atención gracias a su nuevo álbum, Release the stars, que contiene la que se ha convertido en una de mis canciones favoritas del 2007: la formidable, desenfrenada y vivaz Between my legs, que tiene todos los elementos de un tema Wainwright llevados al extremo: la letra mordaz, ambigua y devastadora, la sensibilidad adornada con apliques deslumbrantes -- esta es, después de todo, una especie de canción de amor apocalíptica- y un ritmo in crescendo, que llega a un paroxismo espectacular (como los cañones en la Overtura 1812 de Tchaikovsky), calibrado con la dicción perfecta de Sîan Phillips [Livia en Yo, Claudio] que recita los últimos versos (There is a river, living underground...) mientras Wainwright no sólo se expone, sino que literalmente estalla en un cataclismo musical.

La canción es una maravilla y desde que la descubrí, no dejo de escucharla. Hay canciones que para unos pasan inadvertidas y para otros se convierten en himnos. Su plumaje es de esos.

Además, hay otro detalle de Rufus y éste álbum y es que se da el lujo de hacer algo que muchos quisiéramos: hacerle una carta de amor [no correspondido y más bien platónico, claro] a Brandon Flowers, el hermoso frontsman de la apoteósica banda rockera The Killers.

La canción se llama Tulsa, en honor a la ciudad en Oklahoma donde ambos músicos se conocieron en 2006 y aunque no sucedió nada -- Flowers es, aún si le encanta tontear con todo lo que se deja- un honorable hetero, por lo que el principito sólo se conforma con hacerle un poema lírico hermoso, extraño, con toques de Jacques Brel y Judy Garland (La Judy de los 60, a punto de estirar la pata) y una letra dulciamarga, como su interpretación. Lo hace con gracia salvaje y sin que su desencanto (¿y cómo no iba a tenerlo?) le quiten lo magistral.

A uno le gusta pensar que el Killer se habrá sentido halagado.

A veces, me dan ganas de decirle que lo conozco, que sé de dónde viene y hacia donde se dirige.

Otras, me dan ganas sólo de apagar todas las luces y sentarme en el suelo a escucharlo, mientras bebo y me limpio alguna lágrima con el dorso de la mano, en silencio.

Comentarios

Anónimo dijo…
Me encanto el final "phantomesco" de la canción between my legs.

Abrazos my dear
mi gozo en un pozo. creía que el de 'the killers' entendía.

un abrazo.
Miguel Cane dijo…
My dear,

Ya sabía yo que te iba a gustar mucho la canción. Cuando se hace la transición con la voz de Siân Phillips, se me eriza la piel... es una gran, gran, gran canción.

Abrazos hasta la rivera de Ohio.
Miguel Cane dijo…
Queridísisimo Senses/Sensei,

Noooo. ¿No es una verdadera lástima?
Pero ya lo ves.

Aunque él mismo ha dicho que un poco de confusión "no tiene nada de malo".

Causarla, supongo...

Abrazos y besos.
Anónimo dijo…
wow hace poco q escucho a rufus wainwright y en serio tienes razon en todo lo q dices, para mi llego como una bofetada en la cara y se q lo kiero seguir escuchando realmente lo q escribiste me gusto mucho te felicito

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