lunes, 17 de diciembre de 2007

Yo, el Grinch

Sí, lo acepto. Soy un auténtico Grinch.

Donde en mi casa (o bien, la que era mi casa) la Navidad era un pretexto glorioso para metamorfosear mi espacio vital en una Winter Wonderland, yo, por múltiples razones, siento un discreto (o no tanto) horror por todo el glamour estridente de la temporada.

No me lo tomen a mal, no soy un cabrón insensible (aunque haya quien lo piensa con fervor) ni tampoco un apóstata de la alegría familiar (sic). Es sólo que a mí me provoca una extraña angustia sorda, una especie de irritación. Pero respeto la algarabía ajena, que conste.

De cualquier modo, yo no dejo de ser un Grinch.

Aunque ver la felicidad de los míos es bálsamo...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también! No hay caso, cada año me fastidian más algunas de las cosas que suceden en estas fechas.

La peor de todas, que se pretenda que yo emigre siempre a una casa ajena, cuando con gusto ofrezco la mía a toda mi (ahora más grande) familia más cercana.

Pero hay algo más... una cierta sensación de ser arrastrada a una hipocresía de esas que detesto. Que se traduce en irritación, también.

Detesto la obligada alegría, la obligada armonía... (por no decir a veces una alegría y armonías sentidas como falsas) todo lo que por un día se hace "porque es Navidad" y ni siquiera siendo extremadamente religiosos, es sólo una tradición.

En fin... esto da como para ser comentado en "otro" sitio, no acá, porque sería muy largo. No me fastidia tanto celebrar el Año Nuevo, sin embargo.

Pero de un Grinch a otro... apretemos los dientes y pasemos por estos días.
Besos!
P.

Champy dijo...

Y ver la tuya propia que es?

Anónimo dijo...

Miguel,

No sea Grinch y mejor vea su correo electrónico. Ponga atención especial al último mensaje.

Un abrazo,

Anónimo dijo...

Pues ya verá el Grinch cuando llegue a SU Finisterre, como tienen decorada su calle, con las luces más grandes y coloridas de toda la ciudad. No hay escapatoria amiguín, estamos atrapados y rodeados de sonrisas falsas.....-Abrazos.

Emilio dijo...

Ahuevo: Yo también soy Grinch! No soporto las tiendas llenas y los mótivos navideños e invernales en todas partes. Pero no me siento tan mal estas semanas. En un par de días me voy de viaje y veré a mis papás, después de algunos meses... Incluso a un cabrón insensible como yo eso lo hace muy feliz.
Saludos!