viernes, 6 de abril de 2007

Estoy en China


Literalmente, en estos momentos, estoy en China.

He interrumpido mi visita a la Ciudad Prohibida, para contarlo. Soy acompañante, invisible, de un grupo que incluye a mi colega de la blogósfera, Dushka Zapata -- que en ese viaje está en los últimos años de su niñez- y a su madre, mi amiga, Carol Miller.


Estoy en China -- y seguiré el recorrido por algunas otras regiones de Asia- por invitación, precisamente, de Carol. La tarde de ayer (la primera hermosa tarde primaveral en la ciudad, después de una intermitencia de lluvia, viento, granizo y sol) estuve en su casa, uno de varios invitados a una comida espléndida.

Contemplando una repisa con su obra literaria --dedicada principalmente a los viajes que, en casi cinco décadas, ha realizado alrededor del mundo- le comenté a Carol, "es curioso, pero fuera de algunos textos sueltos, realmente nunca he leído un libro tuyo."

"¿No?" me dijo.

"Me gustaría leer alguno," le dije y, como una moderna Hada Madrina, depositó en mis manos un par de volúmenes -- firmados- que son parte de su canon. Uno de los libros, The Coca Box versa, con dosis de humor e historia, sobre una excursión al Perú al que habitualmente no van los turistas y el otro, titulado Travels in the Asian World, es acerca de varios viajes a distintos parajes de oriente.


El primer viaje -- que es en el que me encuentro justo ahora- tiene lugar en el verano de 1981 (recuerdo perfectamente lo que yo hacía en el verano de 1981... pero eso no es lo importante ahora, sino lo que estoy leyendo), cuando Carol, sus hijos, Dushka y Fausto Zapata (entonces niños) y Tomás González, su esposo e incansable compañero de viaje, salen de Nueva York a Hong Kong, con un tour de elitistas adinerados y la formidable Jeanne.

De hecho, Jeanne es el hilo conductor que Carol utiliza para guiarme por su recorrido: se trata de una doméstica originaria de Martinica quien, mediante una mezcla de inocencia y sagacidad, hace del viaje de la familia una experiencia fascinante (amen de mantenerlos alimentados con toda suerte de bocadillos que lleva, como Mary Poppins, en su bolso. O bien, como Carol la describe la mujer era un picnic andante) mientras navegan el Huang He (el gran Río Amarillo), visitan Shanghai, Beijing, la plaza Tiananmen, la Ciudad Prohibida y acuden a una representación de Opera china.


Al tiempo que describe cuidadosamente los colores, las texturas, los aromas y sabores de cada lugar visitado, Carol intercala aspectos de la historia y las costumbres chinas, que para un ignoramus como yo, sirven de lección de historia, que no se siente como lección.

El episodio dedicado a China me transporta, me instruye, me nutre. Quiero seguir leyendo y voy a seguir leyendo; ha sido hasta ahora como una manera de conocer un poco más a Carol, de compartir un poco de la infancia de Dushka, de descubrir un país inmenso, con ojos nuevos. De volver a lo que tal vez fuera el verano más significativo de la primera parte de mi vida, visto ahora en la experiencia de otros, a miles y miles de kilómetros de distancia.

Seguiré leyendo. Apenas y pude parar para contarles.

Estoy en China.

Pronto volveré.

4 comentarios:

Dushka dijo...

Que nostalgia!

Miguel Cane dijo...

Como dicen en Brasil,
obrigado.

Cariñosamente,

Anónimo dijo...

¡CHINA! ¡Asca! Mira tú qué cosas! Un día hablas de mi fobia por los orientales y bajo un poco más la vista y estás en ¡China!, que está llena de Chinos... vaya, vaya. Ahora, tendré que relajarme con un Chai bien frío para superar el susto.

Besos

V.V.

Miguel Cane dijo...

Querida Violetta,

No te angusties. Antes de que me vaya, pasaremos a la calle de Dolores a comer Chop suey y rollos primavera...
...o si prefieres un Sushi, me avisas.

Hartos besos babeados.