La desvelada de la otra noche...
Ahora sí, procederé a contarles por qué me puse una desvelada ejemplar la noche del viernes.
No obedeció a tener trabajo atrasado (que sí, lo tengo. Estos días sólo me falta escribir en pasteles), sino a la fiesta de cumpleaños -- que por cierto, el día es hoy- de Hanna.
Y una de las cosas que yo disfruto más es, precisamente, una fiesta en su casa.
Me gustan las fiestas de Hanna, porque no sólo hay buena comida y gente interesante; también es un poquito como volver a la época en que Hanna y yo nos conocimos, la misma época en que ella conoció a su ahora esposo, Gustavo, y precisamente una época en que no hacíamos fiestas como éstas, en las que realmente nos divertimos (y no es que no nos divirtiéramos en 1989, es sólo que ahora apreciamos más las razones por las que nos divertimos y tenemos una historia compartida mucho más larga).
En esta foto (tomada por Gustavo), pueden vernos muertos de la risa, en algún momento después de las dos de la mañana: de derecha a iqzuierda, Darío, Hanna y Viviana. El panzón del centro con el pelo ye-yé y sonrisa radiante es su atento y seguro servidor. ¿De qué nos reímos? No lo recuerdo (¡es verdad! ¡system overload!), pero esa es la cosa en las fiestas de Hanna: siempre, siempre hay algo de qué reírse y sobre todo, con quién compartirlo.
Del mismo modo, lo pueden ver con Ana, la esposa de Alejandro Calva, quien pasó de ser nuestro good guru en los años de escuela, a ser una estrella por mérito propio, pero que no se ha alejado tampoco, del Calva que fue al principio.
Y es que también hay un detalle... cuando Alejandro se junta con Andrés, que era el Rey de la prepa en nuestra época, son como el ron y la cocacola. Se saben todas (y esto es todas) las rutinas de Les Luthiers y Andrés, además, ostenta una memoria formidable para las canciones -- dice que con tocar una se la aprende, aunque no me consta, se lo creo- y podría haberse hecho famoso, saltando de La Rana Sabia al estrellato... pero sus razones tendrá para no haberlo hecho. Lo cierto es que verlos interpretar la "Escena séptima del cuadro tercero del acto primero del drama Enrique VI, de William Shakehands" es una delicia, desde que Alejandro dice "Ven, juglar..."
Y por supuesto, no podían faltar las tradicionales "mañanitas", interpretadas por Andrés (y el resto de la compañía) en algún momento, cuando ya era de mañanita.
Me puse una desvelada bárbara, pero lo disfruté enormemente. Esta es una de las cosas que, como decía ayer, tal vez (no, qué "tal vez": ciertamente) eche mucho en falta... pero de todos modos, también existen para recordarlas.
Feliz cumpleaños, Hannita. Que lo pases feliz.
Comentarios
B7s
Un abrazo fraterno y suerte en tu nueva próxima vida...