Finisterre
Creo que la pregunta que más he oído esta última semana, ahora que dejó de ser un secreto (a voces) que me mudo, es, ¿a dónde te vas? y algunas de sus variantes como ¿por/para qué? y ¿cuánto tiempo?
De hecho, Dushka (si no han visitado su blog, háganlo, les va a encantar, aunque ojo, está en inglés, pero amerita la visita con creces) me pide más información y es por lo mismo que, en buena parte, ésta entrega es en su honor -- y para todos los que quieren saber dónde voy a ir a parar, al menos en el futuro cercano.
¿A dónde me voy? Pues como algunos ya saben, o habrán deducido, mi destino a partir de Mayo 1 -- día del trabajo, por cierto- es Gijón, Asturias, ciudad de menos de 300,000 habitantes, perteneciente al Principado de Asturias, al norte de España y de cara al Cantábrico. En un gesto cariñoso (contrabandeado, por no decir robado de un amigo) me refiero a ella como Finisterre.
Esto no obedece a un impulso repentino: despertarme una mañana y decir "ya no puedo crecer verticalmente. Ahora quiero crecer horizontalmente." De hecho, ha sido algo planeado desde hace meses, aún si la idea surgió hace cosa de un año.
¿Qué voy a hacer? Escribir. Literalmente eso. No me voy con las manos vacías, sino que me lanzo a la aventura -- poniéndolo en un término casi literario- con el trabajo que tengo aquí; esto es, mi columna semanal y la colaboración permanente en Milenio Semanal, así como colaboraciones fijas mensuales en otras secciones del diario. También llevo conmigo comisiones de otras publicaciones. Si acaso llego a encontrar algo qué hacer allá, será estupendo, pero eso tomará tiempo... aunque no me voy desprotegido.
También tengo conmigo dos proyectos personales, uno es una novela que ya está casi a la mitad, de la que no puedo hablar mucho (no sabría qué decir acerca de su trama o personajes o situaciones, sin revelar demasiado de lo que es una endeble casa de naipes aún), excepto para decir que tiene muchos escenarios, muchos personajes y muchas situaciones, tanto enternecedoras como brutales.
Esta novela de la que hablo, es un proyecto al que le he invertido muchísimo cerebro y corazón (en cantidades iguales) y estimo terminarla este otoño, si todo va bien. Mi intención es disciplinarme para seguirla allá. Ver qué sucede.
El otro proyecto personal, es otra novela, pero ésa está muy verde aún. Sólo puedo decir que sucede en 1968, aunque es un 1968 ligeramente distinto al que la historia recuerda... y todo comienza con la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. Apenas tengo unas cuantas notas hechas, pero a las 10, uno nunca sabe qué va a pasar a las 11...
¿Por qué te vas? Pues me voy porque tengo que crecer. Así de simple (y no tanto). Nunca he vivido solo (no realmente) y aunque hace más de diez años que mis padres no me mantienen, siempre he pertenecido a mi célula familiar. Ahora bien, no es que la abandone (para nada), es sólo que tengo la oportunidad de probar la vida en otro continente y hacerme cargo, ahora sí, de todos los aspectos de mi vida, tanto profesional como personal... y lo cierto es que tengo muchas ganas.
¿Por qué Gijón? Conocí la ciudad en 2004, cuando la visité en ocasión de la 17ª Semana Negra. Y me enamoré de ella: del mar, de Playa Poniente y San Lorenzo, de la iglesia de san Pedro y las calles que son tan fáciles de seguir; de El Elogio del Horizonte (la monumental escultura de Chillida) y de su gente. Desde entonces, he vuelto más de cinco veces.
Tengo amigos ahí y si bien es un alivio saber que no estoy completamente solo (si tengo un mal estomacal a medianoche, se puede recurrir a alguien), también es cierto que yo voy a hacer mi vida allá. Esto es, cercanos, pero no demasiado como para incomodar sus existencias (eso me queda más que claro). Quiero mucho a mis amigos, y ellos lo saben (a ustedes les consta), pero no quiero depender para todo de ellos todo el tiempo; la experiencia, se supone, también trata de que vaya descubriendo nuevas aristas de mi vida... aunque sí, lo reconozco. Si no tuviera los amigos y amigas que allá tengo, muy probablemente no hubiera decidido dar el salto sin red.
Tengo amigos ahí y si bien es un alivio saber que no estoy completamente solo (si tengo un mal estomacal a medianoche, se puede recurrir a alguien), también es cierto que yo voy a hacer mi vida allá. Esto es, cercanos, pero no demasiado como para incomodar sus existencias (eso me queda más que claro). Quiero mucho a mis amigos, y ellos lo saben (a ustedes les consta), pero no quiero depender para todo de ellos todo el tiempo; la experiencia, se supone, también trata de que vaya descubriendo nuevas aristas de mi vida... aunque sí, lo reconozco. Si no tuviera los amigos y amigas que allá tengo, muy probablemente no hubiera decidido dar el salto sin red.
¿Cuánto tiempo te vas? No lo sé. No puedo decir "para siempre", porque finalmente, semejante cosa no existe. Mi intención es alternar entre dos continentes mientras sea posible, pero sí, pienso pasar más tiempo del año en Europa. Los que han hecho esto -- transterrarse por propia voluntad, como es el caso de Ben o Dushka - saben a lo que me refiero: no sabes realmente cuánto tiempo será el que estés lejos. Del mismo modo en que la distancia es sólamente figurativa; la distancia la marca uno mismo: podrás estar del otro lado del oceano y sin embargo, tener una relación estrecha con tus afectos y seres queridos (yo lo sé, yo lo hice). O podrás estar en la misma ciudad, en el mismo barrio y convertirte en un auténtico extraño (yo lo sé, yo lo hice). Así que lo más honesto es decir "no lo sé". Tengo un boleto de avión con fecha del 5 de diciembre -- es decir, después del 64 Festival Internacional de Cine de Gijón (que se ha convertido en uno de mis ritos anuales favoritos)- y estaré aquí de vuelta ese día, quizá escribiendo en este escritorio. Pero ya lo dijeron John y Paul: Tomorrow Never Knows.
En suma, eso es todo lo que hasta el momento, puedo decir de mi mudanza. Hay otros detalles, pero esos los revelaré en su momento, amén de que hay otros que sólo los van a aburrir. Pero una cosa queda bien clara: ustedes saben que mal que nos pese, soy una criatura de lealtades. Y eso ha generado el ejercicio disciplinario (e inmensamente gozoso) de este blog en mí. Así que si este blog es una parte de mi vida, irá a donde yo vaya.
Y de donde yo esté, ya sea Finisterre o el verdadero fin del mundo, seguirá emitiendo.
Mi cariño para todos, y si han leído hasta acá, ¡qué santa paciencia!
Shanthi, shanthi, shanthi
Comentarios
Y conocerás a mis amigos de allá. Y comeremos muy bien, te lo garantizo.
Tú lo verás. Dile a Jon que se prepare y que allá será muy difícil que lo atropellen, como aquí.
Abrazos, my dear.
http//dushka.blogspot.com/2006/06/mi-otro-amor-atvico.com
Voy a escribir mas...
Me sentiré muy honrado de recibirlos a Luca y a tí en Finisterre y sí, los blogs no tienen pasaportes, así que serán nuestros puntos de contacto.
Creo que es una buena idea que escribas más en español, alguna vez. Creo que tu escritura es magnífica, inspiradora y llena de sabor, en ambos idiomas, y acaso te acercará más a otros lectores.
Un saludo cariñoso para los dos, desde esta ciudad hasta su Finisterre.
Cuando inicie la travesía y llegue a mi nueva tierra, serás de los primeros en saber.
Abrazos.
Pd.- El pájaro está en el nido.
Besos y abrazos
¡Gloria, gloria in excelso!
Qué bien que el pájaro aterrizó sano y salvo.
Ya falta menos. Menos. Y menos.
Mil abrazos.
M
un abrazo.