sábado, 21 de abril de 2007

35



Cuando yo era niño, adoraba a mis padres.

Aún lo hago.

Ellos se casaron el 21 de abril de 1972.

Fue sábado. Mi madre estaba a un mes y días de cumplir veintidós años y se casaba con un vestido de novia prestado y radiante, aunque sin el apoyo de su padre, quien quería, a capricho, que se casara hasta los 25 y en un arranque le espetó "yo-ya-no-tengo-hija" cosa que sostuvo durante casi catorce años, mismos en los que mi madre nunca dejó de ser una hija ejemplar con él. Mi hermana, que no conoció otro abuelo, lo quiso muchísimo. Nuestra relación fue cordial, pero no cariñosa. No lo siento.

Personalmente, creo que fue bueno que mamá no esperara esos tres años extra: ciertamente, yo no existiría de otra manera (ja).

Mi padre tenía 29 años y en ese entonces, se había comprometido tantas veces a casarse con tantas otras novias que tuvo, a lo largo de la década de los 60, que, cuenta la leyenda familiar, mi abuelito Miguel no quería pedir la mano de mi madre, por no tener que pasar otra vergüenza de una boda cancelada. Sin embargo, le tomó tanto cariño a mi madre (y ésta a él) que se hicieron cómplices y realmente, una familia: "Mi hija Consuelo, la esposa de mi hijo Ernesto," solía decir al presentar a mi madre con quienes no la conocían.

Aunque no estuve en la boda, sé que fue un evento sencillo, amplificado por el entusiasmo de sus amigos comunes -- y aquí un detalle curioso, se conocieron en las oficinas de la revista Claudia. Mi padre estaba a cargo de tráfico y mi madre era la secretaria del editor (Gustavo Sáinz, novelista también, autor de La Princesa del Palacio de Hierro); y esas oficinas hoy son sede de la redacción de Milenio, el diario en el que yo escribo. Repitan después de mí, viaje a la semilla- que al saber que se casaban sin muchos recursos, contribuyeron a su manera, para hacer la boda: unos llevaron flores, otros, cajas de vino -- ambos habían decidido no hacer recepción-, mi abuela María preparó personalmente los bocadillos que se dieron en el brindis que devino en fiesta y Fray Mariano Gallardo (1927-1993), amigo y ex-profesor de mi papá, ofició la misa, con un coro y un cuarteto, que trabajaron gratis.

Decía, que dadas las circunstancias de la boda (mi padre y mi madre se enamoraron y se casaron en sólo cuatro meses. Esto desató la cólera del muy-consciente-de-la-"diferencia de clases"-padre-de-la-contrayente, etc, etc) mi mamá no quiso recepción -- la verdad es que no hubo tanto apoyo de su lado de la familia en ese momento, aunque ella no les guardó rencor y hasta los justifica, cosa que personalmente, no entiendo bien, pero en fin- y sin embargo, la hubo: se improvisó en la casa de mis abuelos paternos, donde poco después yo viviría.

Hay una vieja película Super 8, sin sonido, donde se ve a los invitados que compartirían tantas otras reuniones familiares, conociéndose por primera vez: mis tías, mis abuelas, que llegarían a tener una relación estrecha y hasta afectuosa, mirándose por primera vez con sonrisas nerviosas y brindando con el Asti que llevaron los amigos. Una parte que recuerdo mucho, es ver a mi madre y a mi abuelo, flamantes nuera y suegro, bailando algo que parece twist (no tengo modo de saber, no hay música) y se ríen. Están riéndose. La película termina con ellos agitando la mano, subiéndose al coche de soltero de mi papá (un pequeño descapotable Alfa Romeo '66, rojo, al que sé aún añora de vez en cuando) para salir a su luna de miel -- en Acapulco, como se estilaba-, sin haber visto que El Pecas (entonces de 10 años), hermano más pequeño de mi madre, había amarrado -- en complicidad con mi abuelo-, un cordel con varias latas vacías y el clásico letrero hecho a mano que gritaba: "¡VIVA LOS NOVIOS!", así, sin "N", que mi madre conservó por mucho tiempo (lo recuerdo de mi niñez).

Yo llegué más tarde, pero he visto este matrimonio más de cerca que a cualquier otro, con la excepción, acaso, de mi abuelo Miguel y mi abuela María (hasta la muerte de él), que era una especie de sociedad curiosa y afectuosa, con ella siendo pragmática y él siendo dulce, las más de las veces, aunque en ocasiones él era mandón y ella desconcertantemente cariñosa. Tengo una foto de ellos, tomada el día que nací en el hospital: están sentados juntos, lado a lado, de la mano, se sonríen. Así crecí con la fe y noción de que los matrimonios se aman.

Mis padres me refrendan, ahora, esa misma noción inocente que los años no lograron quebrar del todo.

Han pasado siete veces los cinco años que aludía Lorca.

Han sucedido muchas cosas. No voy a contar todo, pero ustedes se dan una idea: han viajado y se han peleado; se han reído, nos han criado, se han asustado y se han sorprendido. Han madurado también. A veces, han tenido que dejar ir sueños y otras veces, han descubierto fortaleza desconocida.

A Mónica y a mí, mi madre nos enseñó a ser libres: siempre lo dijo, aún a costa de sus propias ideas -- sean libres, sean ustedes mismos.

De mi padre, aprendimos otras cosas: a ser buenos amigos (mi padre lo es), a observar el entorno. A saber dónde estamos.

Hoy es sábado, 21 de abril. Cumplen 35 años de casados. Los mismos que Miguel y María cuando yo nací.

Una vez le pregunté a mi madre: "¿Por qué nunca lo dejaste?" (Y pudo haberlo hecho muchas veces, antes. Y de esas veces, muchas, con toda razón)

Ella me respondió: "Porque lo quiero."

Es de las pocas cosas que tengo ciertas en la vida.

Mis padres se amaron. Mis padres se aman.

9 comentarios:

Arkturo dijo...

enhorabuena

mis padres este año cumplen 26

y yo 17 xD

Nyman dijo...

MUCHAS FELICIDADES A AMBOS...!! Tengo el gusto y honor de conocerlos y haber convivido con ellos y de verdad que padre llegar a 35 años juntos.

Me gusta tu familia, Miguel...

Saludos a todos.

Miguel Cane dijo...

Arkturo,

Gracias.
(¡Eres un crío!)

*****************************

Querido Davis,

¡Tú también le gustas a mi familia! ¡Ese detallazo de venir hasta aca...!

Bueno, excuso decirte, pero con eso, mi mamá ya te adoptó permanentemente.

¡Te los encargo mucho!

Abrazos entre maletas y cajas.

M

Anónimo dijo...

Muchos dicen que el amor eterno no existe. Yo no lo creo.

Mis padres son un vivo ejemplar de amor eterno. Bonito es saber que los tuyos también.

Nadie puede convencerme de que el amor eterno no existe.

Mariluz Barrera González dijo...

FELICIDADES A TUS PADRES,

QUE SUERTE PODER LLEGAR JUNTOS PARA CELEBRAR SU AMOR, MIS PADRES NO PUDIERON, EL AÑO QUE FALLECIÓ MI PADRE CUMPLIAN 35, EL AÑO PASADO CUMPLIRIAN 40. Mi padre le había pedido a mi madre que renovaran sus votos y se volvieran a casar, desgraciadamente la muerte no se lo permitió, pero a partir de ese día, desde hace 6 años, mi madre todos los domingos lo visita en el cementerio, y hemos podido comprobar como lo hizo en vida que realmente lo ama y que eso sí es amor del bueno.

UN BESO MIGUEL.

senses and nonsenses dijo...

como no sé muy bien qué contestar en el post de la peli de nicholas roeg, te contestó aquí. mis padres cumplieron la mitad y se separaron. es bonito saber que se ama y ser amado de verdad durante tanto tiempo.
nuestras generaciones lo tienen más difícil, o aguantamos menos.

finisterre ya te está esperando. pero cuántas maletas y cajas traes?

un abrazo.

Anónimo dijo...

Felicidades para tus padres, Miguel (con un día de retraso).

Mis padres cumplieron 43 años de casados este marzo pasado. Y se quieren mucho, más de lo que a veces como hijos, mi hermano y yo podemos comprender (y a pesar de que preferimos nuestros tipos de relaciones antes que el de ellos...), al parecer les funciona.

Mándales por favor un saludo (qué bonita tu mamá...)

Un abrazo para tí.
P.

Anónimo dijo...

BESOS Y ABRAZOS PARA TU FAMILIA.
Mi historia es parecida a la de Mariluz. Qué fuerte tiene que ser el que sobrevive.
Y que cumplan muchos más....
B7s

Anónimo dijo...

Muchas Felicidades, realmente no se que decir porque en una relacion donde tantos factores intervienen es todo un trabajo y dedicación llegar al final con la persona que quieres, besos...
los quiero y admiro.
Hanna