jueves, 17 de mayo de 2007

Vuelta a la escena del crimen


Esta tarde, por primera vez en meses -- aún desde antes de salir de México-, me acerco a la novela que tengo a medias de escribir. Es, de todo lo que he escrito, lo que más me gusta. Y es curioso que la retome aquí, en Gijón, porque en cierto modo, aquí fue donde nació.

Cuando yo vine por primera vez a esta ciudad, hace algunos años, una de las muchas cosas que ocurrió, fue que tuve unos enormes deseos de escribir una novela que, o bien se desarrollara aquí, o que por lo menos la presentara como un escenario.

Los primeros intentos no prosperaron, pero un día en 2005, de pronto, las ideas fueron tomando forma y los personajes fueron volviéndose más reales, al menos para mí. De este modo fue surgiendo una novela nueva que muy poco o más bien nada tiene que ver con Las Fiestas. Es otro tono, más oscuro, más brutal, más texturizado, con más personajes y escenarios y cronologías muy definidas.

Cuando me di cuenta, ya estaba yo inmerso en este mundo de mi propia creación y la experiencia me estaba resultando de lo más placentera; finalmente, soy un narrador, mi oficio es ése, mi vocación es tomar una hisoria, o dos, y narrarla; darle forma: crear.

Así, Mateo Monasterio y Plinio Puenzo y Dorotea Redo y Laura Dieste y Clara Robles del Castillo y la bella señorita cuyo nombre era Annabel Lee, todos ellos, comenzaron a vivir.

Hace algunos meses, en diciembre y enero, tuve un brote de sequía (algunos lo recuerdan) y fue muy duro para mí poder volver a la novela. Sentí que la había perdido para siempre, que no podría volver a esa casa que en Londres inventé, donde se abre esa primera escena en que un joven, muy joven policía, vomita hasta el borde del desmayo, sobre un rosal, después de haberse encontrado con una escena del crimen que nunca olvidará.

Yo tampoco conseguía olvidarla. Aunque no pudiera volver a la escena del crimen.

Hasta hoy.

Fue un poco como acercarte de nuevo a un hermoso piano de cola que alguna vez aprendiste a tocar y del que te alejaste en su momento; así ahora: toco una tecla, luego dos y pronto tengo ambas manos en el teclado. Y volver a donde dejaste de escribir una novela no es fácil, menos aún después de una sequía árida y hasta dolorosa.

Volví a la última escena que había escrito: Clara en un lecho de hospital, a punto de una revelación muy importante. Y entonces comprendí por dónde debía irme. Por dónde se decantaba la historia.

Otra vez hay sangre en mis manos, en mis zapatos, y me siento extrañamente alborozado por ello: estoy creando de nuevo, con estos personajes a los que amo.

Es volver al altar, al templo.

Estaban ellos esperándome para seguir y aquí estoy, al fin.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

KEEP ON GOING!

Acá uno, con los dedos cruzados, que hasta parezco muégano.

Te leo diario, pero prefiero ver cómo fluye todo jejejeje.

Un abrazo del "virtual" F.

Miguel Cane dijo...

Querido Frank,

Y todo fluye, todo luye.

¿Qué tal allá?

Nos escribimos.

Muchos abrazos y un saludo cariñoso para Dora.


Miguel, escribiendo...

Cuquita, la Pistolera dijo...

Nada como que regrese la inspiración. A veces los espacios y los silencios ayudan más de lo que creemos. No escribir no significa dejar de pensar en lo que queremos decir...
Enhorabuena por el retorno de la inspiración!!!

senses and nonsenses dijo...

qué ganas de leer algo tuyo ya.

me alegro que con el cambio te hayan acompañado las musas.
se me ha traspapelado todo, no encuentro tus datos, nos tendremos que encontrar en la red.

un abrazo.

Mar dijo...

Eso quiere decir que... bueno, ojalá sea pronto. Brr, nervios!

En cuanto a posts anteriores:
Ahora, cada que vea un arcoíris no podré sino pensar en ti... ya desde esa foto inquietante en Todas las fiestas. Y Peter Straub. Uao. A veces se me olvida lo grande que eres, de tan cerca que te tuve, jeje.

Besote!

Miguel Cane dijo...

Miss Ku:

Pues ahí la llevamos, ¿eh? ¡Ahí vamos!

Por otra parte, me llegan rumores de que Las Fiestas ya está en Sanborn's y Gandhi (chance, hasta en El Péndulo)... ¿Me avisas, por favorcito? (y me cuentas qué te pareció)

Besos entreverados.

Miguel Cane dijo...

Senses/Sensei:

Pronto, pronto. Más pronto de lo aparente.

Pronto.

;)

Miguel Cane dijo...

Chérie:

Pues no te creas. Va tirándole más a 2008/09... pero a ver...

¡Ah! Straub. Imagínate cómo estoy. Mi héroe, mi héroe.

Pasaremos un extraño y memorable verano, espero. Ya te enterarás.

Muchos besos al final del arcoiris.

Anónimo dijo...

Esta tarde al visitarlo, querido (ahora mucho) Miguel Cane, mi corazón ha dado vueltas. Qué bueno que escribe, es maravilloso saberlo trabajando en la composición de realidades alternas, que existen independientes de todos nosotros. Sus imágenes son una promesa y sus palabras han hecho esta tarde más luminosa.

Miguel Cane dijo...

Metafísica.

Gracias.

Las suyas me han hecho la noche (y la desvelada)

Un beso grande.